Dos Paradigmas Educativos

Dos paradigmas educativos

En el presente texto se hace una reflexión sobre la formación y práctica docente en los años 80 y de la superación de dicha práctica a través del tiempo. Se trata en este ensayo de recordar cómo era la práctica docente en esos años y cómo se ha ido superando tal estado de cosas y, en este sentido se puede decir que estaba determinada por la concepción filosófica positivista que, entre otras cosas, pretende formar, de acuerdo con la Universidad Mayor de San Marcos (2009), “un individuo inflexible, de mentalidad cerrada, individualista y a-crítico, que no permite la formulación de explicaciones que requieran un examen crítico y generalizaciones fundamentadas en juicios críticos” y en cuyo aprendizaje (Ídem) “el sujeto que aprende, se mantiene pasivo, aprende acumulando memorísticamente los hechos ya ocurridos (datos), de tal manera que el método basado en la memorización es el más utilizado”.

Desde la perspectiva de la filosofía positivista el alumno de acuerdo con Marín (1998) “actúa en el medio, recibe un estímulo y responde con una conducta que es observable” y es educado con los métodos de educación tradicional, que

Su fundamento fue la escolástica, significa método y orden. El profesor es el cimiento y condición del éxito educativo, a él le corresponde organizar el conocimiento, aislar y elaborar lo que debe ser aprendido, trazar el camino por el que marcharán sus alumnos. El profesor es modelo y guía, al que se debe imitar y obedecer. La disciplina y el castigo se consideran fundamentales, la disciplina y los ejercicios escolares son suficientes para desarrollar las virtudes humanas de los alumnos. Se piensa que el castigo ya sea en forma de amenazas, censuras, humillaciones públicas o de castigo físico estimula constantemente el progreso del alumno (UAM, 2013).

La preparación de los profesores de educación Básica se realizaba en las escuelas normales, ciertamente por maestros destacados que se seleccionaban de las plantas docentes de las escuelas: eran maestros frente a grupo, pero su preparación no era la adecuada para formar maestros, por lo que la deficiencia en los egresados de las normales era manifiesta. Esta variable de la preparación y la de la base filosófica tradicional, no permitieron tener en México una educación moderna y el rezago que se arrastra desde los 80, quizá ahora sea más manifiesto ya que dice Poy, (2013) “en nuestro país no existe un proyecto educativo nacional orientado a la formación de ciudadanos críticos, reflexivos ante su realidad social y con capacidad de incidir en ella”(párr.. 3), el país está inmerso en un mundo globalizado y con múltiples problemas sociales y económicos, además de que de acuerdo con (Navarro, entrevista al periódico La Jornada, diciembre 2013) hay “un fracaso anunciado de las reformas y modelos pedagógicos que durante más de una década se han intentado imponer en México”.

A través del análisis de la práctica a la par de la formación docente, se pretende demostrar como el ser humano avanza en su desarrollo cada vez hacia un mejor desempeño en el trabajo áulico, toda vez que se acumula experiencia propia y de otros compañeros de trabajo, pero además se nutre la vida docente con talleres de actualización impartidos por las autoridades educativas locales o federales, cursos, diplomados y posgrados.

También en este trabajo se trata de aclarar cómo a través de una auto reflexión sobre la práctica profesional es posible conocer las fortalezas y su incremento, así como superar las aéreas de fortaleza para el beneficio personal y de nuestros docentes y alumnos.

Para el cambio educativo en el país los profesores tenemos mucho que aportar, en primer término cambiar nuestros esquemas acerca de cuestiones filosóficas, psicológicas y pedagógicas, puesto que la

Educación es un proceso de relevancia para la humanidad, su interés se centra en la formación de hombres y mujeres libres y comprometidos con el desarrollo de su entorno. La Educación también es un tema de suma importancia para la política y planificación, ya que de ella depende el logro de los objetivos de progreso para el ser humano y la sociedad (UVEG, 2013).

Por lo anterior los profesores al desaprenderse de prácticas docentes caduca y agenciarse por medio de la capacitación y la actualización de nuevos paradigmas, contribuyen a la elevación de la calidad educativa en beneficio de sus alumnos y de la sociedad.

Loa docentes requieren el cambio de mentalidad para transcender de las soluciones intuitivas en el aula, basadas sólo en el buen juicio y el sentido común a otras fundamentadas en la Ciencia Educativa –o mejor en la Psicología Educativa-, en conocimientos formales, para que las soluciones a dicha problemática no sean de carácter positivista, como el regaño o las sanciones, que hasta ahora han demostrado su inutilidad para educar en la democracia y formar hombres libres y de buenas costumbres.

Como profesores, en las acciones educativas que se llevan a cabo en el aula, se debe tener presente que el hecho educativo se produce UVEG (2013) “en virtud de las capacidades humanas específicas para captar y desarrollar la cultura, y se manifiesta a través del proceso de maduración”, pero también que la aculturación se potencia en generaciones jóvenes y gracias a la creación de ambientes de aprendizaje adecuados.

Lo

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