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INFLUENCIA DEL GÉNERO EN LA EDUCACIÓN


Enviado por   •  4 de Octubre de 2021  •  Trabajos  •  5.315 Palabras (22 Páginas)  •  44 Visitas

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INFLUENCIA DEL GÉNERO EN LA EDUCACIÓN.

El género influye en la educación, ya que es una de las orientaciones organizadas de forma universales ante todo en la sociedad, al igual que los conocimientos educativos, no se provocan en un sitio imparcial o solitario. Los estereotipos de género y las relaciones entre los sexos, muchas sucesiones ordenadas, se representan en los métodos de manera educativa, tanto dentro como fuera de los centros de educación. En tal ocasión se desenvuelven aún más y se apoyan las equivalencias en relación con el género. Por otra parte, las relaciones entre los sexos pueden percibir desde y a través de nuevos puntos de vista, y es posible explorar al fondo y experimentar las posibilidades de cambio. De esta forma, la educación también puede contribuir de modo preciso al interrogante de los modelos de tendencia y a los roles invariables y discriminadores, a romper con los modelos acostumbrados al destacar las preocupaciones. Para este fin, las fundaciones de enseñanza deben establecer de una forma que sea impresionable el género.

Asimismo, coexiste una larga rutina en la investigación con relación al género; esto ha auxiliado de forma precisa a la caracterización de estereotipos sobre los roles de género en los libros escolares. Si bien estos estereotipos han empequeñecido en los últimos años, aún alcanzan descubrir muchos ejemplos que comunican la partición de roles específicos para hombres y mujeres. En los últimos años, siendo la forma de atención se ha desarrollado de forma definida a otros medios de comunicación encaminados a la enseñanza de niños y niñas.

Además, podemos decir a la medida que agrandan las edades de los y las escolares, se incrementan las disconformidades entre los sexos con relación al acceso a la enseñanza y la persistencia en la escuela. Diversas veces se entorpece o se hace imposible la entrada, en especial en el caso de las niñas, a las escuelas de enseñanza media. Aunque los desacuerdos entre los sexos de la población escolar mundial en la educación primaria se calculan que rondan en el 56%, en la educación secundaria la cifra ya alcanza su 87%. Más allá de esto, por causa de estadísticas nacionales limitadas, falta de datos de zonas marginadas y alejadas, así como un registro escasamente caracterizado por sexo, muchas de las niñas que no asisten a clase son invisibles en las estadísticas.

Abordando desde la más pequeña edad, en cada ser humano como persona se reconoce a sí mismo en cuanto a niño o niña y desproporciona qué acciones son apropiadas como su género, entendiendo por conveniente la contestación a las disposiciones que representan la conducta ya sea de forma masculino o femenino en una definitiva cultura en la que se desenrolla. En este perímetro cultural, es dificultoso descubrir de nosotros cualidades sexistas y por ello, las comunicamos de representación involuntario. Estos conocimientos, comprometerían ser desarrolladas y estimadas desde la refracción educativa para estimular a la meditación propia y a la toma de disposiciones en la línea de experiencias generales más imparciales. La tarea educativa debería ser estimada como una de las diligencias humanas con mayor resultado e impacto a la sociedad. Al mismo tiempo, está imprescindible a ofrecer una formación general, independiente y comprometido, como preparación para la vida cotidiana y que pueda dar contestación a las insuficiencias.

Mientras, podemos decir que muchas veces las niñas son exhibidas como más exitosas que los niños en sus estudios. Sin embargo, ellas no son mejores en todas las áreas. Así, alcanzan instaurar disconformidades entre los sexos en los intereses en otras materias.

Claros ejemplo que se dan hoy en día de cómo afecta el género en la educación:

  • La disposición de los pupitres y en la exaltación de que los niños son dueños del patio de recreo, mientras que las niñas son apartadas a los rincones.
  • Los maestros de los centros educativos son más propensos a promover, recompensar y reprochar, así como ofrecer apoyo a los alumnos niños que a las niñas.
  • Los docentes tratan de forma diferencial a los estudiantes; las maestras, en preciso, suministran más atención a los niños que a las niñas; también disciplinan de manera sumamente distinta.

