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AVANCES Y LIMITACIONES DEL LIDERAZGO DE LA MUJER EN ELGOBIERNO DE LA COMUNIDAD ANGLICANA DE OCCIDENTE

jesus1295Documentos de Investigación4 de Marzo de 2017

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AVANCES Y LIMITACIONES DEL LIDERAZGO DE LA MUJER EN ELGOBIERNO DE LA COMUNIDAD ANGLICANA DE OCCIDENTE. ALEJANDRO GONZÁLEZ .23 DE MAYO DEL 2016LA MUJER EN LA COMUNIDAD ANGLICANA DE SAN LUIS POTOSI.

Í N D I C E .Introducción. … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … 3Capítulo I. Consideraciones teológicas y fundamentos bíblicos sobre el ministerioordenado de la mujer en la actualidad. … … … … … … … … … … … … … 5Capítulo II. Avances y limitaciones del liderazgo de la mujer en el gobierno de lacomunidad anglicana de Occidente (San Luis Potosí). … … … … … … … … 10Capítulo III. Perspectiva de los lideres de la Diócesis de Occidente. … … … … 15Conclusión. … … … … … … … … … … … … … … … …. … … … … …. 17Bibliografía. … …. … … … … …. … … … … …. … … … … … … ... … … 182

Introducción.Dentro de los retos que se le presentan al sacerdocio femenino como rama católicahistórica en San Luis potosí, en el presente trabajo veremos cómo a partir del 2009surge la presencia de la comunidad anglicana.A finales del 2010 se celebra en San Luis Potosí la primera Eucaristía de la IglesiaAnglicana de México A.R, misma que pertenece a una rama del catolicismo del sigloXVI y que tiene su presencia en México desde el siglo XIX.La iglesia anglicana cree en la igualdad plena entre hombres y mujeres, por lo que noencontró argumentos que impidieran la ordenación de mujeres al sacerdocio(Conference of Lambeth, 1988).Profesa la fe en el sacramento de la Eucaristía, todos son invitados si se acercan concorazón sincero y dispuesto. Además de valorar a la mujer como persona, con igualdadde derecho a conducir o gobernar una comunidad eclesial, no solo en la parteorganizativa con una presencia pasiva, si no como alguien capaz de ocupar un puesto deObispo, que es la responsabilidad suprema de una diócesis (sínodo provincial, 2008.)El acceso a la mujer en la orden sacerdotal en la comunidad anglicana de San LuisPotosí se ha visto limitada por situaciones culturales, por argumentos de la tradición ydisciplina de la Iglesia Católica Romana.Nos hemos propuesto como objetivo general del presente trabajo “visibilizar lainclusión de la mujer en el gobierno eclesiástico y ministerial dentro de la comunidadanglicana en San Luis Potosí”.Para lo que nos hemos propuesto algunas metas como son: “justificar la presencia de lamujer como parte del clero en base a la historia y argumentos bíblicos; reflejar ladimensión de al mujer desde la Teología en el actuar ministerial, y aportar y aportar losargumentos eclesiales para la participación de la mujer en el ministerio sacerdotal”3

Hemos fundamentado el presente proyecto en la aplicación de entrevistas con personasprotagonistas dentro de la comunidad anglicana, además de consultar fuentesespecializadas como conferencias, estatutos, cánones y artículos referentes al tema.En el capitulo I, abordaremos las consideraciones teológicas y fundamentos bíblicossobre el ministerio ordenado de la mujer en la actualidad.Capitulo II, abordaremos los avances y limitaciones del liderazgo de la mujer en elgobierno de la comunidad anglicana de Occidente (San Luis Potosí).En el capitulo III, Perspectiva de los lideres de la Diócesis de Occidente.Dicha investigación nos llevo a concluir cuales son los verdaderos avances ylimitaciones del liderazgo de la mujer en la comunidad anglicana (Diócesis deOccidente).4

CAPÍTULO I.Consideraciones teológicas y fundamentos bíblicos sobre el ministerio ordenado dela mujer en la actualidad.El tema de la ordenación sacerdotal de la mujer abarca cuestiones que no son del todonuevas para la vida de la iglesia. Los evangelios nos hablan de cómo las mujeresatendían y participaban del ministerio de Jesús (Lc 8,2-3), así como los ministerios oservicios que tenían algunas mujeres dentro de las comunidades que San Pablo dirigía(Rm-16,1-12; Flp 4,3). Indiscutiblemente existen evidencias de que hubo mujeres quesirvieron como diaconisas durante varios siglos del primer milenio, aunque lo que noestá muy claro era exactamente los servicios o funciones. Otra situación que no apareció desde el principio fue la posibilidad de ordenar mujeres,esto se remonta a épocas mas actuales. En algunos grupos anabaptistas mas radicalestenían como una característica acoger mujeres como pastoras y predicadoras y soloapareció dentro de las comunidades evangélicas en los años 1950. Su vuelta a laactualidad en el siglo xx guarda probablemente relación con el cambio gradual del papelde la mujer en la sociedad. Juan XXIII indicó en la Pacem in Terris (AAS 55 [ 1963]267-268) que la diversa situación de las mujeres en la vida pública es uno de los signosmás importantes de los tiempos.Actualmente muchas iglesias cristianas (metodistas, bautistas, pentecostales) empezarona admitir mujeres en los servicios pastorales que los hombres venían ejerciendo. Unestudio hecho por orden del consejo ecuménico de las iglesias al abordar el tema de laordenación de las mujeres, añadía que las comunidades que ordenaban mujeres enEuropa occidental y en Norteamérica evitaban hacerlo en África, Asia y América latina.Realmente la única iglesia que cambio su practica desde 1970 dando acceso a laordenación de mujeres es la iglesia anglicana, aunque cabe destacar que no todas las5

