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La Escuela Hoy


Enviado por   •  18 de Octubre de 2012  •  3.607 Palabras (15 Páginas)  •  515 Visitas

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Un principio es aquello que da cuenta de algo, que contiene o hace comprender sus propiedades esenciales. Un principio es una llamada al orden. Obliga a preguntarse sobre las finalidades. Sin principios, la acción humana se decanta hacia el empirismo. (Experiencia) y se convierte en un bricolaje sin horizonte.

PRINCIPIO 1: La escuela no es sólo un servicio, también es una institución. El “servicio público” implica la preocupación de representar al colectivo y de no someterse a los grupos de presión que querrían apropiárselo. El servicio Público está adosado al Estado, que garantiza la calidad de los servicios prestados. No existe ningún organismo de la competencia y como ciudadanos participamos en el control de un buen funcionamiento de ese servicio. Esta es la diferencia entre una empresa privada y un servicio público: la calidad delos servicios de la empresa privada está garantizada por la competencia que mantiene con otras empresas y la posibilidad que se le ofrece al cliente de cambiar de proveedor. En el sector privado los servicios son inevitablemente distintos. La escuela es un servicio público ya que ofrece servicios y debe hacerlo necesariamente en forma equitativa. Se dirá entonces que la verdadera función de la escuela se trata de permitir que todos los niños aprendan a leer, escribir y contar, de dotarse de los programas escolares necesarios para su desarrollo personal, su integración social y éxito profesional. Pero ¿habremos salido así del paso? La escuela no puede ser una máquina de enseñar y aprender. No se puede reducir a una lógica de servicio público. Nos remite a valores, más exactamente a principios. En otras palabras, la calidad de una Escuela no puede medirse solamente según la satisfacción de los alumnos, los padres o los docentes.

PRINCIPIO 2: En una democracia, los principios fundadores de la Escuela sólo pueden encontrarse en las condiciones mismas que posibilitan el ejercicio democrático. Desde el momento en que las Escuela no es sólo un servicio, sino también una institución, se plantea la cuestión de quién define sus principios. Es importante la distinción entre modalidades y finalidades. La clase es una modalidad de organización de la institución escolar. Quizá la clase se haya convertido actualmente en un obstáculo para la búsqueda de finalidades. ¿Será necesario que asumamos la “insoportable levedad del ser” hasta el punto de someternos a la opinión mayoritaria de los ciudadanos, para determinar los fundamentos de nuestra Escuela? El riesgo sería grande. Así, por más paradójico que parezca, en una democracia los principios fundadores de la Escuela no responden a la elección de los ciudadanos, sino más bien a las condiciones a priori que hacen posible la democracia. Escoger la democracia no es permitirse el derecho de elegir cualquier escuela, es escoger la Escuela cuyos principios permitan el advenimiento de la democracia. Kant dice que hay un “imperativo categórico”

Las consecuencias de un imperativo categórico pueden declinarse en diversos registros: Registro antropológico: la prohibición del incesto, proscribe replegarse sobre la familia genética, en clase impide que un individuo se apropie del docente y que el docente solo enseñe para “sus ojitos derechos”.

La prohibición de la violencia: los problemas primero deben hablarse, y se debe hacer todo lo posible para que los desacuerdos puedan tratarse hablando y no en relaciones de fuerza física. La prohibición de dañar: representa en la Escuela el respeto. En el plano político: el imperativo categórico de la institución escolar es garantizar la existencia misma de la polis, de construir el “continente” en el que los individuos podrán reconocerse como socios de una aventura en común. La Escuela, en una democracia, debe ser una escuela que reúne. En el plano didáctico: La escuela en una democracia debe permitir a cada ciudadano comprender el mundo que le rodea y tomar parte en las discusiones que decidirán su futuro. Esto viene seguido por el acceso a los conocimientos que son necesarios para comprender los envites de nuestras historias individuales y de nuestra historia colectiva, para anticipar las consecuencias posibles de nuestros actos y hacer elecciones razonadas. Este s articula necesariamente con la formación de un pensamiento crítico. Por ello la Escuela debe ser una Escuela que resiste a todo el poder de las opiniones. En el plano pedagógico La Escuela de la democracia consigue a la vez domesticar y “emancipar”.

PRINCIPIO 3: La institución escolar no existe, actualmente, a menos que sus actores encarnen en la cotidianidad los principios que la inspiran. Una vez en el patio o en clase, los alumnos no abandonan milagrosamente sus comportamientos sociales: algunos continúan actuando como si estuvieran en familia y no ven la diferencia entre el docente y su madre. Otros quedan bajo la influencia de amigos. Otros buscan acaparar la atención del docente. El uniforme le hacía entrar al alumno en un universo nuevo y marcaba la ruptura con la familia, los amigos y el barrio. Un verdadero medio para que el docente pueda cumplir con sus funciones. Desde ya hace mucho tiempo obsoleto, la bata ha seguido estando presente en los espíritus: ser alumno era una profesión. La mayoría de los progenitores enseñaban a sus hijos los comportamientos exigidos. No hay que responder a los adultos en general y al docente en particular. Nunca se debe mostrar al docente que estamos aburridos en clase, etc. Así el alumno llegaba a la escuela siendo ya un alumno. La violencia ya existía pero estaba contenida en formas escolar y socialmente aceptables: la novatada, el abucheo, etc. Lo que caracteriza la situación actual es que estas antiguas reglas han volado en pedazos sin que se hayan definido ni establecido claramente las nuevas. Los roles ya no se escriben por adelantado. Los alumnos se han quitado definitivamente la bata. Llegan a clase sin saber qué es ser alumno, sin imaginar las exigencias específicas de la institución escolar, y la falta de un modelo para situarse, reproducen los comportamientos existentes en otros espacios sociales. Frente a esto, los docentes a veces tienen el sentimiento de llevarse la casa a cuestas. Evidentemente provoca un cansancio terrible y un gran desánimo.

El respeto a la autoridad, bajo todas sus formas, ya no puede ser inculcado mecánicamente por sus progenitores porque, ellos mismos, se han liberado de muchas formas de autoridad. Es preciso reinstituir las reglas de la escuela. El docente ya no puede contentarse con entrar en la clase y esperar que ésta se ponga espontáneamente en marcha. Debe encarnar, hacer existir, hacer reconocibles y movilizadores los principios fundadores del proyecto de la Escuela.

PRINCIPIO 4 : La misión fundadora de la Escuela es transmitir

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