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Inmigración Limítrofe


Enviado por   •  8 de Octubre de 2011  •  3.183 Palabras (13 Páginas)  •  867 Visitas

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Inmigración limítrofe

Desde siempre los seres humanos se trasladan. Están los que huyen y están los que buscan. Los que huyen de un presente insoportable que casi siempre arrastran pasados no resueltos. Los que buscan un futuro de mayor bienestar frente a presentes de insatisfacción o de demasiada penuria.

La configuración de la economía global necesita, para su reproducción y crecimiento, esos grandes movimientos de mano de obra que permitan que los procesos productivos que requieren un uso intensivo de la misma la puedan obtener con facilidad y con un grado de vulnerabilidad tal, que permita incrementar sus tasas de ganancia.

En el trayecto los migrantes son vejados y sus derechos son violados en función de que cuando lleguen a su destino acepten las condiciones laborales que les imponen.

Muchas de estas personas migran en busca de una mejor condición de vida, pero la libertad de movimiento es crecientemente restringida por normas institucionales de países que levantan barreras y obstáculos a la inmigración produciendo migraciones clandestinas o no registradas, y el tráfico ilegal de personas.

La migración no es sólo un efecto de un problema de pobreza sino de una crisis estructural del modelo de sociedad en el que estamos viviendo. La presencia migratoria debe ser analizada entonces como una problemática enmarcada históricamente, no como excepcionalidad actual sino como parte de la reproducción de relaciones de desigualdad en la Argentina.

La inmigración en la Argentina desde sus orígenes creo diversas tensiones sociales, laborales, legales, culturales, económicas y políticas que el país fue reabsorbiendo en formas a veces gradualistas y en ocasiones en forma conflictiva o traumática.

Los migrantes limítrofes nunca estuvieron ausentes en los mercados de trabajo en nuestro país, menos aún en las economías agrarias de las provincias. La constitución de los migrantes como mano de obra significó un complemento necesario de la expansión capitalista.

Muchos consideran que migrar es una solución a los problemas económicos que enfrentan en el país de residencia. Es así como muchos migrantes de países limítrofes ven a la Argentina como una opción tentadora.

Pero en el contexto local se les niega la posibilidad de un trabajo estable, con buenas condiciones laborales, excluyéndolos social y económicamente. Por lo que el trabajo informal, al que pueden tener mayor acceso, se convierte en la vía alternativa –muchas veces insufrible y hasta trágica- para ganarse la vida.

En este contexto, hay migrantes que trabajan en talleres textiles, sin las mínimas condiciones laborales requeridas, siendo explotados por parte de los dueños, porque no encuentran otro tipo de trabajo que les represente un mejor bienestar.

Los trabajadores de estos talleres en su mayoría son víctimas de tratas, traídos al país por medio de engaños, prometiendo un buen trabajo en el lugar de destino. Se ven forzados a trabajar de 16 a 18 horas diarias, en condiciones de esclavitud, por un sueldo miserable. Incluso a veces no se les paga y cuando reclaman se los despide bajo amenazas de ser denunciados por su condición de “inmigrantes ilegales”. . En muchos casos viven dentro de los talleres en condiciones totalmente precarias, familias enteras conviviendo hacinadas y sin permiso para salir de las edificaciones.

Irregularidad documentaria, pobreza, pero también desinformación y desconexión con redes de sostén y asesoramiento, junto con la ausente o tardía intervención del Estado, configuran el círculo perverso que los recluye en este tipo de inserción laboral para poder subsistir.

Esta situación es sólo un ejemplo de lo que viven los grupos migrantes de países limítrofes en Argentina.

Conocen el reino de la escasez y todas las facetas de la indigencia. En sus países de origen trabajan de sol a sol para a duras penas conseguir juntar monedas para no pasar tanta hambre. Fagocitados por la exclusión y la miseria, eligen el desarraigo para apostar por un futuro mejor para ellos, pero principalmente para sus hijos.

En su gran mayoría ya cuentan con familiares viviendo en la Argentina, que los tientan con un horizonte no tan lejano en el que abunda el trabajo -aunque sea el menos calificado- en el que pueden acceder a la educación y la salud en forma gratuita y que tiene una legislación nacional que promueve la migración de países del Mercosur.

Tan sólo entre 2004 y 2009 se radicaron legalmente en el país 750.000 extranjeros, de los cuales el 80% provenían de Paraguay, Bolivia y Perú. Los tres grupos de inmigrantes que fueron aumentando de forma significativa su número en la última década fueron los bolivianos, paraguayos y peruanos. Según la Encuesta a inmigrantes en Argentina (2008-2009) de la Dirección Nacional de Población, de todos los extranjeros que realizaron algún trámite de radicación, el 31,8% eran bolivianos, el 29,1% paraguayos, el 20% peruanos y el 19,1% del resto del Mercosur. De ellos, el 53,5% eran varones, en su gran mayoría tenían entre 18 y 29 años (66,5%) y el motivo principal de la migración fue para buscar un empleo mejor (39,7%).

Se instalan preferentemente en la ciudad de Buenos Aires, debido a la mejor accesibilidad a puestos de trabajo y a una amplia oferta de bienes y servicios públicos. Estos extranjeros se suman a las filas de las labores menos remuneradas y en peores condiciones. Los varones se concentran en un puñado de ramas de actividad, con predominio en la construcción, industria manufacturera, comercio y servicios de reparaciones. En el caso de las mujeres, suelen desempeñarse en el servicio doméstico, en el cuidado de ancianos, en el comercio al por menor, en la confección de vestimenta o en actividades agropecuarias.

En la ciudad hay 18 villas y unos 26 asentamientos, cuya población aumentó un 40% en los últimos diez años, el 51,6% de los extranjeros que hay en la ciudad viven en villas. El 51% de los habitantes de las villas 31 y 31 bis de Retiro son extranjeros y sólo un 29% es oriundo de la ciudad. Dentro de los extranjeros, la mitad son paraguayos, un tercio de Bolivia y menos del 20% del Perú.

El comportamiento de los grupos étnicos de las áreas urbanas depende de la naturaleza, grado y velocidad de la asimilación con la sociedad receptora. Este proceso social está condicionado, a su vez, por la permeabilidad

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