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MAGISTERIO

benito5555 de Enero de 2013

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LOS ORIGENES DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA MAGISTERIAL

El sistema educativo en cualquier país se vincula en forma estrecha con el esquema de control político, ideológico, social y económico que los estratos hegemónicos tratan de implantar sobre las clases subordinadas. De tal modo, se ha impulsado este ideario en los tiempos recientes, que conceptos universales como patria, nación, estado y términos tan estudiados como clase social o conciencia de clase son tergiversados en su contenido, a tal grado, que de manera subjetiva no pocos sectores de explotados entre ellos grupos magisteriales se identifican ampliamente con las interpretaciones ideológicas que elaboran los sectores dominantes en las diversas sociedades.

México, como integrante del extenso concierto de naciones, no es ajeno a esta situación: en largo y penoso proceso de inserción de nuestro país en el contexto internacional del sistema capitalista en la segunda mitad del siglo XIX necesitó participación de grupos amplios como la burguesía nacional y extranjera, el campesinado, los obreros, los intelectuales urbanos y el magisterio. Sin embargo, fue en este último gremio donde las contradicciones se dieron con mayor nitidez: por un lado, el maestro que privilegió sus relaciones con el estado y la iniciativa privada; por el otro, el educador que se integró al pueblo y se identificó con sus problemas, el Maestro Rural.

“El liberalismo (positivismo) y el anarcosindicalismo (racionalismo), fueron las concepciones ideológicas que sustentaron los maestros mexicanos de finales del siglo XIX y de principios del presente.” (Avila)

Estas dos interpretaciones filosóficas nutrieron antes, durante y después de la etapa armada del proceso revolucionario mexicano, la participación de centenares de profesores, quienes lucharon en bandos contrarios pero no por caprichos del destinos, es obvio que un efímero maestro rural, como lo fue Luis Cabrera, no se iba a unir al campesinado Revolucionario Mexicano, porque desde un principio su inteligencia, preparación y habilidad política fueron puestas al servicio de la burguesía nacional; primero, la maderista y posteriormente, la carrancista. El caso contrario lo encarna Librado Rivera, profesor potosino luchador incansable desde su juventud a favor del anarquismo; enfrento, lo mismo al gobierno de Porfirio Díaz, que a los de Madero, Huerta, Carranza, Obregón, Calles, etc. Sus conocimientos, habilidades y concepciones políticas tendieron siempre hacia la revolución social, sin ninguna condición.

Los profesores de enseñanza elemental participaron de manera destacada en el proceso revolucionario de principios de siglo en nuestro país. Su actividad y posterior militancia política estuvieron íntimamente ligadas a sus concepciones filosóficas.

No obstante pueden mencionarse algunos profesores que abandonaron los principios anarquistas, no muy enraizados con ellos, para unirse a los ejércitos dirigidos por la burguesía nacional; destacan Esteban Vaca Calderón y Antonio I. Villareal. El primero, profesor nayarita, impulso del Partido Liberal Mexicano participante activo en el movimiento huelguístico de mineral de Cananea (1906), preso político en San Juan de Ulua, de donde obtuvo su liberación en agosto de 1911 uniría a las filas de Manuel M. Dieguez, Benjamina Hill y finalmente quedaría bajo el mando directo de Álvaro Obregón, quien lo impulso en su trayectoria política como general de división, diputado constituyente, gobernador de Nayarit y otros cargos. Debido a esto, Baca Calderón abandono de manera tajante su ideología anarcosindicalista para adoptar los principios burgueses del movimiento político que dirigía el militar sonorense. El segundo, Antonio I. Villareal, tuvo una trayectoria similar. Este fue alumno distinguido del Librado Rivera en la Escuela Normal de Estado de San Luis Potosi en 1900, miembro de la junta organizadora del partido Liberal Maxicano y destacado luchador social durante los levantamientos magonistas de 1906-1908, escritos incansable del Periódico “Regeneración”, rompió con los anarquistas mexicanos para unirse a los contingentes maderistas primero y después milito bajo órdenes del corrupto e inepto General Pablo González. Posteriormente influyo de manera decisiva en los dirigentes de la Casa del Obrero Mundial para que abandonaran su posición contraria a la participación social bajo la tutela de la burguesía nacional y se unieran a las fuerzas carrancistas invitando al proletariado mexicano a que respaldara dichos contingentes, pues el ejercito constitucionalistas según la argumentación de Villareal representaba el triunfo de una genuina revolución social. Antonio I. Villareal abjuro de su pasado magonista y dedico sus esfuerzos a consolidar las reformas burguesas obtenidas por el proceso armado de 1910-1919.

