Mercado del trabajo y salario mínimo
armitxe001Documentos de Investigación12 de Mayo de 2018
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Mercado del trabajo y salario mínimo
-La tasa de empleo de los hombres es actualmente inferior a la que existía, por ejemplo, em 1993 o 1996.
-La disminución en el empleo de los hombres se ha concentrado con especial fuera en los jóvenes.
-El espacio salarial para remunerar a los trabajadores poco calificados se ha reducido, porque el salario mínimo ha ido subiendo.
-Cabe preguntarse si no conviene introducir gradualmente un salario diferenciado para los jóvenes entre 18 y 23 años, como existe actualmente para los menores de 18 años.
-Es fundamental el subsidio al ingreso del trabajo propuesto por el Consejo de Trabajo y Equidad que, en circunstancias, como las actuales, puede ser un mejor instrumento para lograr mejores ingresos para los hogares más pobres que el salario mínimo.
-El salario mínimo no parece tener demasiado espacio para seguir subiendo de manera importante.
Introducción
Un salario mínimo elevado genera una tensión entre ingreso de las familias y riesgo de desempleo o trabajo por cuenta propia. Hay pocos expertos que estén dispuestos a defender una política de ingresos que se base solo en el salario mínimo. Este debe complementarse con otras que pueden incluir, por ejemplo, subsidios a los ingresos del trabajo o transferencias desde el Estado a los ciudadanos de bajos ingresos, cuidando que éstas no desincentiven el trabajo de esos mismos ciudadanos.
El salario mínimo ha alcanzado niveles que pueden estar afectando las oportunidades de empleo de algunos grupos demográficos. La situación actual hace pensar que el salario mínimo está agotándose como política de ingresos y debe complementarse con otros como el subsidio a los ingresos del trabajo propuesto recientemente por el Consejo de Trabajo y Equidad.
El desempeño del mercado laboral
Importante aumento que ha tenido la tasa de empleo de las mujeres que entre 1990 y 2006 ha subido en casi 10 puntos porcentuales. Existen dificultades para los hombres a la hora de encontrar trabajo. La tasa de empleo de estos fue el 2007 algo más de seis puntos porcentuales más baja que en 1993 y cuatro puntos porcentuales inferior a 1996.
Esta situación obliga no solo, a poner énfasis en las bajas tasas de empleo de las mujeres, sino que reconocer que todo indica que el mercado laboral no es tan dinámico para los hombres como era en el pasado. La tasa de participación de los hombres, aunque es superior a la de las mujeres, no es particularmente robusta en el concierto internacional.
El insatisfactorio desempeño del mercado del trabajo para los hombres se concentra con especial fuerza en los sectores de menores ingresos. La tasa de empleo de los hombres en este grupo de edad mostró un retroceso en todos los grupos de ingreso con excepción del quinto quintil.
El empleo de las mujeres muestra una tendencia ascendente en todos los grupos de ingreso. La baja tasa de participación en los primeros dos quintiles de ingreso impide extrapolar la situación a las mujeres que no participan. Hay un sesgo de selección porque las que participan son un grupo pequeño. No puede asegurarse que las mujeres de bajos ingresos no tengan dificultades para acceder a un empleo.
Nuevamente, el impacto sobre los ingresos de los hogares más pobres, de un mayor nivel de empleo de las mujeres del primer quintil de ingresos sería significativo. La pregunta es, ¿qué políticas podrían ayudar a generar un aumento en el empleo? Aunque carecemos de mediciones precisas, no cabe duda de que flexibilizaciones en el salario mínimo y políticas como la propuesta de subsidiar los ingresos del trabajo realizada por el Consejo de Trabajo y Equidad podrían mover el equilibrio de empleo en esa dirección.
Cuando se analiza la caída en la tasa de empleo de los hombres entre 1996 y 2006 por grupos de edades y de escolaridad, se comprueba que esta caída ocurre con especial fuerza en los más jóvenes. Ello no debe sorprender porque son los trabajadores de menor experiencia y calificación. En la caída del empleo de los jóvenes puede existir una influencia del aumento en la escolaridad de esos grupos. Sin embargo, la experiencia de otros países revela que el aumento de la escolaridad de los jóvenes no tiene necesariamente que ir acompañada de reducciones en las tasas de empleo. Sobre todo, cuando, como es el caso de Chile, la tasa de empleo de los jóvenes es relativamente baja.
Las mujeres mantienen en general un elevado aumento del empleo en todos los grupos demográficos.