LA FAMILIA Y SU PAPEL EN LA EQUIDAD DE GÉNERO.

 La familia a través del tiempo ha sido definida como la primera célula social, por la clara influencia que ésta ejerce sobre las personas que la integran, y por ser la primera institución educadora.

El Instituto Interamericano del niño la define como: Un conjunto de personas que conviven bajo el mismo techo, organizadas en roles fijos (padre, madre, hermanos, etc.) con vínculos consanguíneos o no, con un modo de existencia económico y social comunes, con sentimientos afectivos que los unen y aglutinan. Naturalmente pasa por el nacimiento, luego crecimiento, multiplicación, decadencia y trascendencia. A este proceso se le denomina ciclo vital de vida familiar. La infancia es una etapa decisiva para establecer los soportes esenciales de crecimiento y desarrollo psicosocial. El proceso de socialización hace que los miembros de la familia vayan aprendiendo las normas y los valores que se encuentran en la sociedad en la que vivimos. Es en este espacio donde el afecto y el cariño forman el clima adecuado para el desarrollo personal y donde se va configurando la identidad de género y la identidad sexual. Ahora bien la familia es el primer ambiente donde se reciben inicialmente las nociones de igualdad, que permite a todas las personas de una sociedad tener los mismos derechos y disfrutar de iguales beneficios, este principio fundamental de convivencia se aprende en la familia, por ser el lugar donde las personas aprenden a dar y a recibir, a relacionarse con los demás, y aceptar su compromiso y responsabilidad al bien común para que cada miembro sea parte de un todo y se empeñe por alcanzar los objetivos en beneficio de todos.

Sin embargo, es necesario tener claro que la familia va más allá de un simple concepto, como lo afirman EDAC, (2000) al referir que la familia no surge de la nada; tiene su origen en la relación fundamental que se establece entre hombre y mujer y que está en potencia en ellos desde que nacen. Por lo tanto, el motivo de la existencia de la familia es que todo ser humano, para crecer y desarrollarse necesita la ayuda de los demás y una comunidad amorosa que lo acepte por lo que es, por ser él. EDAC (2000, p. 33) nos dice que existen cuatro aspectos de los que se origina una auténtica vida de familia:

  • El ser humano necesita de los demás para vivir y satisfacer sus necesidades vitales (comer, dormir, vestir, descansar)
  • Por su propia dignidad y naturaleza, el ser humano exige vivir y ser tratado como persona.
  • El ser humano, aprende y se perfecciona en la convivencia diaria (valores, hábitos, costumbres, criterios, formas de ser)
  • Él ser humano logra, únicamente mediante la ayuda mutua y de la participación, el propio perfeccionamiento y el bien común de su familia.

Desde edades muy tempranas niñas y niños serán tratados de manera diferente en función de lo que la sociedad considera como oportuno para ser una niña y lo oportuno para ser un niño. De esta manera, las familias refuerzan estas diferencias estimulando aspectos diferentes según el sexo con el que se haya nacido, ofreciendo actividades distintas a las niñas y a los niños. “La familia promueve la formación de las identidades genéricas que, adquiridas en esta primera infancia, son difícilmente modificables” (Díaz, 2003, p. 6). En la infancia se aprende también que lo femenino está supeditado a lo masculino, es decir, desde edades muy tempranas, aprenden a que el hombre es el dominante frente a la mujer, creando así una relación de poder que les acompañará durante todo el crecimiento. “Estas identidades genéricas son jerarquizadas como corresponde al sistema de poder, pero también colaboran en la constitución de ese poder” (ibid, p. 6). Este aprendizaje comienza en el ámbito familiar y continúa en el escolar y social. “Rasgos que son reforzados a menudo por los medios de comunicación” (Ceballos, 2014, p. 3).

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