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Multiculturalidad en Chile

CarlaGodinezEnsayo11 de Junio de 2020

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EDUCACIÓN INTERCULTURAL: UNA MIRADA REFLEXIVA AL NUEVO DESAFÍO DE LA EDUCACIÓN PARVULARIA EN CHILE

     La finalidad del presente ensayo es el de esbozar una mirada reflexiva sobre el gran desafío que se presenta a los futuros educadores de párvulos frente a las distintas culturas, realidades, necesidades, creencias, entre otros aspectos sociales y culturales que los niños/as evidencian en las distintas aulas chilenas y que forman parte de una realidad cada día más compleja.  Factores como la globalización, la inmersión de nuevas familias que traen consigo nuevas culturas a nuestra nación y la inmigración de nuevas culturas en Chile se han convertido en un tema en boga que es necesario plasmar y tratar sobre todo en el ámbito de educación. Sobre esto es clara la necesidad evidente de proponer e implementar nuevas estrategias políticas que aporten de manera significativa a atender de manera integral las necesidades de la diversidad que se encuentran en las aulas de educación parvularia en Chile utilizando como fundamentos la evidencia real obtenida por diversos autores que se han propuesto analizar esta situación y que proponen que más allá de ser necesario atender a la multiculturalidad lo que es necesario es establecer el camino hacia una educación intercultural.

     Sobre esto, es necesario primeramente focalizar la atención hacia el concepto más general que atañe al presente ensayo, la antropología.  Según el diccionario de la Real Academia Española, antropología proviene del latín cient. anthropologia, y este der. del gr. ἀνθρωπολόγος anthrōpológos, que significa “que habla del ser humano”. Es decir, la antropología se refiere a aquella ciencia que estudia al ser humano, comprendiendo todos aquellos aspectos que lo determinan (aspectos biológicos, sociales y culturales). Según Harris (2001) la antropología es el estudio de la humanidad y de sus estilos de vida y debido a la amplitud y complejidad de lo que enmarca este concepto se han diferenciado distintas dimensiones de estudio de la experiencia humana, desde donde se derivan 4 campos de estudios dentro de la antropología, estos son:

  • Antropología cultural (descripción y análisis de las culturas y sus tradiciones)
  • Arqueología (desentierra los vestigios de las culturas de épocas pasadas)
  • Lingüística antropológica (estudio de las diversas lenguas habladas)
  • Antropología física (reconstruir el curso de la evolución humana)

     Luego de esta distinción, el tema que abordaremos y desde donde profundizaremos en otros conceptos más pertinentes al ámbito de educación es el de antropología cultural.

     Teniendo claro este punto de partida es importante destacar que la antropología posee como uno de sus focos de investigación el comportamiento, costumbres y desarrollo de los grupos sociales, lo cual, llevado al área de educación, se visualizaría en los niños/as del aula a través de la variedad de familias y sus singularidades que son visibles en lo que el niño/a lleva al aula, es decir, su cultura. Otros de los conceptos indispensables para entender la línea por la cual se guiará este ensayo es el de multiculturalidad e interculturalidad.

     Según el Diccionario de la Real Academia Española, multiculturalidad, se refiere a la cualidad de convivencia de diversas culturas, es decir, la multiculturalidad será entendida como aquella diversidad de culturas que conviven en un mismo espacio. Por otro lado, la interculturalidad será entendida como el proceso de comunicación e interacción entre culturas específicas, que según el Diccionario de la Real Academia Española sería la cualidad que concierne a la relación entre diversas culturas. Para Urquiza y Agüero (2018) el realizar un análisis desde la multiculturalidad da cuenta de la diversidad de motivaciones, intereses, necesidades y prejuicios entre individuos que participan de una sociedad, con lo cual se propiciará identificar diferencias de clase, grupo y género, lo cual facilitará la comunicación y que, por ende, posibilitará reconocer patrones culturales que se van generando desde una cultura primaria y que irá moldeándose y transformándose según el contexto histórico-cultural en el que los individuos se encuentren inmersos. Desde esta perspectiva, visualizar la antropología, interculturalidad y multiculturalidad como un conjunto de elementos que se deben analizar bajo el mismo manto de estudio al hablar de educación es primordial, ya que tanto el conocimiento y manejo de cada una de sus áreas aportará al currículum que en educación se espera: una educación abierta, participativa, reflexiva y respetuosa con el otro.

      Urquiza y Agüero (2018) afirman que actualmente, se visualiza que existe una carencia de diálogo entre el proyecto educativo y la teoría antropológica, es decir, la realidad se ha limitado únicamente a los efectos de la socialización cultural que se vive día a día, sin intervención y/o mediación para enriquecer de manera profunda la diversidad cultural que poseen las aulas chilenas de manera cada vez más latente.  Los educadores de párvulos son especialistas en educación inicial, por ende, es necesario que sean individuos curiosos, investigadores, críticos, reflexivos y comprometidos con su quehacer pedagógico. Por esto es necesario, que sean conscientes de la importancia de conocer la cultura, así como también, todos aquellos elementos que conlleva.

