Gobernabilidad migratoria
raaahTesis26 de Enero de 2013
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IV. Gobernabilidad migratoria e
integración: caminos y encrucijadas
Hablando de los “espectros” de la globalización lo que de partida
define su mirada crítica sobre este proceso, Saskia Sassen sostiene que
“las migraciones internacionales son parte de procesos sociales,
económicos y políticos más amplios. Si bien los individuos experimentan
la migración como un resultado de sus decisiones personales, la opción
de migrar es ella misma producida socialmente” (Sassen, 2003, p. 87).
En una sociedad globalizada, esta producción social de procesos
migratorios condicionados por situaciones de difícil manejo, coloca a la
migración en el centro de numerosas problemáticas. La gobernabilidad,
como uno de sus aspectos, no queda exenta de este complejo panorama. Y
una de las discusiones que la atraviesa es la que se produce en torno al
papel del Estado-Nación y sus “decisiones soberanas” frente al ingreso,
aceptación, integración y devolución de inmigrantes.
En el Simposio sobre Migración Internacional en las Américas,
realizado en Costa Rica en el año 2000, se planteaba que “la
migración internacional constituye un fenómeno multifacético que
involucra a todos los países y debe ser objeto de diálogo y
cooperación internacional, sin que ello implique menoscabo alguno
de la soberanía nacional para establecer los marcos legales y
políticos sobre migración internacional” (CEPAL, 2002, p. 249).
Lamentablemente, la experiencia muestra que en la arena de intereses
de los actores involucrados no se identifica con claridad la aceptación
unánime de esas premisas y, a veces, se tornan incompatibles al
momento de debatir sobre la problemática migratoria: es el caso del
diálogo, la cooperación y sus relaciones con la soberanía.
Lógica y paradoja: libre comercio, migración limitada
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En este capítulo se reúnen las perspectivas, análisis, opiniones y experiencias de los expertos
invitados al taller en relación con la gobernabilidad de la migración internacional, especialmente en
la región. Una invitación imperativa a pensar cómo se producen socialmente los consensos o
disensos, cómo se genera una mirada del fenómeno migratorio como expresión de “crisis” social
y económica, pero también como búsqueda de oportunidades, ejemplificada en el establecimiento
de un marco legal nacional que podría sugerir un cambio de perspectiva sobre la gestión y
administración de la migración en un país determinado Argentina en este caso.
IV.1 Crisis migratoria: lógicas paradójicas
Centrando su mirada en los aspectos de la problemática migratoria a los cuales aún no ha
sido posible darles un manejo politico adecuado, Lelio Mármora hizo girar buena parte de su
intervención en torno al concepto de desgobernabilidad o crisis migratoria. Esta noción ha sido
acuñada por autores como James Hollifield, y alude a las circunstancias a través de las cuales las
migraciones han supuesto un debilitamiento de la soberanía de algunos Estados: principalmente la
facilidad de movimiento de las personas, el aumento de las formas delictivas internacionales
ligadas a estos movimientos y una mayor conciencia universal de los derechos humanos, que ha
llevado a la sociedad civil a tener un papel cada vez más activo en la defensa de los migrantes ante
un recrudecimiento de las actitudes discriminatorias.
Entre los numerosos rostros en los que se personifica esta crisis, el primero es la gran
contradicción existente entre políticas restrictivas generalizadas y un movimiento migratorio que se
sigue produciendo a pesar de estas barreras. Jorge Martínez coincidió con esta observación de
Mármora señalando que esta selectividad de las políticas migratorias y de los regímenes de
admisión de los países, con sus rigurosas y cambiantes cuotas de ingreso, termina desbordada, en la
práctica, por las fuerzas del mercado. Es lo que el experto argentino calificó como una hipócrita
contradicción entre las políticas migratorias y el efecto de la migración en el mercado de trabajo.
Como él mismo advierte, suena a verdad de perogrullo, pero la explicitación es necesaria: si los
migrantes llegan a un mercado de trabajo, es porque hay demanda laboral26.
