La Escuela Rural Mexicana Y Su Doctrina Social
iviivancillo23 de Febrero de 2012
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La escuela rural mexicana y su doctrina social
Con base en las necesidades y aspiraciones de las comunidades rurales que millares de maestros detectaron en casi todas las regiones del país, se elaboró el primer plan de trabajo para las escuelas del campo; es decir, para las escuelas rurales. Este plan concibe a la escuela como una agencia cultural de convivencia social de todos y para todos, por lo cual se aleja diametralmente de los planes de estudio formales con matrícula limitada, programas estrechos y rígidos de enseñanzas académicas.
La escuela rural funda toda su acción en el principio psicológico de las diferencias individuales, así como en el sociológico del desarrollo desigual de las sociedades humanas. De esta forma, en las manos de los maestros se adapta concretamente a los pueblos y a millares de comunidades dispersas en la amplia geografía mexicana. Los principios generales que rigen este trabajo son:
1° La escuela es un medio donde el niño se instruye con lo que ve y hace rodeado de personas que trabajan, por lo cual no existen lecciones orales, programas desarticulados, horarios rígidos o reglamentaciones estrechas.
2° La educación que promueve deriva de las relaciones del niño y el hombre con la naturaleza y la sociedad por medio del trabajo cooperativo, práctico y de utilidad inmediata, y no la simple y monótona escritura y lectura, ni las ideas hechas de lecciones fragmentadas.
3° Las actividades que realiza la escuela sirven para explicar los hechos de los fenómenos naturales y sociales, por lo que carece de programas estáticos que sólo los profesores suelen entender.
4° Proscribe los castigos y los premios para dejar al educando toda su libertad y espontaneidad, porque la conducta humana, como la virtud y la verdad, no se enseñan teóricamente, sino por el uso personal de la libertad.
5° Establece el gobierno de los alumnos a través de los comités que ellos mismos eligen, es decir no juega a la democracia, sino que es la democracia (idem, p. 202).
Por otra parte, establece los siguientes postulados: 1. La acción escolar comienza por mejorar o mantener la salud del cuerpo como premisa de la salud mental; 2. El juego y el trabajo constituyen los factores fundamentales del desarrollo físico; 3. No debe sujetarse a todos a las mismas actividades, sino buscar las aficiones, capacidades y vocaciones de cada uno para encauzar sus energías personales, en función del interés social; 4. La organización escolar tiene que ser mixta, a fin de que niños y niñas compartan una vida sana y sin prejuicios, libre y ordenada como forma de convivencia social; 5. El trabajo escolar no es una simulación, ya que tiene carácter de realidad, utilidad práctica, inmediata y positiva. Con estas expresiones que no requieren tratados ni manuales para entenderse y tampoco profundas meditaciones académicas, la Escuela Rural de México se esparce por todo el territorio nacional (idem, p. 203).
La doctrina social de la Escuela Rural se funda en el servicio a los grupos tradicionalmente marginados; esto es, enfoca su acción educadora a las comunidades rurales de indígenas y campesinos, a las que concibe como el espacio natural y social donde se desenvuelve la persona humana, y no como una simple unidad geográfica o política que debe ajustarse mecánicamente al engranaje de la vida nacional e internacional.
La Escuela Rural no considera a la comunidad a la manera tradicional, ni toma al individuo separadamente como sujeto activo de la educación, sino que concibe a aquélla socialmente en su conjunto, como impulsora de su propio desarrollo y, por tanto, como unidad completa a la que la escuela se integra.
La comunidad no es una agregación accidental de personas en un área determinada, sino una agrupación natural, resultado de la vida económica y social, y cuyos miembros están unidos por relaciones estrechas. Sus problemas y anhelos, aunque no son precisamente la suma de los problemas individuales, sí son reflejo de los conflictos y anhelos comunes a sus miembros que se asociación por necesidades e intereses comunes y actividades también comunes, para lograr la vida más satisfactoria.
Aún ahora, cuando las sociedades alcanzan dimensiones nacionales o supranacionales, resalta el hecho de que no puede prescindirse de la comunidad porque es la base de sustentación de toda sociedad moderna; de ahí que los programas nacionales e internacionales propicien el desarrollo de la comunidad.
