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EL ORIGEN DE LAS ESCUELAS NORMALES

CarolinaRoman27 de Mayo de 2013

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EL ORIGEN DE LAS ESCUELAS NORMALES

La historia de las instituciones dedicadas a la formación de los maestros

corre pareja con la del desarrollo y organización de los sistemas nacionales

de educación, es decir, por lo que a nivel primario se refiere, con el proceso

de institucionalización del aparato escolar en el ámbito de la educación

elemental obligatoria.

Como es bien sabido, los Estados europeos, tras las guerras napoleónicas, y a lo largo de todo el siglo XIX, van a asumir entre sus objetivos la

implantación, tutela y controt de los sistemas de escotarización de la población infantil, como mecanismo de culturización del nuevo orden liberalburgués y de afirmación frente a los poderes pedagógicos de la sociedad del

Antíguo Régímen, encarnados fundamentalmente en la Iglesia.

EI take off de la escolarización originó fuertes demandas de maestros,

que no podían ser satisfechas con los viejos sistemas de aprendizaje y

habilitación corporativista, insuficientes tanto por los criterios profesionalas

reductivistas como por los métodos empíricos de formación que empleaban.

EI establecimiento de un sistema escolar extenso y modernizado exigfa al

mismo tiempo la creación de un cuerpo docente formado en instituciones

pedagógicas ad hoc, promovidas y controladas por el propio Estado. Estos

son, pueŝ, los condicionantes que explican la génesis y proliferación de las

escuelas normales a lo largo del siglo XIX.

Ya la primera revolución escolar, la originada en los tiempos modernos

como consecuencia de las estrategias de moralización emprendidas por los

reformadores protestantes y católicos, dió lugar a las primeras iniciativas

institucionales dirigidas a la formación de los maestros. Algunos príncipes

alemanes, tal vez bajo la influencia del movimiento didactizante impulsado

por Ratke y Comenio, crearon seminaria scholastica para la preparación de

profesores. Asimismo, Francke, el promotor de la corrienie religioso-

(`) Unlversidad de Salamanca

55pedagógica pietista, estableció en Halle un seminarium praecepiorum,

internado destinado a la formación de maestros para sus instituciones educativas. Bajo la inspiración de este modelo, la idea de los seminarios o

escuelas normales se difundió en toda Alemania. La primera escuela normal con carácter oficial fue creada por Federico Guillermo I en 1732 y fue

dirigida por Schiemneyer. Más tarde, en 1748, Hecker fundó otra en Berlín

y, bajo su influencia, casi todos los Estados alemanes establecieron centros

similares a lo largo del siglo XVIII^.

EI término Normalschule fue empleado por primera vez, según parece,

por el pedagogo austriaco Messmer. Igualmente, las diferentes órdenes

religiosas crearon seminarios y otros tipos de centros durante los siglos XVII

y XVIII para la formación pedagógica de los clérigos y, a veces, de los laicos,

destacando, entre todos, las fundaciones de Ch. Démia y J.B. de la Salle2.

La creación y difusión de las escuelas normales contemporáneas, que

constituyen la rafz institucional de los centros de formación de maestros

actuales, cuya crónica histórica vamos a esbozar en este breve trabajo, se

asocia a la génesis y desarrollo de la segunda revolución escolar, que ha

conducido, como se ha advertido anteriormente, al establecimiento de los

sistemas escolares nacionales a lo largo de los siglos XIX y XX.

Las últimas décadas del XVIII y las primeras del XIX configuran un ciclo

cultural de especial significación para la compresión del origen de estas

instituciones. Durante este período de entresiglos, la difusión de la Ilustración, los proyectos educativos de los revolucionarios franceses, el reconocimiento de éstos del derecho a la educación elemental, la expansión del

filantropismo y de los movimientos en favor de la educación popular, la

incipiente industrialización y la valoración de la educación como factor de

apoyo a los nacionalismos y al nuevo orden liberal-burgés, entre otros factores, van a generar en toda Europa crecientes demandas de instrucción elemental y de maestros. En este contexto nace la primera Escuela Normal

francesa, en 1794, a propuesta de Lakanal, para la formación de los futuros

maestros en el arte de enseñar y con vocación de servir de norma y regla de

las que se crearan después. Tras su efímera existencia -sólo funcionó

cuatro meses-, la idea de estas "clases normales" sería incorporada a las

reformas escolares napoleónicas de principios del XIX, aunque la Normal de

Estrasburgo se crearía, en 1810, bajo la influencia de los seminarios alemanes del siglo anterior3.

