Ensayo Política educativa en México

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INSTITUTO PARA EL FOMENTO CIENTÍFICO DE MONTERREY

Análisis de la política educativa en México

MATERIA:

Política Educativa

CATEDRÁTICO:

Santiago Zaragoza Leal

PRESENTA

Edna Yudith Pérez López  

MONTERREY, NUEVO LEÓN                                                 NOVIEMBRE DE 2017

El material abordado acerca de  Política Educativa nos brinda la oportunidad de observar los avances o estancamientos que ha tenido la educación en México, lo que se ha pretendido lograr sin tener éxito, los aciertos y desaciertos de los gobiernos al intentar mejorar la calidad educativa del país y la presencia de una evaluación docente como estrategia principal para atender los graves problemas del Sistema Educativo Nacional, así mismo, las contradicciones presentes en las nuevas leyes que orientan acciones de evaluación, con las cuales se pretende perfeccionar el desempeño docente o la separación del personal que no cumpla con los nuevos criterios exigidos.

La educación es un fenómeno complejo y delicado, complejo por todos los actores que intervienen en ella y delicado por las repercusiones y consecuencias que de ella emanan. Existe una relación entre todos los niveles educativos, desde el nivel preescolar, primaria, secundaria y bachillerato los cuales tiene como objetivo abordar contenidos secuenciales que permitan al alumno el logro de su desarrollo integral.

Si revisamos un poco la historia de la educación de nuestro país podemos encontrar que “durante la Revolución Mexicana de 1910 y en vista de que sus elementos a revolucionarios eran principalmente campesinos, el gobierno estaba obligado a proporcionar educación debido a la necesidad de lograr una mejora económica de la población rural y terminar con el abandono en el que se encontraban inmersos y darles la oportunidad de aspirar a una mejor calidad de vida, así mismo se buscaba erradicar la discriminación de la cual gran parte de la población era víctima”

“En periodo de promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en 1917, se otorgó como decreto constitucional en el artículo 3° el derecho de que todo ciudadano mexicano debería recibir una educación laica, gratuita y obligatoria, no obstante la existencia de asentamientos rurales dispersos a lo largo del territorio mexicano y la carente ayuda de recursos económicos agravaron la situación educativa.

Debido a las demandas sociales durante el movimiento revolucionario y  al impuso educativo de Álvaro Obregón, así como las ideas de Don José Vasconcelos quien identifica como necesidad el establecer una Secretaría que se encargue de la educación, fundan la Secretaria de Educación Pública y que posteriormente José Vasconcelos inicia su cruzada nacional que lleva como nombre el “evangelio de la educación”, esto debido a su inspiración religiosa del siglo XVI; fue entonces que inició el recorrido de la cruzada analfabeta el 20 de junio de 1920.

Dichas cruzadas se crearon para llevar la educación al mayor número de población posible, por lo que requería de una gran ayuda, algunas condiciones de dicha cruzada era: crear un cuerpo de profesores de educación elemental formado por personas de ambos sexos que tuvieran como mínimo el tercer año de primaria, la respuesta a lo anterior fue convocado a modo de hacerlo gratuito y voluntario para quien quisiera dedicarse a la enseñanza y el único pago que se recibiría era un diploma expedido por la Universidad a favor de acreditar a dichas personas como profesores de educación elemental, dentro de sus obligaciones estaban impartir lectura y escritura  a por lo menos dos personas en cualquier lugar disponible.  

Estas prácticas se extendieron hasta los hogares con las madres de familia y amas de casa quienes fueron convocadas a alfabetizar dentro de sus casas a cualquier persona analfabeta, posteriormente se fue tomando en cuenta para empleos por parte del gobierno a las personas que lograran enseñar a leer y escribir a más de 100 alumnos, esto por su puesto certificado por la Universidad, posteriormente se convocó en la prensa escrita a toda persona que supiera leer y escribir se le invitaba a alfabetizar a alguien y se asignó en cada colonia un encargado por manzana para continuar con esta labor; es así como inician las Misiones Culturales en nuestro país.

         Se podría pensar que durante el gobierno de Porfirio Díaz no se hizo mucho por la educación, que los logros marcados son escasos y fueron más tragedias las que le dejó a la nación que ventajas que se pudieran encontrar, pero si analizamos su mandato, éste fue pieza clave en el inicio de la alfabetización, ¿Para qué hacer que los campesinos aprendieran a leer y a escribir?, porque de una u otra manera las áreas urbanizadas contaban con un mayor acceso a la alfabetización, el objetivo era el área rural porque la educación hoy es para todos. Es momento de cuestionarnos, después de las reformas educativas que se han realizado, ¿Que ha pasado con nuestra educación?, ¿Por qué simplemente no somos la potencia  que soñamos o deseamos ser si hemos trabajado tanto en educación? ¿Se han tomado las decisiones adecuadas al realizar las reformas educativas sin tener bases que las sustenten?

En la actualidad hemos buscado ser esa sociedad globalizada donde todo esté al alcance de nuestras manos y nuestras posibilidades. Como sociedad estamos conscientes que no se puede ver hacia un mismo lado, cualquiera que observe en el pasado y que no aprenda de ello, simplemente se dará cuenta que nos llevará a repetir lo que ha sucedido en la educación, siempre pretendiendo hacer; se han multiplicado la cantidad de escuelas tanto en las zonas urbanas como en las rurales, buscando que la educación esté al “alcance de todos”, pero aun así no se han conseguido los resultados esperados.  Como menciona Ramírez (2006) la escolarización no es un fin en sí mismo, sino el medio considerado idóneo para que todos los alumnos adquieran o desarrollen ciertos conocimientos, habilidades y valores necesarios para su inserción social. Ese ha sido el espíritu del Artículo 3° constitucional, pues desde su formulación original consagra el derecho a educarse, a aprender, para “desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano”.

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