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EL HOMBRE COMO INCÓGNITA Y COMO BÚSQUEDA


Enviado por   •  19 de Junio de 2012  •  1.287 Palabras (6 Páginas)  •  2.142 Visitas

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ALIENACIÓN Y OPRESIÓN

El problema radical antes referido, de la muerte, la vida y la convivencia, que afecta al hombre como tal, se “camufla” bajo formas de alienación opresora, que es importante detectar.

El espectro de la muerte provoca en el hombre la búsqueda de vivir al máximo, evitando en lo posible el cuestionamiento radical planteado por ese tener que morir. De esa forma, la vida tiende a convertirse en un esfuerzo frenético de acción (poder) y evasión (confort y riqueza) que permita experimentar “seguridad” en la vida.

Ese intento de negar la muerte y vivir la vida plenamente está marcado por el egocentrismo radical de nuestra estructura psico – biológica. Ella hace de la lucha por la vida una lucha selvática para ahuyentar o disimular al máximo la amenaza de la muerte.

La historia va desarrollándose, así, en función del “poder”. Los que pueden más, buscan vivir mejor, arrasando en su camino a los que pueden menos. Los mecanismos subconscientes de esta lucha por el poder, que permita vivir mejor y camuflar el espectro de la muerte, han desembocado en las situaciones históricas de un mundo de hombres y mujeres radicalmente desiguales, en donde el poder de un sector minoritario permite a unos pocos gustar opulentamente de la vida, a costa de que otros muchos queden sumidos en la miseria.

Las grandes mayorías del mundo viven en una pobreza crónica y en aumento, correlativa a la riqueza sin límites de grupos “desarrollados y superdesarrollazos”.

Refiriéndose a América Latina, el Documento de Puebla expresa: Documento de Puebla

Éste es la síntesis de lo concluido, por los Obispos, en la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, realizado en la ciudad de Puebla – México el año 1979.

“El hombre latinoamericano encuentra una sociedad cada vez más desequilibrada en su convivencia. Hay «mecanismo que, por encontrarse impregnados no de un auténtico humanismo sino de materialismo, producen a nivel internacional ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres» (Juan Pablo II, Discurso inaugural III 4: AAS 71 p. 200). Tales mecanismos se manifiestan en una sociedad programada muchas veces a la luz del egoísmo, en las manipulaciones de la opinión pública, en expropiaciones invisibles y en nuevas formas de dominio supranacional, pues crecen las distancias entre las naciones ricas y pobres. Hay que añadir, además, que en muchos casos el poderío de empresas multinacionales se sobrepone al ejercicio de la soberanía de las naciones y al pleno dominio de sus recursos naturales” (Puebla 1264)

Con el fin de mantener esa situación intolerable para la gran masa de pobres, las minorías poderosas tienen que emplear formas cada vez más sofisticadas de control que permitan asegurar ese equilibrio desigual de poder en su favor. De esta manera se desarrollan las diversas carreras armamentistas y los sistemas de espionaje que pretenden imponer los propios intereses hegemónicos.

Así, el poder de los más dotados es ejercido para perpetuar sus intereses y aumentarlos, manteniendo controladas las ansias de sobrevivencia de las mayorías. Un factor fundamental de ese control está constituido por la manipulación de los sistemas de valores transmitidos por los medios de comunicación de masas (MCM)

Los grupos de poder: políticos, ideológicos y económicos, penetran sutilmente el ambiente y el modo de vida de nuestro pueblo. Hay una manipulación de la información por parte de los distintos poderes y grupos. Esto se realiza de manera particular por la publicidad que introduce falsas expectativas, crea necesidades ficticias y muchas veces contradice los valores fundamentales de nuestra cultura latinoamericana y la propuesta entregada por Jesús en su Evangelio.

La huida alienante del hombre ante su inconsistencia mortal y egocéntrica provoca la búsqueda desesperada de riqueza, que permita experimentar la vida propia como fundada. El ansia de posesión de riqueza desencadena a su vez la lucha por el poder, que asegure el logro creciente de los bienes a costa de mantener fuera de competencia a las grandes masas, utilizándolas sólo como productoras y multiplicadoras de bienes de capital para unos pocos.

A su vez, para que la riqueza y el poder puedan mantenerse con mayor seguridad y tranquilidad de conciencia, esos mismos centros de poder manipulan los criterios sociales de los valores. De acuerdo

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