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Las organizaciones y la sociedad, con ejemplos de la aplicación de gestión en Chile

CATALINA PAZ SOTO CORTESInforme14 de Enero de 2020

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Facultad de Ciencias Sociales

Departamento de Ciencias de la Documentación

Bibliotecología

Trabajo de Gestión de Unidades de Información I

Las organizaciones y la sociedad, con ejemplos de la aplicación de gestión en Chile

Gestión de Unidades de Información I

Prof. Cecilia Jaña Monsalve

Alumna: Catalina Soto Cortés

Lunes 29 de Julio, 2019

Desde el nacimiento, el ser humano se ha visto en la posición de participar y contribuir de una u otra manera en un sistema invisible e intangible, adquiriendo conocimientos, comportamientos, servicios y productos que giran alrededor de una tuerca única y crucial: la sociedad. Si bien esta puede variar según características y variables geográficas, económicas y culturales, la conducta de cualquier ser humano es totalmente dependiente de ella, y según la manera en la que esta se componga y comporte, también afectará a la manera en que los individuos se desenvuelvan. Sea el campo que escojan o se les imponga, las personas se verán como partícipes de una sociedad particular, que ha sido calificada y representada como organizacional (Rodríguez, 2008).  

Analizar a las organizaciones es estudiar al caos y al orden de manera simultánea: cómo manejar las piezas de lo que debería ser una entidad, cómo hacer que estas no choquen entre sí y, al mismo tiempo, mantenerlas en contacto y continua comunicación. Cómo, en la medida de lo posible, evitar las jerarquías en pos de una entidad orgánica, manteniendo al mismo tiempo el liderazgo y autoridad para mantener todo a flote. Gestionar una organización no es sólo un trabajo difícil; es completamente necesario si se busca alcanzar el éxito de cualquier empresa, unidad o comunidad.

A continuación, se estudiará el funcionamiento de las organizaciones, desde sus definiciones y apreciaciones, hasta su utilidad real en distintos organismos no necesariamente empresariales, seguido de la situación de las organizaciones en Chile y su eficiencia. Frente a esto, se analizarán dos empresas chilenas, Maestranza Beth y el Programa de Intervención Especializada (PIE) de Sename, para establecer si en su estructura contemplan alguna técnica de gestión.

En primer lugar, es necesario establecer una definición de “organización”.  Parsons (1966) dicta que las organizaciones representan la creación de unidades sociales que trabajan para alcanzar fines específicos. En otras palabras, la sociedad representa las unidades sociales, las cuales se dividen según intereses y funciones que están orientados a generar resultados beneficiosos para todas sus partes. De esta manera, la sociedad actuaría como un sistema global, dividido en organizaciones que participan como subsistemas.

Por otra parte, Luhmann (1975), citado en Rodríguez (2008), dispone que las organizaciones son en sí sistemas sociales, cuya propiedad principal es la formación de pertenencia en sus partes, es decir, posiciona a la motivación general por encima de las aspiraciones individuales, al otorgar una especialización a cada componente (restándoles complejidad). Así, hace entender que la conformación de organizaciones y la sociedad son diferentes, puesto que el primero sirve como mecanismo para revolver problemas y alcanzar resultados, mientras que el segundo establece las “reglas”, es decir, las condiciones que las organizaciones deben adaptar en su funcionamiento.

Rodríguez (2008) identifica la presencia de organizaciones en casi todas las tareas que componen la rutina humana contemporánea: la adquisición de productos creados, evaluados y distribuidos por compañías para la facilitación de quehaceres (un despertador, una prenda de ropa, etc.), el uso de servicios básicos refinados por empresas estatales y privadas (como el agua, la electricidad, el transporte, etc.), entre otros. De esta forma, anuncia que “las organizaciones preparan al ser humano para ingresar a otras organizaciones”, que a su vez le cederán paso a otras organizaciones, y así hasta encontrar soluciones específicas a cada problema que se presente a su paso dentro de la sociedad. En otras palabras, las organizaciones subsisten de manera permanente: mientras exista interacción entre las personas, habrá sociedad, y si hay sociedad, hay organizaciones.

Adicionalmente, Barnard (1938) comparte que las organizaciones son sistemas conscientes de su dependencia frente a la coordinación de fuerzas de dos o más participantes. Tan simple como decir que sin personas que contribuyan, no existe organización, pues es la unión de sus fuerzas lo que produce resultados.

