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África ¿Oportunidad y reto de la empresa mexicana?

igitaMonografía21 de Abril de 2013

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África ¿Oportunidad y reto de la empresa mexicana?

Autores: Sebastián Lobato Ocampo y Marc-Henry Rouvroy

Edición:322

Sección: Alta Dirección

El continente puede convertirse en un importante referente en distintos ámbitos para la empresa. Aunque es un hecho que su inestabilidad política, pobreza y corrupción representan grandes riesgos, también es verdad que esa percepción de inseguridad generalizada es mayor a los factores reales. Vale la pena aventurarse a explorar su mercado.

Es sorprendente cómo permanecen los paradigmas en la sociedad actual. Pese a los recursos tecnológicos de comunicación ahora disponibles, que nos permiten conocer casi al instante los sucesos que ocurren al otro lado del mundo, todavía pensamos sobre empresas, sociedades, países o regiones con marcos de referencia aprendidos hace años (si no es que décadas).

Uno de los estereotipos más arraigados (y que no pueden estar más lejos de la realidad) es el que ha lastrado al África poscolonial por décadas como un continente trágico.

Un ejemplo vivo en nuestro país se refleja en una encuesta realizada en 2007 por el profesor Emilio Calderón Mora, de la Facultad de Economía y Administración de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, como parte de las actividades de La Segunda Semana de África en México («¿Es África un nicho de negocios para el empresario Mexicano?»); esa encuesta indicó que el primer pensamiento acerca de ese continente va desde conceptos muy negativos como enfermedades, guerra, hambre y miseria hasta algunos lúdicos o exóticos como futbolistas o animales, pero nadie expresó conceptos como negocio, mercado o empresa pese a que el propósito esencial de dicho evento era establecer mecanismos que promuevan eficientemente el acercamiento de las empresas mexicanas al continente africano.1

No estamos solos en esta miopía: en 2001, una revista cuyos estándares de investigación y redacción son muy rigurosos, como es el caso de The Economist, describió a la región como el continente sin esperanza (hopeless continent). Aunque les honra haberlo reconocido públicamente, como un exceso de entonces, en un trabajo de 2012, reivindicativo de The Economist Intelligence Unit, acerca de las oportunidades de negocio en África.2

La verdad es que, pese a sus muy numerosas e innegables áreas de oportunidad en los ámbitos sociales, políticos, económicos, África es uno de los bloques que mayor desarrollo ha tenido en los últimos años. Es verdad que se ha visto beneficiada por el boom de consumo de commodities en el mundo que se desató en los primeros años del siglo, como disparador del crecimiento económico, pero también es cierto que ahí han trabajado mucho para facilitar las condiciones de un mejor futuro.

Un trabajo de investigación que expuso muy bien las características y fundamentos de este desarrollo, se publicó en 2005 bajo el título de The Africa You Never See y tuvo tal impacto que motivó una carta de felicitación enviada por Kofi Annan.3

Carol Pineau, periodista y autora de dicho artículo señalaba la paradoja que África entrega el más elevado retorno a la inversión extranjera directa y sin embargo es de las que menos inversión recibe entre las regiones económicas del globo. Afortunadamente, eso va cambiando en forma progresiva.

La misma periodista produjo y dirigió por ese tiempo, un documental cinematográfico (ganador de diversos galardones como el BBC Documentary of the Year 2006 y el CINE Golden Eagle Award), que ilustra cómo el progreso económico del continente surge cuando hay facilidades para la inversión, generación de empleo y el desarrollo de espíritu empresarial. Las ayudas internacionales son necesarias, pero la disposición de hacer negocios con África aporta a sus habitantes, no sólo la posibilidad de mejorar su estándar de vida, sino lo que es mucho más importante, hacerlo con dignidad.4

El documental aborda la tesis del desarrollo económico y social africano a través del relato de 10 inspiradoras historias reales de lucha constante ante numerosas adversidades, muchas propias sólo de ese continente, pero también de triunfos y logros satisfactorios de hombres y mujeres de negocios. Se desarrollan en cerca de una decena de países: Senegal, Uganda, Ghana, Zambia, Botswana, Nigeria, República Democrática del Congo y otros; lo que refleja que el movimiento no se localiza sólo en unos pocos puntos de la región.

