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Matrimonio


Enviado por   •  30 de Enero de 2013  •  2.823 Palabras (12 Páginas)  •  267 Visitas

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APITULO III

DERECHOS Y OBLIGACIONES QUE NACEN DEL MATRIMONIO

Los cónyuges están obligados, a contribuir cada uno por su parte, a los

fines del matrimonio y a socorrerse mutuamente. Toda persona tiene derecho a

decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el

espaciamiento de sus hijos. Por lo que respecta al matrimonio, este derecho

será ejercido de común acuerdo por los cónyuges.

Los cónyuges contribuirán económicamente al sostenimiento del hogar, a

su alimentación y a la de sus hijos, así como a la educación de éstos en los

términos que la ley establece, sin perjuicio de distribuirse la carga en la forma y

proporción que acuerden para este efecto, según sus posibilidades. A lo

anterior no está obligado el que se encuentre imposibilitado para trabajar y

careciese de bienes propios, en cuyo caso el otro atenderá íntegramente a esos

gastos. Los derechos y obligaciones que nacen del matrimonio serán siempre

iguales para los cónyuges e independientemente de su aportación económica al

sostenimiento del hogar.

Cada uno de los cónyuges y los hijos, en materia de alimentos, tendrán

derecho preferente sobre los ingresos y bienes de quien tenga a su cargo el

sostenimiento económico de la familia y podrán demandar el aseguramiento de

los bienes para hacer efectivos estos derechos. Los cónyuges vivirán juntos en el domicilio conyugal. Se considera

domicilio conyugal, el lugar establecido de común acuerdo por los cónyuges, en

el cual ambos disfrutarán de autoridad propia y consideraciones iguales. Los

tribunales, con conocimiento de causa, podrán eximir de aquella obligación a

alguno de los cónyuges cuando el otro traslade su domicilio a país extranjero, o

se establezca en lugar insalubre o indecoroso, a no ser que lo haga en servicio

público.

El marido y la mujer tendrán en el hogar autoridad y consideraciones

iguales; por lo tanto, resolverán de común acuerdo todo lo conducente al

manejo del hogar, a la formación y educación de los hijos y a la administración

de los bienes que a éstos pertenezcan. Los cónyuges podrán desempeñar

cualquier actividad, excepto las que dañen la moral de la familia o la estructura

de ésta.

El marido y la mujer, mayores de edad, tienen capacidad para

administrar, contratar o disponer de sus bienes propios y ejercitar las acciones y

poner las excepciones que a ellos corresponden, sin que para tal objeto

necesite el esposo del consentimiento de la esposa, ni ésta de la autorización

de aquél, salvo lo que se estipule en las capitulaciones matrimoniales sobre la

administración y el dominio de los bienes comunes. El marido y la mujer,

menores de edad, tendrán la administración de sus bienes, pero necesitarán

autorización judicial para enajenarlos o gravarlos y un tutor para sus negocios

judiciales. Las discordias conyugales sobre los aspectos anteriores serán

resueltas por el Juez competente.

Los contratos traslativos de dominio sólo pueden celebrarse entre los

cónyuges cuando recaigan sobre bienes propios. El marido y la mujer, durante

el matrimonio, podrán ejercer los derechos y acciones que tengan el uno en

contra del otro pero la prescripción entre ellos no corre mientras dure el

matrimonio.

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El matrimonio como vínculo permanente da origen a una serie de

relaciones que se proyectan durante toda la vida de los consortes, si no llegan

a disolver el vínculo. El estado del matrimonio impone derechos y deberes

permanentes y recíprocos. Los deberes impuestos a los cónyuges de forma

tradicional se designan como: a) deber de cohabitación (necesidad de hacer

vida en común); b) deber de fidelidad, y c) deber de asistencia.

Los esposos deben habitar la misma casa, la vida en común es esencial

en el matrimonio; ese deber permite el cumplimiento de los de fidelidad,

asistencia y socorro mutuos que se deben los cónyuges.

Los tribunales, con conocimiento de causa, podrán eximir de esa

obligación a alguno de ellos, cuando el otro se traslade de su domicilio a país

extranjero, a no ser que lo haga o servicio publico o social, o se establezca en

país insalubre o indecoroso.

La convivencia mutua permitirá que los cónyuges que están obligados a

contribuir cada uno por su parte a los fines del matrimonio y a socorrerse

mutuamente, cumplan los fines del matrimonio.

El incumplimiento de este

...

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