Esta persistente contradicción ha conducido, para Mármora, a una acumulación de migrantes
indocumentados en los países receptores, que en los últimos treinta años se ha ido resolviendo con
periódicas amnistías o regularizaciones, en lo que parece ser una de las pocas respuestas que han
encontrado los gobiernos, por lo menos a nivel unilateral, para solucionar este problema que llevó a
Saskia Sassen a definirlo como una “pérdida del control”27 de los Estados. A propósito de las
amnistías, Gabriela Rodríguez hizo explícita durante su intervención su preocupación por el hecho
de que la migración continúe administrándose por esa vía. Si bien permiten la legalización de
muchos migrantes, estas medidas eluden, en su opinión, la responsabilidad de generar políticas en
la materia. Son, en cierto modo, una negación de una política, puesto que no sólo no constituyen
respuestas con objetivos, plazos, definiciones institucionales y asignación de recursos para
enfrentar una situación, sino que la pueden agravar y se desligan de toda otra acción pública.
Para Mármora los gobiernos han perdido en muchos casos el control de aquello que
aparentemente pretenden controlar, que es el ingreso de las personas por sus fronteras y el
asentamiento en sus territorios. Sobre este tema, el experto sistematizó tres hipótesis a tener en
cuenta:
A la primera la denominó la hipótesis de los “globalizadores”, y es la que surge a partir de
las teorías de Julius o de Ohmae sobre el fin del Estado-Nación, de las cuales podría
desprenderse que en este mundo globalizado, aparentemente, todo se movería con
libertad. Sin embargo, Mármora recalca la necesidad de diferenciar la globalización de la
gobernabilidad. Algunas de las teorías que circulan respecto del vínculo entre los
movimientos de personas y la globalización parecen ser demasiado generales y tal vez no
son aplicables al patrón de migración desde el sur al norte.
En otra categoría ubicó las posiciones de Saskia Sassen o de Manuel Castells, entre otros
autores. Estas posturas sostienen que actualmente encontramos un libre movimiento de
una serie de factores, como capital, bienes y tecnología, pero las personas están todavía
sometidas al poder unilateral del Estado, quien posibilita su entrada, permanencia y salida
en la forma y momento en que lo considere, en función de su derecho soberano.
Finalmente, habría una tercera posición, que es la que atribuye a la CEPAL28, con la cual
Mármora dice haber estado de acuerdo hasta hace poco tiempo. Esta mirada habla de una
paradoja (que incluso se reproduce de algún modo en los espacios de integración
subregional), donde aparentemente se está de acuerdo con la libre movilidad de bienes,
capitales y tecnologías, mientras que la de las personas queda relegada dentro de este
proceso. Se trataría de una exclusión de la movilidad del discurso liberal, lo que
26 La hipótesis de que los trabajadores migrantes desplazarían a los nativos en el mercado laboral no se sustenta con evidencias. Por lo
común representan una proporción modesta del total de la fuerza de trabajo de un país, y ocupan aquellas posiciones que dejan
libres los trabajadores locales.
27 Lelio Mármora se refiere a los planteos de esta socióloga, dedicada a los complejos procesos que se entrecruzan en el marco de la
globalización, en su libro ¿Perdiendo el control? La soberanía en la era de la globalización (Barcelona, Bellaterra, 2001). Allí la
autora sostiene que sobre todo la inmigración indocumentada conlleva una erosión de facto en el poder de la soberanía del Estado
para controlar la entrada de extranjeros.
CEPAL - SERIE Seminarios y conferencias N° 45
28 Mármora pone aquí como interlocutor el trabajo de CEPAL Globalización y desarrollo, en cuyo capítulo 8 se afirma que “... la
situación contemporánea (de los movimientos de población) resulta paradójica, puesto que, en un mundo más interconectado que
nunca, donde los flujos financieros y de comercio se liberalizan, la movilidad de las personas, en cambio, se enfrenta a fuertes
barreras que la restringen” (CEPAL, 2002, p. 243).
Lógica y paradoja: libre comercio, migración limitada
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plantearía serios cuestionamientos éticos y teóricos al modelo de apertura que
caracterizaría al desarrollo económico actual y profundizaría las asimetrías entre el primer
mundo y los países en desarrollo.
El experto planteó que esta postura se encuentra en revisión, puesto que en el modelo
globalizador la libre movilidad de todos los factores no es tan libre, sólo existe de manera completa
en un determinado sentido: de norte a sur. No es libre,
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