Trabajo Práctico Grupal: La Producción de Azúcar de Caña
LouraylfriTrabajo5 de Septiembre de 2012
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Trabajo Práctico Grupal:
La Producción
de Azúcar de Caña
Nombre de los Integrantes:
_Aguirre Ariel
_Díaz Fátima
_Díaz Florencia
_Frías Lourdes
Curso: 5° B.
Profesor: Juan Manuel Romano.
Materia: Geografía.
Año: 2012.
La producción de azúcar de caña
La caña de azúcar, también llamada melar o caña miel, tuvo sus orígenes en la India, en los valles de Bengala. De allí pasó a Persia donde el azúcar se usaba en terrones ya en el año 500 de nuestra era. Poco más de un siglo después los árabes la propagaron en Europa a través de España y un milenio después llegaba a Santo Domingo con la conquista española. Fueron también los colonizadores peninsulares quienes la introdujeron en 1640 en la generosa tierra tucumana.
La agroindustria argentina del azúcar se concentra en el noroeste argentino (NOA), en las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy, existiendo además un pequeño desarrollo azucarero en el Litoral del país. Tucumán es la principal productora argentina de caña de azúcar con el 66% de la producción. Para Tucumán la caña de azúcar tiene una significativa trascendencia económica y social, ya que se trata de una de sus principales actividades, estimándose para los últimos años que su participación en el Producto Bruto Geográfico provincial sería del 10,5%. El valor bruto de la producción de la agroindustria fue del orden de los 1500 millones de pesos. Además, la participación de la caña de azúcar en el valor agregado del sector agrícola de la provincia fue del 30,7%; y el de la agroindustria azucarera del 42% dentro del sector industria manufacturera.
Desde el año 1992 la actividad azucarera argentina experimenta cambios de importancia, a partir de la desregulación casi total de la industria con la apertura del mercado, y la integración con el MERCOSUR. La desregulación de la actividad azucarera en 1992 se tradujo en una sensible reducción de los precios del azúcar, lo que exigía una transformación en el manejo de las explotaciones cañeras, a través del incremento de la productividad, reducción de los costos, aumento de la escala de producción, integraciones horizontales, diversificaciones agrícolas y agroindustriales y la creación de empresas generadoras de servicios.
En la Argentina el sector azucarero presenta dos actividades marcadas: la primaria, representada por la producción de caña de azúcar y la secundaria, que abarca la elaboración de azúcar y subproductos. El grado de integración entre una y otra actividad depende de la zona productora, ocurriendo lo mismo con la extensión de las fincas cañeras y la concentración de las empresas.
Si se compara Tucumán con Jujuy, la situación es totalmente contrapuesta. En Tucumán un 27% de los cañeros tienen establecimientos que a lo sumo llegan a 50 ha, con un predominio de extensiones de hasta 1 ha. La mayor parte de los cañeros son pequeños productores, que a pesar de ser propietarios de sus fincas tienen una muy limitada escala de operaciones. En Jujuy, sólo el 1% de las explotaciones corresponde a la escala señalada en último término, ya que el 95% de la superficie se asocia con explotaciones de más de 100 ha. Es importante señalar que en la estratificación realizada para Jujuy por el INDEC, el 88,4% de la superficie corresponde a fincas de más de 500 ha.
En Salta la situación es semejante a la de Jujuy, y en el Litoral a la de Tucumán. Además, Salta y Jujuy tienen una altísima integración vertical y los ingenios son dueños de la mayor parte de su materia prima, mientras que en Tucumán hay un predominio de cañeros independientes que venden su materia prima al ingenio de acuerdo a conveniencia mutua. Es importante señalar que en Tucumán, en la última década, las explotaciones sufrieron una importante concentración y que, si bien hay un número significativo de pequeños productores, la cantidad de cañeros grandes creció y en general, aquellos que tenían una escala destacada la incrementaron más. Las diferencias tecnológicas entre pequeños y grandes productores también se redujeron en los últimos años, empleándose en general sistemas de producción modernos, que incluyen equipamientos de alta tecnología para laboreo, herbicidas, maduradores, variedades de alto rendimiento cultural y fabril y alta mecanización.