La ideología pequeño burguesa, latente en las amplias capas del campesinado, tuvo su expresión revolucionaria en el Plan de Villa Ayala, elaborado en Caserío de Ayoxustla, Puebla, por el líder agrarista Emiliano Zapata, en la redacción del citado documento participo Otlio Esteban Montaño Sánchez, profesor egresado de la Escuela Normal de Cuautla, quien coadyuvo a dar expresión escrita a las demandas, sentimientos y necesidades del movimiento rural de la Nación.

La participación de profesor Montaño es el ejemplo mas claro del papel organizativo que el maestro rural jugo durante la etapa armada de la revolución, supliendo, en gran medida, la total ausencia de sindicatos de clases o de partidos obreros que dirigieran la lucha proletaria. En su lugar, los maestros rurales organizaban los movimientos y en no pocas ocasiones se colocaron al frente los contingentes armados. Otilio Montaño se unió y lucho dentro del zapatismo, llegando incluso a ocupar el cargo de Instrucción Pública en el gabinete convencionista de Francisco Lagos Chazaaro, del 15 de junio a 29 de julio de 1915.

No obstante sus concepciones pequeño burguesas lo llevaron a tratar de obtener algunos acuerdos con la facción carrancista, infidencia que le costó ser fusilado por órdenes del General Zapata, en mayo de 1917.

El profesor Montaño lucho por su gremio y logro incluso que fueran federalizados una gran cantidad de maestros estatales de su natal Morelos.

Otro ejemplo de profesor que combino su labor en el aula con la lucha revolucionaria es Alberto Carrera Torres, egresado de la Normal de Tula, Tamaulipas, militante del Partido Liberal Mexicano desde 1906, quien rompió con el matonismo para unirse a los contingentes maderistas en 1911. También enfrento a las tropas de Victoriano Huerta y posteriormente se unió al gobierno convencionista de Eulalio Gutiérrez, para finalmente prestar sus servicios en los contingentes adictos al general Francisco Villa. Fue hecho prisionero por los carrancistas y fusilado en Ciudad Victoria, Tamaulipas en febrero 06 de 1917, acusado de contrarrevolucionario, cargo que el no acepto, pues resalto en una emotiva carta su convicción en favor de la “libertad de pueblo”.

La participación política de los maestros Manuel Chao, Braulio Hernández, Federico Gurrión, José Obregón, Cándido Navarro, Práxedes Guerrero, David G. Berlanga, Graciano Sánchez, Plutarco Elías Calles y otros aunque activa, fue a título personal y no levantaron demandas de gremio. Por lo general, se unieron a los diversos contingentes en movimiento, respaldando las posiciones políticas y sociales de la fracción a la que se integraban. No fue sino en las postrimerías de la lucha armada que las organizaciones de Maestros empezaron a surgir en el territorio nacional.

EL SINDICALISMO

El sistema educativo en cualquier país se vincula en forma estrecha con el esquema de control político, ideológico, social y económico que los estratos hegemónicos impulsan sobre las capas poblacionales subordinadas. De tal manera se ha repetido este esbozo, que la historia de las luchas emprendidas por los profesores de educación básica durante el siglo XX y los escasos años de la centuria actual, están regidas por la incesante búsqueda de la democracia en la toma de decisiones en su respectiva organizaciones gremiales; de igual forma han destacado los continuos enfrentamientos entre autoridades y docentes por la diversa concepción que se han mantenido sobre la aplicación de los planes y programas de estudio que han sido empleados en muchas ocasiones sin el menor asomo científico en su implantación. Desde luego los encargados de llevar a cabo esta profunda transformación en el sistema educativo eran los profesores mexicanos, que de inmediato iniciaron su organización para obtener mejores condiciones profesionales y económicas.

Por su parte el anarcosindicalismo, que tenía como referencia obligada a los militantes del partido Liberal Mexicano, inicio desde la primera década del siglo XX una denodada lucha por organizar desde abajo a los maestros. En esta empresa destaco el legendario profesor anarquista Librado Rivera, quien desde su natal san Luis potosí impulso ideas libertarias contra las concepciones educativas y salariales del régimen de Porfirio Díaz.

Las corrientes sindicales e ideológicas que dieron forma a la agrupación gremial más importante del siglo XX fueron: los lombardistas quienes, en abierta conjunción con los integrantes del Partido de las Revolución Mexicana (PRM), desde el inicio de los trabajos se mostraron decididos a imponer el nacionalismo revolucionario como base de la estructura ideológica y, por lo tanto, dedicaron su mejor esfuerzo en impulsar una política que apoyara al régimen de Manuel Ávila Camacho.

El supuesto éxito del gobierno de Ávila Camacho puede

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