        Es posible concluir que la finalidad de las organizaciones es congregar participantes, en ocasiones con preparaciones especializadas, para ejecutar funciones de manera organizada en torno a una finalidad que represente a todos. Sus delimitantes serías las condiciones establecidas por la sociedad que, a su vez, se alimenta de los productos y servicios que las organizaciones le facilitan y sistematizan.

Sin embargo, frente a esto Toffer (1995), citado en Rodríguez (2008), establece que las organizaciones a partir de la era industrial han cambiado sus enfoques respecto a la finalidad de las organizaciones, dando nacimiento a la “era superindustrial”. Las necesidades de la sociedad han cambiado, y junto a ellas la forma en que las personas persiguen sus objetivos: la satisfacción económica deja de ser lo principal, la información y la tecnología se posicionan como líderes sobre las materias primas, y los objetivos de las organizaciones ya no están diseñados para demostrar capacidades y ofrecer productos, sino para responder a necesidades latentes de los consumidores. Así, se demuestra la capacidad de adaptación de las organizaciones, y se les pone a prueba respecto a qué tan capaces son de satisfacer a sus usuarios.  

Una vez revisadas las distintas definiciones y adaptaciones de “organización”, se puede comenzar a crear relaciones de manera específica y local con instituciones o empresas que representen lo antes postulado. En este caso, se analizarán dos empresas del país sudamericano Chile, buscando ejemplificar el funcionamiento de estas y si es que son eficientes en su gestión organizacional, y si aplican o representan una técnica de gestión específica. Las empresas seleccionadas son Maestranza Beth y el Programa de Intervención Especializada de Sename (PIE), y las técnicas de gestión aplicadas son, para cada empresa respectivamente, Calidad Total de Kaoru Ishikawa y la Teoría Z de William Ouchi.

        En primer lugar, es necesario observar a las organizaciones existentes en Chile de manera general. Debido a que mencionar cada organización presente en el país sería una aproximación irreal e inexacta, se representarán dos grupos: organizaciones económicas y organizaciones sociales. En materia económica, según la Cuarta Encuesta Longitudinal de Empresas (2017), para el primer semestre del año 2017 se registró un total de 325.334 empresas, siendo las PyME (Pequeña y Mediana Empresa) las de mayor participación porcentual, reflejando un 51,9%, seguidas por las microempresas con un 44,9%, y terminando con las macroempresas representando un 3,2%. En materia social, según Sociedad en Acción (2016), para 2016 existían 234.502 organizaciones sociales, siendo el 80% correspondientes a un estatus jurídico-institucional, como lo son organizaciones comunitarias funcionales, juntas de vecinos o uniones comunales (las cuales incluyen grupos folclóricos, comités de vivienda, clubes deportivos, centros de padres, clubes de rotarios, etc.)

        Para analizar la efectividad de las organizaciones en Chile, se seleccionaron dos instituciones que representan técnicas de gestión organizacional de manera evidente y práctica, las cuales serán puestas en evidencia a continuación.

        En primer lugar, se analizará a la empresa de Maestranza Beth. Fundada en 1983, Beth es una compañía de mecánica e ingeniería ubicada en la ciudad de Villa Alemana, Región de Valparaíso, que presta servicios a la minería, diseñando proyectos de ingeniería y mantención. Esta empresa representa a la técnica de gestión “Control de Calidad Total”, diseñada por Kaoru Ishikawa. Esta técnica de gestión corresponde a la supervisión integral de no sólo los dinamismos de una empresa y sus trabajadores, sino que también elementos que podrían considerarse como externos, tales como la cadena de suministros de la empresa (clientes, proveedores, etc.). Ishikawa (1994) define al control de calidad o “CC” como desarrollar, diseñar, producir, comercializar y prestar servicios de productos con una exigencia alta entre coste y utilidad óptima. Para lograrlo, es necesario que todas las partes de la organización, desde la alta dirección hasta el personal bajo su cargo, trabajen unidos en crear sistemas que provean la cooperación entre ellos, utilizando métodos estadísticos, realizando control de las instalaciones y de medidas, investigaciones operativas, investigaciones de mercado, entre otras. Ishikawa (1994) afirma:

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