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Comportamiento Humano en las Organizaciones


Enviado por   •  8 de Abril de 2021  •  Apuntes  •  1.454 Palabras (6 Páginas)  •  99 Visitas

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        Comportamiento Humano en las Organizaciones[pic 1]

2019-0

                        

CASO INTEGRADOR –TERCERA PARTE

Lea el caso que se le presenta y conteste las preguntas que se le formulan al final de ella.

EL HOSPITAL ESCUELA (*)

El doctor Robert Uric, jefe de la unidad de medicina renal en un gran hospital escuela y docente en la facultad de medicina de una universidad.

Este hospital escuela, era también el centro médico regional, tenía más de 1000 camas y era considerado una institución  médica de prestigio. Sin embargo, existía una corriente subterránea y constante de hostilidad y competencia entre empleados del hospital y la facultad. Las dos instituciones, una universidad estatal y un hospital con patrocinio estatal sólo tenían en común a un alto funcionario, el rector.

Desde él hacia abajo, la organización se dividía en dos partes: con la facultad de medicina, sus profesores y los de enfermería; con el hospital, los administradores del hospital, personal de apoyo hospitalario y personal de servicios auxiliares.

Una gran parte del problema residía en la naturaleza inusual de la administración financiera. Los médicos, como profesores, recibían un salario fijo por sus servicios a los estudiantes pero éstos se les facturaban como servicios profesionales (que no se pagaban a los médicos que  eran docentes) y los ingresos se asignaban a fondos departamentales que se desembolsaban a discreción de los jefes de departamento.

Por su lado, el hospital entregaba al gobierno estatal todos sus ingresos por concepto de atención de pacientes y luego tenía que solicitar a dicho gobierno cada  centavo de ingresos operativos que llevaba a cabo  y justificar los gastos que hacía.

Los profesores de la facultad de medicina con frecuencia podían aprovechar subvenciones para complementar su sueldo de escalafón, contratar personal con sueldos más altos o proporcionar incentivos monetarios aparte del salario a sus empleados.

Debido a la flexibilidad financiera, las condiciones de trabajo frecuentemente eran mejores en la facultad de medicina que en el hospital, cuyo personal tenía dinero para más equipos, más viajes e incluso más fiestas.

El personal del hospital trabajaba directamente bajo las órdenes de los médicos y enfermeras que eran parte del profesorado de la facultad de medicina, algunos de los cuales también eran jefes administrativos de los departamentos clínicos del hospital y estaban en posición adecuada para observar y escuchar las diferencias entre ambas divisiones de la institución.

El personal hospitalario, al parecer desde los administradores hasta el personal clínico, se quejaba de que los médicos eran prima donna, que se consideraban casi dioses. Por otra parte, el personal médico se quejaba de que el personal administrativo del hospital estaba conformado por incompetentes empleados gubernamentales, que simplemente cumplían con su horario de trabajo.

Una excepción a todo ello era el doctor Roberto Uric, jefe de la unidad renal. No obstante, a pesar de la dificultad presente de su trabajo y de ser miembro del profesorado, el doctor Uric era apreciado por todos los empleados del hospital con los que trabajaba, tanto los administrativos  como los de la facultad.

Una de las razones era que cuando le era posible compartía el dinero de las subvenciones que ganaba de sus investigaciones con los empleados de su unidad. En lo económico y en lo emocional, la unidad renal del hospital, no el departamento de medicina de la facultad, eran el hogar y el hijo preferido del doctor Uric. Con el paso del tiempo, todos los miembros de  su unidad casi se convertían en miembros de una gran familia.

El trabajo que realizaba el personal de la unidad renal –residentes, internos y técnicos- por igual era apreciado sinceramente por los pacientes y sus familiares; además de que maravillaba al resto de los profesores y personal, que estaban familiarizados con las condiciones tipo calabozo de la unidad renal; sin embargo, se sentía un ambiente de cordialidad, buen trato entre todos y servicio excelente. De hecho, el doctor Uric mismo era una especie de maravilla y todos lo admiraban y querían.

Los otros profesores de la facultad pensaban que el doctor Uric era una fuente constante de vergüenza e incomodidad. Sus acciones “no eran dignas”; para ser un médico investigador, ya que se involucraba excesivamente con sus pacientes. De hecho, lloraba abiertamente cuando fallecía un paciente (¡qué actitud tan poco profesional!). Siendo un motivo de bromas en la institución. Sin embargo, era un buen director de medicina renal, un profesor excelente después de todo.

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