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PROYECTO INTERVENCION DE LA DISCRIMINACION


Enviado por   •  3 de Marzo de 2014  •  1.985 Palabras (8 Páginas)  •  1.346 Visitas

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PROYECTO DE INTERVENCION DE LA DISCRIMINACION

NTRODUCCION

La discriminación está tan ampliamente extendida y arraigada en toda la

sociedad, que termina trasminando todos los espacios y las instituciones,

y las escuelas no son ajenas a ella.

En una comunidad escolar donde conviven docentes, directivos, personal

administrativo y de intendencia, alumnos, padres de familia y visitantes

eventuales, se establece una red de relaciones sociales que determina en

buena medida la manera en que las y los niños interiorizan normas, asimilan

lo que se vale y no se vale, entienden y establecen sus propias relaciones,

y desgraciadamente éstas suelen recrear muchas veces los prejuicios,

estereotipos y estigmas prevalecientes en la sociedad.

Pero no es sólo que la escuela reproduzca mecánicamente la discriminación

extramuros, sino que la discriminación adquiere en la escuela modalidades

y dinámicas propias que tienen consecuencias particulares para el

ámbito específicamente educativo.

DESARROLLO

En la escuela la discriminación se manifiesta a través de diferentes formas, varias de las cuales son tan cotidianas que llegan a verse como naturales e inmodificables. Piénsese por ejemplo en el hostigamiento de que son objeto las y los niños pertenecientes a minorías religiosas ante su negativa a participar en actos cívicos, que con frecuencia deriva en la aplicación de sanciones, descrédito y burla. O en las y los niños que viven con VIH, los cuales no son admitidos o son expulsados de sus escuelas.

O en las y los niños que viven con alguna discapacidad y que, por esa razón, les es negado el acceso a los servicios educativos. O en la discriminación que padecen las y los niños indígenas en la escuela, suponiendo que tengan la fortuna de acudir a una, discriminación que adopta formas aberrantes como docentes que multan a niños por hablar en su propia lengua o que los canalizan a educación especial porque al no hablar español, piensan que tienen alguna discapacidad intelectual. Estos constituyen los casos más evidentes y extremos de discriminación.

Pero no son los únicos casos. También está presente esa discriminación más velada, pero no por ello menos corrosiva, que se halla presente en la vida cotidiana de la escuela y dentro del aula misma y que incluye, por ejemplo, tratos preferenciales a ciertos alumnos en demérito de otros en función de su sexo, características físicas, condición social o económica, apariencia, etcétera. Y mal haríamos en perder de vista las conductas de hostigamiento e intimidación y violencia que se registran de unos alumnos hacia otros, los que con frecuencia victimizan a niños pertenecientes a grupos discriminados y en condición de desventaja social, y que no obstante el grado de violencia que suelen alcanzar, pocas veces merecen una respuesta articulada y enérgica por parte de docentes y escuela.

Y en esta ya larga lista tendríamos que sumar los comportamientos de algunos

docentes que, con base en imágenes estereotipadas, etiquetan rígidamente

a su alumnado y de esa forma terminan incluso condicionando su desempeño

escolar.

¿Por qué combatir la discriminación en la escuela?

Desafortunadamente, los actos de discriminación que se presentan día

con día entre la comunidad escolar y que no encuentran respuesta, tienen

efectos devastadores: en primer lugar, las y los estudiantes aprenden a

ver en la discriminación un comportamiento social legítimo. Por otra parte,

quien sufre la discriminación puede perder la confianza en sus capacidades

para tener un desempeño escolar adecuado. Y ese proceso se acentuará

si buena parte de su energía se orienta no al aprendizaje, sino a protegerse

de las agresiones de un entorno hostil, predisponiéndolo para el

fracaso y la deserción escolar. Philippe Perrenoud ha señalado a este último respecto lo siguiente:

Luchar contra los prejuicios y las discriminaciones sexuales, étnicas y

sociales en la escuela no es únicamente preparar para el futuro, es hacer

el presente soportable y, si es posible, productivo. Ninguna víctima

de prejuicios y discriminaciones puede aprender con serenidad. Si hacer

una pregunta o responderla despierta burlas, el alumno se callará. Si

el trabajo en equipo lo sitúa en el blanco de segregaciones, preferirá

quedarse solo en un rincón. Si las buenas notas suscitan la agresividad

o la exclusión basadas en categorías sexuales, confesionales o étnicas,

evitará tener éxito. Y así podríamos seguir. En primer lugar, para

poner a los alumnos en condiciones de aprender, hay que luchar contra

las discriminaciones y los prejuicios.

CONCLUISIONES

En resumidas cuentas, existe una doble y poderosa razón por la cual es

preciso luchar contra las diferentes expresiones de la discriminación en la

escuela: se trata, primero, de un asunto de justicia y segundo, como lo

sugiere Perrenoud, es un desafío al sentido y al propósito mismo de la

escuela, que es enseñar a aprender: nadie que es discriminado puede

genuinamente aprender y hacer valer su derecho a una educación de

calidad.

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