ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Sistemas Éticos


Enviado por   •  26 de Enero de 2013  •  2.527 Palabras (11 Páginas)  •  573 Visitas

Página 1 de 11

EL FORMALISMO KANTIANO

Kant (1704-1804) distingue entre ética heterónoma y ética autónoma. Ética heterónoma: se da cuando se reduce lo moralmente bueno a otro tipo de bien (el placer, la felicidad, lo que Dios quiere, etc...) que es el que mueve la voluntad. No hay en ellas un bien específicamente moral. La voluntad es determinada a obrar por un bien que ella no se ha dado a sí misma, lo cual significa que se comporta pasivamente con respecto a él. Ética autónoma: se da cuando lo que mueve la voluntad es lo que establece la razón del sujeto como deber. El individuo establece por sí mismo (mediante su razón) sus normas morales.

• Kant critica las éticas materiales y las rechaza fundamentalmente por dos razones: a) Porque las éticas materiales son heterónomas: porque reducen lo moralmente bueno a otro tipo de bien (el placer, la felicidad, lo que Dios quiere, etc...) que es el que mueve la voluntad. La voluntad es determinada a obrar por un bien que ella no se ha dado a sí misma, lo cual significa que se comporta pasivamente con respecto a él, por tanto, es heterónoma y no autónoma. Las éticas materiales eran incapaces de explicar que los seres

humanos pueden darse sus propias leyes, queridas por su voluntad, es decir, que son libres. Por eso sólo una ética formal puede dar cuenta de la autonomía humana. b) Porque las éticas materiales son empíricas: Sólo podemos saber cómo debemos obrar si hemos descubierto el bien y sabemos qué hemos de hacer para alcanzarlo, es decir sólo podemos

saberlo por experiencia. Pero piensa Kant que la experiencia es particular, por tanto, subjetiva y no puede pretender universalidad. Nuestros propios fines serán aquellos válidos para toda persona. La ética no ha de empezar preguntándose en qué consiste el bien, sino en qué consiste el deber. A este cambio en el punto de partida de la ética, que ya no es el bien sino el deber, se ha llamado «inversión copernicana». Del mismo modo que Copérnico descubrió que es la Tierra la que gira alrededor del Sol y no viceversa, Kant descubrió en el terreno de lo moral que no es a partir del bien de donde se deduce qué es deber, sino que el bien moral consiste en cumplir el deber. Así pues Kant propugna una

ética deontológica: La que trata de determinar únicamente qué es lo correcto (gr. deón), o el deber. Lo contrario de una ética deontológica es una ética teleológica, es decir, una teoría ética que se preocupa por establecer un bien supremo o fin. Llamamos imperativos a los mandatos por los que nos sentimos coaccionados a obrar. Estos imperativos son de

dos tipos: hipotéticos y categóricos.

a) Los imperativos hipotéticos obligan únicamente a las personas que quieren alcanzar un fin determinado y la acción expresada en el mandato es un medio para alcanzarlo; por ejemplo, «Si quieres ser feliz, no bebas en exceso». La forma del mandato es «Si quieres x, debes hacer y», y por tanto, manda sólo condicionadamente a los que estén interesados en x. Por ejemplo, para los hedonistas las normas obligan si proporcionan placer

y para los eudemonistas si nos conducen a la felicidad. Estos mandatos no

son universales y son los característicos de las éticas materiales.

b) Los imperativos categóricos, por el contrario, obligan a realizar una determinada acción de forma universal e incondicionada, por ejemplo: « ¡No se debe matar! ». La forma del mandato es «Debes (o "no debes") hacer x ».Este es el ámbito de lo moral, según Kant, que es el de los deberes que mandan sin condiciones, sin prometer nada a cambio. Si no

matamos o no mentimos sólo por miedo a la cárcel o por no tener problemas, entonces estamos «rebajando la humanidad en nuestra persona» y actuando de forma inmoral. Este mandato es universal y es el propio de la ética formal.

Los éticos, según ha establecido Kant deben preocuparse de descubrir qué rasgos formales deben tener las normas morales para que sean racionales. Para descubrir esos rasgos Kant propone un test que va exponiendo a través de lo que llama «las formulaciones del imperativo categórico». La persona que desee saber si su máxima, un principio por el que orienta su acción, puede convertirse en ley moral, deberá preguntarse si reúne los siguientes rasgos: a) ser universalizable «Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal». Será ley moral aquella que yo creo que todas las personas deberían cumplir, de forma que no hago conmigo una excepción. b) Tratar a los hombres como fines y nunca como medios: «Obra de tal modo que trates la

humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio». Será ley moral aquella que proteja a seres que tienen un valor absoluto (son valiosos en sí y no para otra cosa) y son, por tanto, fines en sí mismos, y no simples medios. Los únicos seres que son fines en sí son los seres racionales.

Los seres que pueden intercambiarse por otros tienen un precio, pero un ser autónomo es único y no puede intercambiarse. Por eso el hombre no tiene precio, sino dignidad. La bondad moral consiste en tener buena voluntad. Tiene buena voluntad el que quiere cumplir el deber por el respeto que le merece. El móvil de la conducta no es entonces el interés egoísta, sino el sentimiento de respeto ante el deber. Kant distingue tres tipos de acción:

a) acción contraria al deber: Por ejemplo, un comerciante que cobra

precios abusivos a sus clientes.

b) acción conforme al deber: Por ejemplo, un comerciante que cobra

precios justos para no perder a su clientela.

c) acción por deber: Por ejemplo, un comerciante que cobra precios

justos porque cree que ese es su deber.

En el caso b) el comerciante actúa legalmente pero sólo en el caso c) el

comerciante actúa moralmente. Aunque el resultado es el mismo en ambas

acciones lo que cuenta, según Kant es la intención con que se realiza la

acción.

Así pues la ética kantiana es una ética de la intención (o de la convicción). El concepto contrario al de ética de la intención es ética de las consecuencias o resultados que considera que una acción es correcta en función de las consecuencias que de ella se siguen.

¿Cuál es entonces

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (14.6 Kb)  
Leer 10 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com