provincias accedieron a esta reforma, incluso algunas se negaron a hacerlo. Cada 10años la iglesia anglicana se reúne en Lambeth, y en 1978 con motivo de la conferencialas provincias anglicanas votaron por mantenerse unidad entre ellas, aunque noestuvieron de acuerdo sobre el tema de la ordenación de las mujeres. Del mismo modola conferencia de Lambeth en 1988 estimulo a continuar la comunión ante el inminentecaso de la ordenación de una mujer como obispo lo cual ocurrió en 1989 en la personade Bárbara Harris en los Estados Unidos y en 1990 con Penélope Jamieson en NuevaZelanda. Después de 1992 la iglesia anglicana en Inglaterra decidió acceder, laposibilidad de la ordenación sacerdotal de las mujeres, misma que se hizo efectiva unaño después con la consagración de un grupo números de las mismas.La Iglesia católica romana y las Iglesias ortodoxas siguen manteniendo el uso antiguode ordenar solamente a los varones para el sacerdocio, posición reafirmada por losortodoxos en la «Declaración de Atenas de 1978" de la Comisión doctrinal mixtaanglicano-ortodoxa y por la Congregación romana para la doctrina de la fe en Interinsigniores (1976). Tanto los ortodoxos como los católicos subrayan que la cuestión desi las mujeres pueden o no ser ordenadas no afecta a la igualdad entre hombres ymujeres ni puede resolverse a partir de estudios sociológicos o culturales. Se refierefundamentalmente a la voluntad de Dios sobre la Iglesia. Esta voluntad se nos harevelado en la Escritura y en la Tradición, cuya correcta interpretación está confiada alos sucesores de los apóstoles, los obispos. El documento Inter insigniores argumentaque la Iglesia no tiene ninguna autoridad para alterar la ininterrumpida tradición de noordenar a las mujeres, tradición mantenida unánime y pacíficamente durante 1.900 añostanto en Oriente como en Occidente, Esta posición se basa en la convicción de que laTradición revela la voluntad de Dios para la Iglesia, y por eso mismo su preservaciónsignifica fidelidad a Cristo. A los que argumentan que Cristo estaba puramente6

condicionado por su cultura al no elegir a las mujeres en el número de apóstoles, laCongregación responde que la actitud de Jesús con las mujeres se apartaba de muchasmaneras de las normas generales de su sociedad y que, por tanto, no se puede presumirque en este único caso él no se sintiera libre para actuar contra dichas normas. Además,se afirma en dicho documento la profunda conveniencia de que sólo los varones seanordenados para el sacerdocio ministerial, ya que el sacerdote, especialmente en laeucaristía y en los otros sacramentos, actúa in persona Christi, es decir, en el puesto deCristo, que, como cabeza de la Iglesia, es el ministro principal de los sacramentos. Dadoque Jesús era varón, los sacerdotes varones lo representan más convenientemente:argumento que sería coherente con una sana teología sacramental, en la que se afirmaque los signos se asemejan y reflejan lo que simbolizan.El argumento anglicano en favor de la ordenación de las mujeres se presentó en lascartas del arzobispo de Canterbury al Vaticano, especialmente la del arzobispo DonaldCoggan a Pablo VI (9 de junio de 1975) y la del arzobispo Robert Runcie al cardenalJan Willebrands (17 de junio de 1986). Los exponentes anglicanos indican en primerlugar que el Nuevo Testamento por sí solo no ofrece una prueba concluyente de que seavoluntad de Dios la exclusión de las mujeres del sacerdocio. Si no puede demostrarseque esta exclusión es de iure divino, entonces la ordenación de las mujeres puede sermuy bien un desarrollo legítimo de la Tradición. El arzobispo Runcie continuabaseñalando que la humanidad asumida por el Verbo de Dios en el misterio pascual de sumuerte y resurrección es la humanidad entera, incluyendo tanto a los hombres como alas mujeres. Dado que la humanidad de Jesús en estos grandes acontecimientos de lahistoria de la salvación tiene que pensarse en términos inclusivos, también Cristo estaríamejor representado en la celebración de los sacramentos si también las mujeres fueranadmitidas al sacerdocio.7

El

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