     Cultura, según el diccionario de la Real Academia Española es el “conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.”. Dentro de una sociedad es posible identificar que existen diversas culturas que, al entrar en contacto con otras, interactuando, comunicándose y enriqueciéndose van modelándose de manera continua y permanente, proceso que es conocido como endoculturación. Según Harris (2001), la endoculturación o enculturación, es el proceso mediante el cual las personas adoptan determinados patrones de conducta de la sociedad o cultura donde viven, es decir, las generaciones de mayor edad inducen a las generaciones más jóvenes a continuar y adoptar los modos de pensar y comportarse. Este proceso establece la forma en la que una generación anterior le transmite a otra, de manera consciente o inconsciente, su legado cultural. Para Harris (2001) este concepto está muy ligado al concepto de etnocentrismo, el cual basa su creencia en que la cultura propia es natural, buena o importante mientras que toda aquella que sea ajena, vivirá de modo salvaje o irracional, lo cual nos hace reflexionar sobre la intolerancia que puede evidenciarse frente a las diferencias culturales que pueden evidenciarse desde la primera infancia y que significará uno de los desafíos más importantes a los que los educadores/as deberán enfrentarse, manejando estrategias adecuadas para resolver de la manera más adecuada y pertinente. Sin embargo, desde esta mirada surge un nuevo concepto que debemos revisar y que es el relativismo cultural.

     El relativismo cultural, según Harris (2001) es “toda pauta cultural que es intrínsecamente tan digna de respeto como las demás”, es decir, es una perspectiva de la antropología que analiza las diferentes culturas libres de etnocentrismo, sin juzgar ni emitir prejuicios del otro desde una propia experiencia y visión. El relativismo cultural, entonces, supone que el investigador que analiza e investiga una sociedad y su cultura, lo hace desde una visión neutral, independiente del conjunto de hábitos, creencias y comportamientos que son distintos o puedan parecer “extraños” al que observa y que pueden ocasionar un choque cultural. En este supuesto no existe cultura que sea mejor a otra, sino que, por el contrario, todas se encuentran desde una mirada en que están al mismo nivel.

     Por otro lado, para Malik y Ballesteros (2015), el interculturalismo es aquella concepción universal que pone atención a la diversidad cultural de las sociedades desde el principio de igualdad, interacción, comunicación y transformación social. Es decir, toma, entiende y considera las relaciones sociales que se generan en una cultura a modo de desarrollar una educación que las tome en cuenta.

     Definidos estos conceptos, podemos comenzar a adentrarnos en nuestro foco de análisis, destacando la importancia que posee que el educador considere todos estos elementos y los utilice como un recurso pedagógico que facilitará el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje del niño/a. Para lograrlo será necesario que en una primera fase, se reconozca la diversidad de cada niño/a y sus familias, luego será necesario defender la igualdad como principio indiscutible de su labor pedagógica dentro del aula, lo que a su vez, deberá ir de manera paralela con uno de sus principales objetivos, el fomentar la interacción entre esta diversidad presente en el aula que propiciará una transformación social dinámica y activa, en un contexto de promoción de procesos educativos que fomenten la interacción cultural y que logren enriquecer, tanto el proceso de aprendizaje de los niños/as como a la cultura.

     Si el docente no comprende las nociones fundamentales de la antropología y cómo estas pueden afectar de manera significativa el proceso educativo, difícilmente podrá ofrecer una educación de calidad, que contemple las diferencias presentes en su aula y maneje estrategias avocadas a cómo trabajar a partir de ellas para no establecer una disgregación, sino que, en cambio, enriquecer de manera continua el proceso educativo y la vida de los niños/as que llegan al aula.  

     Desde aquí entonces, es necesario establecer qué es lo que realmente ocurre en las aulas de educación inicial en Chile. Diversos autores afirman que las definiciones de multiculturalidad son relativas al país donde se promulgan, sin embargo, según Malik y Ballesteros (2015) en América Latina, al hablar de multiculturalidad la definición recae principalmente para enfocarse en los pueblos indígenas y actuar meramente si existe presencia de ellos en el aula. Si bien es cierto, que uno de los principales focos de atención a la multiculturalidad en Chile son las familias provenientes de pueblos indígenas, existen muchas otras que no son tomadas en cuenta. Rojas y Silva (2016) esclarecen el panorama afirmando que luego de numerosos estudios sobre la migración actual en Chile es evidente que es un flujo que va en aumento continuo y que, a su vez, se ha ido diversificando, es decir, no es posible que al hablar de multiculturalidad nos refiramos meramente de familias provenientes de pueblos indígenas sino que día a día van llegando nuevas familias y, por ende, nuevas culturas (haitianos, peruanos, venezolanos, entre otros), que hoy cohabitan en Chile y requieren reconocimiento social para ser parte de una verdadera integración cultural. Entonces, ya no se trata de que en el aula tengamos presente a un niño mapuche, sino que día a día va formando parte de nuestra realidad que existan más niños/as provenientes de familias peruanas, bolivianas o haitianas, en vez de chilenas. Y es aquí donde recae el gran desafío que educadores/as tienen bajo su responsabilidad. Para lograr esta educación integral que integre y articule esta diversidad en pos de favorecer los procesos educativos y el aprendizaje significativo de los niños/as es necesario que se involucre y comprometa con la importancia de su rol y sobre la influencia de su quehacer pedagógico dentro del aula para lograr este objetivo.

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