Otras dos líneas de fuerza vendrán a confluir también, en este perfodo,

en la conformación de las iniciativas institucionales en materia de formación de maestros: el movimiento de las escuelas mutuas (británico) y la

difusión de los métodos de Pestalozzi (centroeuropeo). Los modelos pedagó-

gicos y metodológicos en que se sistematizaron estos movimientos sirvieron

para racionalizar técnica y, a veces, mecánicamente las primeras acciones

formativas de los futuros maestros, y para satisfacer así las crecientes

demandas de instrucción elemental surgidas a principios de siglo en dife-

' LUZURIAGA, L., La preparación de los maestros, Madrid, J. Cosano, 1918, pp. 16-20.

^ RUI2 BERR10, J., "Estudio histórico de las instituciones para la formación de profesores",

Le investigacibn pedagógica y la /ormación de pro%sores, Madrid, Instituto de Pedagogía del

C.S.I.C., 1980, pp. 105-106.

3 LUZURIAGA, L. op. cit., pp. 19-20.

56rentes países. En España, como es sabido, Godoy impulsó la creación del

Real Instituto Militar Pestalozziano, abierto en 1806, que se concebía como

un establecimiento destinado a la formación de maestros en los métodos del

pedagogo suizo4. Por otra parte, en 1818, se creó en Madrid la primera

escuela mutua, que en 1821 fue considerada como "escuela normal para la

enseñanza mutua", sirviendo más tarde como aneja de prácticas a la Normal femenina5. De este modo, estas iniciativas de principios del XIX prefiguran ya las instituciones normalistas posteriores, si bien -conviene

destacarlo- su origen está vinculado a la difusión de unas metodologías

determinadas que, en aquel momento, gozaban de gran predicamento en los

ambientes pedagógicos y políticos, obsesionados tal vez con la búsqueda de

un orto didáctico y organizativo que pusiera orden en el emergente sistema

escolar.

No obstante lo anterior, tas escuelas normales no se configuran y extienden por Europa hasta bien entrado el siglo XIX. En Prusia, por ejemplo, la

progresiva floración de seminarios de maestros o escuelas normales pasó

de 28 -en 1828- a 40 -en 1857- y a 64 -en 1872-. Los demás

Estados alemanes siguieron la misma pauta. En general, el influjo de Pestalozzi, primero, y de Herbart, después, fue decisivo en la configuración pedagógica de estas institucionesfi. En Francia, se abrieron 1 1 escuelas en 1829,

ascendiendo el número de ellas a 47 en 1833 y a 74 en 1837, tras la

incorporación de Guizot al Ministerio de Instrucción Pública, quien ordenó la

creación de una escuela en cada departamento y reglamentó la vída acadé-

mica de los nuevos centros. La revolución de 1848, en la que se atribuyó a

los maestros una implicación activa, comportó un duro golpe para el movimiento normalista. Las regulativae alemanas (1854) y la ley Falloux francesa (1850) intentaron poner "orden" tras la crisis. Esta última normativa,

por ejemplo, facultaba para la supresión de las normales y para la vuelta al

aprendizaje directo con los maestros como stagiaires'. Pero esta actitud no

era ya sostenible en países en plena industrialización y con un régimen

liberal. Las leyes de la Tercera República, auspiciadas por J. Ferry y F.

Buisson en la década de los años 80, que estructuran las bases del sistema

escolar francés, dieron un nuevo impulso a las normales, creando incluso

las Escuelas Normales Superiores de Fontenay-aux-Roses y Saint Cloud y

marcando su posterior evolución. La reforma de la enseñanza -reconocía

Ferry- no se podía cumplir más que con la ayuda y concurso del cuerpo

docente, cuya competencia y moralidad había de

...

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