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La nutrición y el rendimiento escolar por Ernesto Pollit

kariis.romaTesis1 de Diciembre de 2013

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La nutrición y el rendimiento escolar por Ernesto Pollit

Se hace un análisis crítico a los efectos de la nutrición y la malnutrición en el rendimiento escolar. El autor se enfoca en tres puntos principales:

1) las consecuencias de la malnutrición precoz sobre la función intelectual y el desarrollo de la escolaridad

2) la relación entre el estado de nutrición del alumno y su escolaridad

3) los programas de intervención nutricional, (sobre todo en la escuela) y sus consecuencias sobre la educación.

Son insuficientes muchos estudios sobre la nutrición y la educación, esto impide tener una valoración de los resultados y esto extraer algunas conclusiones.

La nutrición es un factor con gran importancia para el progreso y el éxito en la escuela y esto permite tener una conclusión acerca de las políticas nutrimentales y educativas. Un argumento importante es el que el autor hace “la nutrición en especial y la salud en general que es posible modificar por medio de políticas sociales y educativas apropiadas, deben considerarse como determinantes esenciales del progreso y el rendimiento escolares”

I. LOS DETERMINANTES DE LA ESCOLARIDAD

La escuela es el sistema de educación formal, es uno de los agentes de socialización más poderosos a que están expuestas las personas. Ejerce una influencia benéfica sobre el desarrollo psicosocial, la adquisición y utilización del conocimiento y el progreso económico y social de los individuos y de la sociedad, principalmente de los niños; tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. Se han encontrado relaciones positivas entre la educación, los ingresos individuales y el nivel de ocupación.

Existen numerosas publicaciones sobre los factores que inciden en la matrícula, la asistencia y el rendimiento escolares. Se hace gran hincapié en los factores sociales y económicos dentro de la familia y en la calidad de la enseñanza escolar. En general, se puede distinguir entre los factores endógenos y oxógenos que inciden sobre el niño y la familia.

La nutrición se clasifica como un factor endógeno que afecta la capacidad general y específica para aprender, antes y después de la escolarización. Pero ante esto se ha prestado poca atención a esta última como factor del progreso escolar.

Hay elementos para afirmar que la malnutrición de los niños, incluida la primera infancia, es un factor importante de desaprovechamiento escolar.

Factores endógenos

Los factores endógenos son llamados en general aptitudes, lo que un niño puede hacer física e intelectualmente como resultado de sus dotes iniciales y de la historia de su desarrollo.

Al igual que las características socioemocionales son en la infancia la independencia, la motivación, la autonomía, el control de los impulsos y la estabilidad, entre otras características de la personalidad, representan factores endógenos denominados actitudes. Pero aptitud y actitudes no son sólo elementos que el niño posee y que determinan la escolaridad, sino también resultado de la escolaridad.

De esta manera la escuela enseña a aprender y ésta es una de las maneras más directas en que forja las aptitudes del niño.

La educación de los padres, los ingresos de la familia, los cuidados de que se rodea al niño, su salud y su dieta son también factores endógenos que determinan en parte la escolaridad y el rendimiento del niño. Sus consecuencias directas son espectaculares cuando la situación financiera de la familia o la mala salud del niño le impiden proseguir sus estudios. Son factores indirectos, en cambio, el ambiente familiar y las prácticas de socialización que modelan las aptitudes y actitudes del niño con respecto al progreso y el rendimiento escolares.

Factores exógenos

La calidad de la instrucción, la formación de los maestros, el acceso a los libros y demás materiales pedagógicos constituyen otros tantos factores exógenos que influyen en la calidad de la escolaridad. Determinan en gran medida los resultados finales, las capacidades y actitudes con que el estudiante podrá responder a las exigencias del sistema social. Pero aquí la decisión de la familia en lo que a estos factores esenciales se refiere, pero es nula más en los sectores de población de bajos recursos. Existe un presupuesto que dan las autoridades pero ese presupuesto refleja las políticas sociales y educativas de los gobiernos y su voluntad de formar recursos humanos. Pero es preciso disponer de información sobre los determinantes de la escolaridad y sobre la manera en que el sistema escolar forja las habilidades y capacidades requeridas por el sistema social.

Los factores endógenos y exógenos no son independientes unos de otros.

En muchos países en desarrollo de los niños cuyo medio familiar favorece el éxito escolar se matriculan en escuelas que fomentan la adquisición de las habilidades y capacidades cognitivas y sociales que la sociedad necesita y que son rentables. En el otro extremo de la escala social, los niños de padres analfabetos o que no han completado los estudios primarios asisten a escuelas donde dos o más grados comparten la misma aula, generalmente faltan los libros y los maestros tienen una formación pedagógica limitada. Una experiencia educativa de este tipo reduce las probabilidades de éxito económico de los niños de los países en desarrollo, en especial en sociedades sometidas a rápidos cambios sociales y económicos.

El niño de edad preescolar desarrolla una gama de comportamientos y de rasgos psicológicos que determinan en parte su respuesta inicial a la escuela y su progreso ulterior en ella.

Los niños de edad escolar que poseen buenas dotes intelectuales y pertenecen a un medio familiar favorable al aprendizaje, pueden tropezar con el obstáculo de un mal sistema escolar. Por el contrario, un sistema escolar eficaz puede compensar las deficiencias de la familia. Puede haber también una interacción sinérgica perjudicial cuando a una mala experiencia inicial viene a sumarse un sistema escolar ineficaz.

La nutrición como determinante de la escolaridad

Los factores económicos y sociales que inciden en la escolaridad han sido objeto de numerosos estudios; en cambio, se dispone de muy poca información sobre los efectos que tienen la nutrición y la salud sobre la matrícula y los resultados escolares. En los países desarrollados se observan en general porcentajes bajos de malnutrición, de carencias nutricionales específicas y de condiciones patológicas que perturban el progreso escolar y amenazaron seriamente la salud pública. En los países en desarrollo, las infecciones y la desnutrición tienen muchas veces un carácter endémico.

Anemia ferropénica

De las carencias de oligoelementos, ésta es probablemente la más difundida, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. Además, en muchas partes del mundo coexiste con la malnutrición proteíno-calórica y con otras carencias de oligoelementos (vitaminas y minerales).

La anemia ferropénica es una forma extrema de la carencia de hierro. Puede haber un déficit del hierro almacenado o transportado sin que la capacidad de la sangre para transportar oxígeno se altere. La carencia de hierro es provocada en general por una ingestión o una absorción insuficientes de hierro. La anemia puede ser causada también por carencia de ácido fólico, en especial en las mujeres embarazadas y en los niños.

Carencia de vitamina A y xeroftalmía

La carencia de vitamina A se observa por lo general cuando los niños, después de la lactancia, reciben una dieta pobre en sustancias animales, legumbres verdes y frutas. Se caracteriza por una disminución importante de la capacidad del organismo para resistir a las infecciones, por trastornos del metabolismo y por lesiones de la córnea que se agravan progresivamente hasta llegar a la ceguera. Por lo general, la carencia de vitamina A se asocia a la malnutrición proteíno-calórica que a su vez acentúa los efectos de la primera.

La xeroftalmía se observa con frecuencia en niños de menos de cinco años de edad y es producida por lesiones de la córnea. La agravación de la enfermedad conduce a la ceguera; la lesión es irreversible.

Carencia de iodo y bocio

Una grave carencia de iodo causa el hipotiroidismo, enfermedad caracterizada por la secreción insuficiente de hormona tiroidea. Salvo en los casos en que la glándula tiroides no existe o no funciona, en

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