Según Lee Joseph, la "comunidad es hacedora de hombres", En consecuencia, la escuela de la comunidad tiene dos alternativas: enfocar su acción hacia la comunidad, entendida ésta como unidad política a la que hay que atar hacia el poder de la clase dominante, o, por el contrario, dirigirla hacia la integración y el desarrollo de la vida colectiva en beneficio inmediato y directo de sus miembros. En el primer caso la escuela funciona como una simple agencia de cultura que lleva ésta, desde afuera, a la comunidad, y cuyos fines casi siempre son desconocidos para los miembros de la comunidad; y, en el segundo, funde su acción con la de la comunidad, para integrarla desde dentro con su propio potencial y conducir, en su conjunto, el desarrollo de toda ella y no sólo de una de sus partes.
En su caso, la Escuela Rural se ajusta precisamente a esta segunda perspectiva, pues su acción no se reduce a una simple actividad promovida desde fuera, sino impulsada desde dentro con los elementos de su propio potencial.
De esta nueva concepción educativa se desprenden los siguientes principios: 1. La organización de la comunidad es un imperativo que se apoya en las necesidades y aspiraciones de la misma; 2. La comunidad es una unidad social activa y consciente de su propio mejoramiento; 3. Los programas de trabajo deben surgir de la propia estructura comunal ; 4. La acción de esos programas debe ser permanente y no esporádica o temporal, 5. A la escuela le corresponde organizar, orientar y encauzar las actividades comunales con niños, jóvenes y adultos en todas las manifestaciones de la vida social (idem, p. 204-205).
Con estos principios como bandera, los maestros de la Revolución elevan el rango económico, político y cultural de las comunidades rurales para integrarlas a la nacionalidad, partiendo de la solución de sus problemas internos y no de los que le impone la estructura política que las margina. Y estos maestros "empíricos", con base en las realidades mexicanas y dotados de un plan de trabajo rudimentario, pero surgido del seno mismo de la comunidad, hacen de la comunidad rural una escuela, y de la escuela rural una comunidad.
La relevancia de las escuelas normales rurales
El primer plan de trabajo para las escuelas primarias rurales fue elaborado tomando en cuenta las necesidades vitales de las comunidades campesinas e indígenas, detectadas por los maestros ambulantes y sociológicamente instruidos, orientados y conducidos por educadores profesionales y por ello atrajo la atención de múltiples sectores sociales que empeñaron sus mejores esfuerzos en la tarea de integrar dicho plan a la Escuela Normal Rural para preparar con eficacia a los nuevos maestros.
Para completar el proceso se incluyen en el programa conferencias a efecto de propiciar el establecimiento de sociedades cooperativas de obreros y campesinos, comités de salubridad, asociaciones de madres de familia y de protección a la infancia. Con este pequeño y rústico programa surgen funcionalmente, como instituciones dinámicas que responden plenamente a las necesidades naturales y sociales de las comunidades campesinas e indígenas, las escuelas normales rurales orientadas a formar a los maestros que este sector mayoritario de la población mexicana necesitaba en aquel momento. Más adelante, al finalizar el decenio 1923-1933, las Normales Rurales se habrán de fusionar, dando lugar a una nueva institución: las escuelas regionales campesinas.
Rafael Ramírez y Moisés Sáenz son dos de los más destacados teóricos y realizadores de la educación en México durante los años veinte. En especial sobresale su participación en la escuela rural. De ella dirá Ramírez: "La Escuela Rural Mexicana es una institución genuinamente socializante, es decir, una institución creada fundamentalmente para integrar a la gente en verdaderos grupos sociales con alma y vida colectiva. Ésta es su función más noble y es también más útil, pues el trabajo genuino de la escuela está concentrado en la comunidad, entre la gente madura, a quien es imperioso socializar en primer lugar, para ennoblecerla y mejorarla a continuación." Estos conceptos enmarcan la doctrina de la educación rural de los años veinte; sus rasgos todavía persisten en proporciones apreciables en el campo mexicano. Sin embargo, lamentablemente, al finalizar la década los profesionales de la política empiezan a utilizar la escuela creada por la Revolución, para otros fines. Y el resultado es que la política educativa de la Revolución se convierte en educación política, seguramente presionada por el clericalismo interno y el imperialismo externo que no han dejado de operar dentro de la estructura y el desarrollo social de México.
Finalmente, para concluir esta parte, podemos decir que de 1923 a 1925, en la Facultad de Altos Estudios de la Universidad Nacional se imparten cursos para maestros de educación primaria. Moisés Sáenz es el organizador de ellos, en los cuales Ezequiel A. Chávez dicta, por primera vez en México, la cátedra de Psicología de la adolescencia. Con estos cursos se prepara el advenimiento de la escuela secundaria, para completar la obra de educación primaria. Y aunque la universidad sigue estancada en los métodos
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