El comportamiento del salario mínimo
El salario mínimo ha ido subiendo en términos reales desde 1990. Su valor se fija todos los años y en las negociaciones sobre éste rara vez se presentan elementos de análisis que permitan una reflexión más profunda de los potenciales impactos de esta variable en los ingresos y las oportunidades de trabajo de los grupos relevantes.
Estos cambios en el salario mínimo han afectado en diversas dimensiones al mercado del trabajo. Por ejemplo, en los últimos años ha aumentado la proporción de los trabajadores asalariados del sector privado entre 18 y 64 años que gana el mínimo o menos. Ésta ha pasado desde un 11,1 en 1996 a un 14,1 en 2006. Hay dos factores que llaman la atención. Por una parte, el aumento de mujeres que ganan el mínimo o menos que puede obedecer a la creciente incorporación de la mujer en la fuerza de trabajo, pero que también sugiere que las mujeres menos calificadas pueden estar teniendo problemas para acceder al mercado del trabajo. Por otra parte, el aumento en la proporción de independientes que ganan menos que el mínimo sugiriendo que ésta es una válvula de escape para las personas que no se pueden contratar formalmente al salario mínimo.
Se ha acotado el espacio para acomodar trabajadores de baja productividad o, si se quiere, que estos deben acomodarse ahora en un menor “espacio salarial”. La brecha entre el salario mínimo y la mediana salarial se ha ido cerrando significativamente.
Debe ponerse especial atención a la evolución futura del salario mínimo, siendo indispensable un monitoreo más cuidadoso de los efectos que éste está teniendo en nuestro mercado del trabajo. El salario mínimo debe estar en línea con la realidad salarial de los países. Si en Chile una proporción importante de las personas gana poco las razones hay que buscarlas no en el bajo valor del salario mínimo, sino que en su bajo nivel de productividad. Asimismo, el aumento de los ingresos de los hogares de bajos ingresos no debe abordarse con el salario mínimo, sobre todo si este es elevado atendida la realidad salarial del país. Para estos propósitos existen instrumentos como el subsidio a los ingresos del trabajo, propuesto por el Consejo de Trabajo y Equidad, que son más efectivos y eficientes.
Mercado del trabajo y salario mínimo
Una forma de evaluar qué tan restrictivo es el salario mínimo para los distintos grupos es mirar la proporción de ellos que gana en torno al mínimo, Si la proporción es alta, entonces significa que cambios en el salario mínimo pueden afectar de manera significativa las oportunidades de empleo de esos grupos.
El salario mínimo “pesa” en diferentes grupos, pero sobre todo en los jóvenes, las personas con menos escolaridad y las empresas más pequeñas.
En la medida que los antecedentes muestren que los distintos grupos tienen, al mismo tiempo, una alta proporción de personas con un salario inferior al umbral indicado, alta tasa de desempleo y baja tasa de ocupación, es inevitable comenzar a concluir que el salario mínimo puede estar teniendo costos significativos que obligan a estudiar sus reajustes con mucho cuidado. Los jóvenes hasta 26 años, particularmente los que tienen entre 18 y 20 años, u el grupo que reúne a los de 21 a 23 años, parecen estar afectados de manera significativa por el salario mínimo, porque presentan simultáneamente bajas tasas de empleo, altas tasas de desempleo y una alta proporción de sus integrantes ganando en torno al mínimo. Por consiguiente, una política de salario mínimo debe evaluarse particularmente por sus efectos sobre los jóvenes.
La tasa de desempleo de los jóvenes es comparativamente elevada tanto en valores absolutos como respecto de la tasa general de desempleo. Francia e Italia serían los dos únicos países que simultáneamente superan a Chile en ambas dimensiones: tasa de desempleo juvenil en términos absolutos y respecto la tasa de desempleo general.
Conclusiones
El salario mínimo ha alcanzado niveles que son elevados, habida cuenta de nuestra realidad salarial. No se puede aspirar a tener demasiada libertad en el proceso de fijación del salario mínimo. No debería ser un motivo de frustración, porque el salario mínimo no es la única política que existe para afectar los ingresos de los trabajadores de menos ingresos. Dependerá crucialmente de las características imperantes en el mercado del trabajo. Si este se ha vuelto muy estrecho, en el sentido de que el salario mínimo es alto, comparado por ejemplo con la mediana salarial. En esas circunstancias, el subsidio a los ingresos del trabajo cobra especial valor.
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