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La Expiación: nuestra mayor esperanza


Enviado por   •  23 de Octubre de 2013  •  2.100 Palabras (9 Páginas)  •  635 Visitas

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La Expiación: nuestra mayor esperanza

JAMES E. FAUST

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"Nuestra salvación depende de creer en la Expiación y de aceptarla; dicha aceptación requiere de un esfuerzo continuo por comprenderla más plenamente".

Mis amados hermanos, hermanas y amigos: Humildemente vengo a este púlpito esta mañana porque deseo hablarles del mayor acontecimiento de la historia. Ese singular acontecimiento fue la incomparable Expiación de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Se trata del acto más trascendente que haya ocurrido jamás, pero a la vez es el más difícil de comprender. Mis motivos para querer aprender todo lo que pueda sobre la Expiación son, en parte, egoístas: nuestra salvación depende de creer en la Expiación y de aceptarla1; dicha aceptación requiere de un esfuerzo continuo por comprenderla más plenamente. La Expiación avanza nuestro curso terrenal de aprendizaje al hacer posible que nuestra naturaleza llegue a ser perfecta2. Todos hemos pecado y debemos arrepentirnos para saldar por completonuestraparte de la deuda. Cuando nos arrepentimos con sinceridad, la magnífica expiación del Salvador paga elrestode esa deuda3.

Pablo ofreció una explicación sencilla sobre la necesidad de la Expiación. "Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados"4. Jesucristo fue escogido y preordenado para ser nuestro Redentor antes de que el mundo fuese formado. En Su calidad divina de Hijo, con Su vida sin mancha, el derramamiento de Su sangre en el jardín de Getsemaní, Su espantosa muerte en la cruz y la consiguiente resurrección de Su cuerpo, llegó a ser el autor de nuestra salvación y llevó a cabo una expiación perfecta por toda la humanidad5.

El entender lo que podamos de la Expiación y la Resurrección de Cristo nos ayuda a obtener un conocimiento de él y de Su misión6. Cualquier aumento de nuestra comprensión de Su sacrificio expiatorio nos acerca más a él. Literalmente, la palabra Expiación significa "ser uno" con él. La naturaleza de la Expiación y sus efectos son tan infinitos, tan incomprensibles y tan profundos, que escapan a nuestro conocimiento y comprensión de hombres terrenales. Estoy sumamente agradecido por el principio de la gracia salvadora. Muchos creen que sólo tienen que confesar que Jesús es el Cristo y que entonces ya son salvos por la gracia; pero no podemos salvarnos por la gracia solamente, pues "sabemos que es por la gracia por la que nos salvamos,despuésde hacer cuanto podamos"7.

Hace unos años, el presidente Gordon B. Hinckley relató "algo parecido a una parábola" sobre "una escuela de un solo cuarto en las montañas del estado de Virginia, donde los muchachos eran tan rudos que ningún maestro había logrado disciplinarlos".

Un maestro joven solicitó la plaza. Se le dijo que cada maestro había fracasado rotundamente, pero decidió aceptar el riesgo. El primer día de escuela el maestro pidió a los muchachos que establecieran sus propias reglas y el castigo por quebrantarlas. La clase fijó diez reglas que se escribieron en la pizarra y luego el maestro preguntó: "¿Qué haremos con aquel que quebrante las reglas?".

"Quitarle el abrigo y darle diez azotes en la espalda", fue la respuesta.

Uno o dos días después, Tom, un alumno alto y fuerte, descubrió que le habían robado el almuerzo. "Encontraron al ladrón, un hambriento muchachito de unos diez años".

Cuando Jim se acercó para recibir su castigo suplicó que no le quitaran el abrigo. "Quítate el abrigo", dijo el maestro. "¡Tú colaboraste en la creación de las reglas!".

El muchacho se quitó el abrigo. No tenía camisa y su flaco torso quedó al descubierto. El maestro vaciló con la vara y Tom se puso en pie y se ofreció de voluntario para recibir el castigo del muchacho.

"Muy bien, existe cierta ley mediante la cual uno puede tomar el lugar del otro. ¿Están todos de acuerdo?", preguntó el maestro.

Después de cinco azotes en la espalda de Tom, la vara se rompió. La clase estaba llorando. "El pequeño Jim se había puesto en pie y echado sus brazos alrededor del cuello de Tom. 'Tom, siento haberte robado el almuerzo, pero tenía mucha hambre. ¡Tom, te amaré hasta que muera por haber recibido los azotes que eran para mí! ¡Sí, siempre te amaré!'"8.

Entonces, el presidente Hinckley citó a Isaías: "Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores. . . Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados"9.

Ningún hombre conoce el peso que tuvo que soportar el Salvador, pero por el poder del Espíritu Santo podemos saber algo del don celestial que nos concedió10. Uno de nuestros himnos sacramentales dice:

Jamás podremos comprender

Las penas que sufrió,

Mas para darnos salvación

él en la cruz murió11.

Sufrió tanto dolor, "una angustia indescriptible" y "una tortura inaguantable"12por causa nuestra. Su terrible sufrimiento en el Jardín de Getsemaní, donde tomó sobre Sí los pecados de todos los hombres, hizo que "sangrara por cada poro y padeciera, tanto en el cuerpo como en el Espíritu"13. "Y estando en agonía, oraba más intensamente"14, diciendo: "Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad"15. Fue traicionado por Judas Iscariote y negado por Pedro. Los ancianos y el concilio se burlaron de él; lo azotaron, le abofetearon, le escupieron y lo torturaron en el tribunal16.

Lo guiaron al Gólgota, donde los clavos atravesaron Sus manos y pies. Colgó agonizante durante horas en una cruz de madera y con un título escrito por Pilato que decía: "JESúS NAZARENO, REY DE LOS JUDíOS"17. Vinieron las tinieblas y "cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?"18. Nadie podía ayudarle, estaba pisando el lagar él solo19. Entonces, "Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu"20. Y "uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua"21. "La tierra tembló" y "el centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el

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