Erradicar los mitos no es sencillo. Carol Pineau lo vivió en carne propia, cuando estaba integrando el equipo de rodaje del documental, uno de los camarógrafos le soltó inopinadamente: «África y negocios, ¿no son términos contradictorios?»; si bien, fue una expresión de broma, claramente ilustra la clase de paradigmas de los que hablamos.5

Gracias a un verdadero ánimo emprendedor, en diversos focos geográficos y sociales del continente se han puesto las bases para conseguir una verdadera transformación hacia el progreso y las mejoras sociales y políticas, intentando aplicar soluciones africanas a los problemas africanos.6

No es fácil definir a África con pocas palabras: un mosaico de más de 50 países, integrado por diversas razas, religiones y culturas, establecidos en una superficie que supone la quinta parte del territorio total del planeta, con una población de alrededor de 1, 000.0 M de habitantes (15% de la población actual en la Tierra).

Entrando en los terrenos de los hechos constatables y cifras duras, podemos debatir los argumentos acerca de las oportunidades que África representa para empresarios y comerciantes del planeta.

SITUACIÓN MACROECONÓMICA FAVORABLE

Con una década de crecimiento económico real muy por encima del promedio global, los logros del continente africano desconciertan a los escépticos.

Como prácticamente todas las economías del globo, sufrió el tsunami económico-financiero provocado por la declaración de quiebra de Lehman Brothers en el verano de 2008; el impacto en el desarrollo económico africano estuvo lejos de ser devastador (como sí lo ha sido en Europa, por ejemplo) ya que si bien, su PIB se resintió notablemente, se ha mantenido a distancia más que prudente respecto a una recesión y, vamos, ni siquiera ha registrado un crecimiento negativo puntual. Ver gráfica 1.

Parece evidente que la evolución económica del continente sigue un patrón de recuperación con figura de «V» ya que los pronósticos, de los especialistas, para los próximos años continúan reflejando cifras muy optimistas. Todo ello no sólo se debe a expectativas positivas del desempeño de los commodities sino al florecimiento empresarial en la región.

De hecho, el crecimiento económico se espera a tasas altas y en una forma extendida (a lo largo y ancho del continente, particularmente en el África subsahariana), ver figura 1.

Es importante hacer notar que no sólo el crecimiento económico es elevado y extenso sino también variado; el este de África refleja la mayor velocidad de crecimiento esperado.7 Lo sustentan diversas razones: en Kenia, donde hasta 65% de la economía se basa en el sector servicios,8 el dinamismo se apoyará en ese sector económico y en las reformas anunciadas por el gobierno; en tanto que la vecina Uganda tomará ventaja de los recientes descubrimientos petrolíferos para ingresar al club de exportadores de este importante recurso.9

Por otro lado, es sintomático que las calificaciones de riesgo que las tres grandes agencias otorgan a países del continente vayan a la alza, aunque en términos generales sigan siendo moderadas. Por ejemplo, en el caso de Moody’s,10 califica a siete países (Marruecos, Túnez, Egipto, Angola, Namibia, Botswana y Sudáfrica), de los cuales cuatro alcanzan el grado de inversión; Botswana el más elevado (A2 y con perspectiva estable).

El intercambio comercial es otro aspecto útil para analizar con detalle. El socio comercial más relevante para África, en calidad de bloque, es la UE-27; desde 2004, con excepción de 2009 (por la crisis), el comercio Extra UE-27 con África ha aumentado en forma notable, con importaciones (sobre todo productos energéticos) cuyo monto es consistentemente más alto que el de las exportaciones hacia África (especialmente maquinaria y equipo de transporte).

A título de país individual, China es el primer socio comercial de África ($90,000.0M USD en 2009) seguido por EUA ($86,000.0M USD). Brasil considera el continente africano como un mercado cada vez más importante para sus productos de exportación y prestación de servicios; de 2003 a 2010, el comercio con África se ha quintuplicado, al pasar de $5,000.0M USD en 2003 a $26,300.0M USD siete años después.11

Finalmente, para concluir con los aspectos macroeconómicos más relevantes, debemos hablar de la situación respecto de la inversión en los negocios africanos. En lo que concierne a la inversión extranjera directa, como se mencionó, pese a que África ha registrado los más altos retornos a la IED (Inversión Extranjera Directa) en el mundo, es una de las regiones con más bajos índices de IED, esencialmente por la aversión al riesgo percibido sobre el entorno socio-político del continente.

No obstante, en la pasada década se registró un incremento sustancial en los montos de capital invertidos por empresas internacionales en África. La inversión procedente de la OCDE creció casi 10 veces en este período hasta alcanzar $88.000,0M USD. A juzgar por los datos de 10 bancos centrales de países africanos, los flujos de la OCDE representan 83% de las transacciones entre 2005 y 2010.12

Estados Unidos sigue siendo el mayor inversionista en África pero

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