Es así que, salvo en la plantación en la que se emplea una cantidad considerable de mano de obra, el resto de las etapas de producción, incluida la cosecha, están altamente mecanizadas. La actividad azucarera primaria en la Argentina se encuentra mecanizada en un 78%. Este cambio fue impulsado en muchos casos por los ingenios, que en el afán de obtener materia prima en cantidad suficiente y de calidad adecuada, ofrecen sus servicios y financiamiento a los cañeros, por lo que se logran labores culturales, fertilizaciones y plantaciones más efectivas. Todo esto determina un mejor crecimiento y mayor productividad de la caña de azúcar.
Acompañando la acción de los ingenios, crecieron las empresas contratistas de servicios de cultivo, plantación y cosecha, que han resultado tremendamente efectivas para mejorar la calidad de las labores, mediante la utilización de equipos con innovaciones tecnológicas y con el trabajo de personal especializado para atender convenientemente el servicio. El eficiente sistema de servicios implementado fue producto de la organización empresarial, estuvo especialmente adaptado al escenario y fue una respuesta a la fuerte crisis azucarera de la década de los noventa. Además, significó una modificación decisiva para la reconversión del sector azucarero, ya que se pasó de un parque de maquinarias sobredimensionado, desactualizado y de alto costo operativo, a labores de elevada calidad y bajos costos de servicios.
Como consecuencia directa de las incorporaciones de los nuevos desarrollos tecnológicos y la calidad y oportunidad de las labores, Tucumán logró un crecimiento significativo de su productividad y rentabilidad, lo que queda claramente expresado en la evolución sostenida de los rendimientos culturales y fabriles y muy especialmente, por la sensible reducción de los costos de producción. El costo, que se encuentra por debajo de la media mundial, para un esquema de manejo de amplia difusión en Tucumán (considerando una finca que se encuentra a 25 km del ingenio, y que tiene un rinde promedio de 75t/ha), se distribuye de la siguiente forma: un 19% del gasto de producción corresponde a agroquímicos, un 8% a labores, un 12% a administración y el 43% a cosecha y flete.
Esta coyuntura permitió, que a pesar de que la Argentina tenga uno de los precios más bajos del mundo para el mercado doméstico, los cañeros alcanzaran ingresos que no tenían en otras épocas, lo que les dio la posibilidad de entrar en un círculo de inversiones y gastos en la explotación y el cultivo que aseguraran el crecimiento sostenido de la producción azucarera. Esta realidad plantea el análisis de la alternativa de orientar parte de la producción de caña azúcar a fines energéticos.
La Argentina cuenta con 23 ingenios, 15 ubicados en Tucumán, 3 en Jujuy, 2 en Salta y 3 en el Litoral.
La capacidad de molienda, la tecnología empleada y la eficiencia de las fábricas es altamente variable. La producción de cada uno de ellos, en los últimos 15 años, refleja de alguna manera la situación empresarial que atravesaron. Cuando se produjo la desregulación de la actividad azucarera, los augurios para el sector eran negativos. Contra la mayoría de los pronósticos, 15 años después todos los ingenios tucumanos tuvieron una zafra exitosa en el año 2006.
En promedio, el crecimiento de la producción de azúcar fue de un 3,9% por año. El incremento en la cantidad de azúcar producido obedece a inversiones y mejoras en los procesos agrícolas e industriales realizadas principalmente en Tucumán por muchos ingenios y grupos empresariales. Es importante señalar que en Tucumán la actividad experimentó una marcada concentración.
En Tucumán durante estos 10 años, hubo un incremento de la capacidad de molienda en la mayoría de las fábricas, registrándose aumentos entre el 4% y 120% y una mejora para toda la provincia de 21%, pasando de una molienda de 87.900 t diarias a una de 106.255 t.
Luego se registró una disminución de la producción debido a las intensas heladas registradas, principalmente en Tucumán.
Además de azúcar para los mercados interno e internacional, la actividad está produciendo alcoholes a partir de melazas. Paralelamente, se utiliza una elevada proporción del bagazo para producir papel en Tucumán y Jujuy. También se analiza la posibilidad de incursionar en la producción de alcohol carburante y cogeneración de energía. En efecto, un nuevo capítulo para los productos bioenergéticos asociados a la fabricación de azúcar se abre a partir de la ley 26093 de biocombustibles y la obligatoriedad de mezclar las naftas con un 5% de etanol.
La actividad azucarera en Tucumán implementó un proyecto de gran envergadura en la década del ochenta para producir alcohol de caña, el que se empleó como combustible en mezcla con naftas en distintas proporciones. El proyecto sólo se mantuvo activo hasta el año 1989, como consecuencia de la eliminación de incentivos para la producción del alcohol carburante,
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