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Problematica En Ucrania


Enviado por   •  6 de Octubre de 2014  •  1.488 Palabras (6 Páginas)  •  490 Visitas

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Sin contener nada social, Rusia, con su tradición autocrática, su corrupción y su economía incierta, es incapaz de seducir a las sociedades de su entorno.

En la batalla entre Rusia y la Unión Europea por ver quien se queda con Ucrania, hay un problema que nadie contabiliza pese a que está en el centro de la situación. Se trata del problema de Rusia. Más allá de la minoría rusófoba que existe en Ucrania Occidental, el hecho central es que a pesar de la proximidad cultural, histórica y civilizatoria existente entre la inmensa mayoría de los ucranianos y los rusos, Rusia no es atractiva para ellos. Muchos ucranianos no ven en la hermana Rusia una perspectiva de futuro y modernización. Y los motivos son claros.

Rusia adolece de los mismos vicios y enfermedades que el pueblo ucraniano sufre en su país. Aunque gracias a una mayor capacidad de consenso y de rebelión contra la injusticia, el poder autocrático sea más leve en Kiev que en Moscú, uno encuentra en ambas capitales sistemas parecidos de corrupción y de capitalismo de estado-oligárquico. Es inevitable que muchos ucranianos, especialmente la juventud deseosa de cambio, vean en una integración con Rusia un mero fortalecimiento de su propio sistema que rechazan, por más que tal integración esté cargada de racionalidad económica e histórica para muchos de ellos. Las ventajas de lo segundo no alcanzan para compensar el desagrado hacia lo primero.

Algo parecido, pero al revés, ocurre con el acuerdo propuesto a Ucrania por la Unión Europea: que sus condiciones sean un completo abuso y desastre para Ucrania, es secundario en este contexto, pues lo que domina es la ilusión de un cambio de sistema.

En este sentido, la batalla entre las potencias occidentales opuestas a la consolidación geopolítica de Rusia (Estados Unidos y la OTAN, Alemania, Polonia y otras) y Moscú, se decide sobre todo en Moscú. Esa batalla comenzó con la misma disolución de la URSS en 1991 y dura ya 22 años. A lo largo de todos estos años, pese a acuerdos más o menos exitosos e inestables con los oligarcas de Donetsk y Dniepropetrovsk en materia de gas o de la presencia de la flota del Mar Negro en los puertos de Crimea, Rusia ha ido más bien perdiendo posiciones en el imaginario. Para vencer Rusia debe ganarse a la población ucraniana, debe ser capaz de proponer, no a los oligarcas sino a la ciudadanía, una vía de desarrollo moderna, en lo material y social, en lo político y en lo económico: una vía capaz de seducirla.

Desgraciadamente –porque la consolidación de un polo ruso es deseable en nombre de la pluralidad mundial y del contrapeso a la dictatorial hegemonía occidental de la mundialización- estamos bastante lejos de eso. Mi impresión es que esto no se entiende en Moscú y que en gran medida no es computable por el sistema de poder que hay allí.

Esta circunstancia hace inevitable entrar en el problema de Rusia para entender la batalla de Ucrania.

El poder que Putin preside en Moscú es un conglomerado formado por el tradicional estatismo ruso y el sistema de magnates parasitarios heredado del yeltsinismo. Putin y sus guardias civiles del ex KGB pertenecen al primero de los polos de este conglomerado. Tienden a poner por delante los intereses de la potencia rusa y enfatizan su autonomía, lo que determina cierta orientación hacia lo estatal y público, planes de inversiones y esfuerzos estratégicos, etc, y, por supuesto, una mayor hostilidad occidental. Por el contrario, su gobierno encabezado por el primer ministro y ex presidente Dmitri Medvedev, está dominado por neoliberales abiertos a la influencia occidental y de los magnates rusos. Esta división, repleta de tensiones y contradicciones, impide formular planes de desarrollo coherentes que liberen el enorme potencial de la economía y la sociedad rusa, que cuenta con un enorme mercado y una sólida base de conocimiento y capacidad industrial, pero que continua presa de la extracción y exportación de materias primas.

El país sufre una falta clamorosa de inversiones en sus infraestructuras industriales y sociales. Su complejo industrial-militar y la alta tecnología, sus redes de transportes terrestres, ferroviarias y aéreas, precisan de fuertes inversiones, pero el capital de los magnates prefiere colocar su dinero en el extranjero o dedicarlo a la especulación cortoplacista, mientras que los sectores neoliberales se oponen a toda regulación estatal.

Hasta ahora la popularidad de Putin se sostuvo sobre la relativa prosperidad y el considerable crecimiento que el país experimentó en sus dos

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