Universidad Alas Peruanas
131xio13 de Octubre de 2013
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Cuando redactamos un párrafo de introducción de un texto académico expositivo, tenemos dos objetivos o intenciones principales: 1) generar interés en el lector y 2) presentarle el tema que se explicará en el cuerpo del texto. En un post anterior, se señalaron las pautas principales para el desarrollo de este tipo de párrafos. Sin embargo, en algunas ocasiones nos cuesta lograr cohesión entre las distintas oraciones que lo componen. Por ello, en este post, entenderemos en qué consisten estos problemas de cohesión y daremos algunas pautas para mejorar la redacción de nuestros párrafos introductorios.
Sabemos, como ya se mencionó, que cuando redactamos una introducción tenemos como propósito interesar al lector y presentarle el tema. Para cumplir el primer objetivo, entonces, podemos recurrir a diversas estrategias (leer los posts http://blog.pucp.edu.pe/item/111957/la-introduccion-y-la-conclusion-de-un-texto-academico y http://blog.pucp.edu.pe/item/168251/introduccion-y-cierre-algunos-ejemplos) como el uso de citas de autores célebres, la narración de anécdotas interesantes relacionadas con el tema, el uso de analogías, el empleo de preguntas que susciten el interés del lector, etc. Luego, para cumplir el segundo objetivo, sabemos que podemos recurrir a fórmulas establecidas como “En los siguientes párrafos, se explicará sobre …” o “En este ensayo, se desarrollará …”, etc. La pregunta que nos queda por responder, entonces es ¿basta con esos dos elementos para construir una buena introducción?
Supongamos que estamos escribiendo un texto con el tema siguiente: “Beneficios del empleo de redes sociales en el marketing personal y en el marketing estratégico empresarial”. Para redactar la introducción correspondiente, necesitamos, por lo tanto, dos elementos: el tema (que ya tenemos) y una estrategia para la contextualización. Dado el tema específico, nuestro marco temático sería “las redes sociales”, por lo que vamos a suponer que empezaremos con una anécdota interesante sobre la creación de las redes sociales. Nuestro párrafo de introducción quedaría de la siguiente manera:
Es difícil de imaginar que el origen de las actuales redes sociales en internet se remonta a un joven, Randy Conrads, quien, deseoso de mantenerse en contacto con sus antiguos compañeros de colegio, creó, en el año 1995, un sitio web llamado classmates.com. Algunos años después, su idea fue evolucionando, de manera que se empezaron a crear otras páginas web que permitían nuevas opciones a los usuarios como crear perfiles, tener listas de contactos y enviar mensajes; así, paulatinamente, se revolucionó el mundo de la comunicación interpersonal y se crearon páginas web más masivas como Facebook. A continuación, explicaremos cuáles son los beneficios del uso de las redes sociales en el marketing personal y en el marketing estratégico empresarial
Nuestra introducción es, en apariencia, adecuada: genera interés y presenta el tema. Sin embargo, al leerla, nos quedamos con la sensación, ya como lectores, de que hay un elemento que falta. Se podría decir que hay un “salto” muy abrupto entre la anécdota inicial y el tema, que es bastante específico. Ese es el que llamamos un error de cohesión y coherencia, es decir, un problema en la forma en que se ligan o unen las ideas. En nuestro caso, saltamos del marco temático general (“Las redes sociales”) a un tema específico (“Beneficios del empleo de redes sociales en el marketing personal y en el marketing estratégico empresarial”). Por lo tanto, falta una o varias oraciones que vinculen el contexto inicial con el tema. En este caso, podemos agregar algunas ideas que indiquen, por ejemplo, el uso que le da el marketing a este tipo de tecnologías. De esa manera, nuestra introducción quedaría completa. Veamos el resultado:
Es difícil
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