Discurso Fúnebre de Pericles

Discurso Fúnebre de Pericles.

Mencionado como parte de las Historias en el Libro II (35 - 46) de la obra de

Tucídides “La guerra del Peloponeso”. Fue pronunciado en el año 431 a.C. en el

Cementerio del Cerámico (Atenas), y corresponde a uno de los más grandes testimonios de cultura y civismo que se haya legado desde la antigüedad. Es considerado mucho más que un simple discurso fúnebre, se trata de un texto fundacional, y constituye el origen del ejemplo de conciencia ciudadana y modelo político. Tucídides nos entrega un texto que tiene un carácter idealista de la gloriosa Atenas y conserva su tono retórico del discurso original.

En detalle, el discurso hace una mención honrando el entierro de los caídos en

combate, honorificándolos y dignificándolos por sus obras.

En la apertura del discurso manifiesta un homenaje recordando a los antepasados,

citándolos de manera apropiada al momento y la situación, agradeciendo a las sucesivas generaciones pasadas por sus logros y el mérito de haber dejado un legado de tierras libres, tierras que forman parte del imperio heredado; imperio que ellos han complementado e incrementado, sea en períodos de guerra o de paz, así como también han vanagloriado su virtuoso aporte normativo alcanzado, en ámbitos políticos y culturales.

La grandeza de su régimen político radica en que sus leyes no imitan las de los

países vecinos, es más, el mismo ha servido de ejemplo para otros (esto en alusión a los vecinos Esparta y Roma respectivamente). Bien se conoce el nombre del tipo de administración llevada a cabo, la cual, ejerce a favor de la mayoría y no de unos pocos, hablamos de la democracia. Misma que insta a sus leyes en las cuales, todos gozan de iguales derechos en pro de sus intereses particulares; y en la honorabilidad que permite que cualquiera que destaque en ello, sin distinguir categoría social, pueda acceder a cargos públicos, solo por sus méritos.

La misma democracia, permite y evoca el respeto a libertad de expresión, incluso con las rivalidades que puedan presentarse, sin alterarse los unos con otros, ya que prima un gran respeto y acato de las leyes y de quienes han de estar en turno

de gobernar.

En cuanto a su grandeza cultural, manifiesta la instauración de períodos de descanso, procurando una serie de recreaciones, certámenes públicos y celebraciones religiosas esparcidas por el período que abarca el año. Además, manifiesta el goce y disfrute individual de dignos y satisfactorios bienestares materiales (bienes importados desde todo el mundo), con los cuales se ahuyenta la melancolía. En el ámbito militar, se habla de aventajamiento en cuanto al tipo de adiestramiento, en el sentido de que no se oculta nada en la ciudad, y no se expulsa a los extranjeros por presenciar estos ejercicios.

Es que por más armamento o estrategia, se confía más en la fortaleza del alma con que se acometen las empresas militares. Su enseñanza en las artes de la guerra, no basada en realizar desgaste físico desde la juventud para alcanzar su

coraje (Esparta), sino de vivir más relajado, de igual manera les permite enfrentar cualquier peligro. Diferencia que se aprecia, por ejemplo con Esparta, quienes no pueden realizar empresas militares en tierras enemigas sin sus aliados, en cambio, los atenienses, sin alianzas, invadiendo incluso tierras enemigas desconocidas, en un gran número de veces logran la victoria sin dificultad, incluso, solo tratándose de una parte de todas la fuerzas militares, ya que también, han de preocuparse de atender asuntos como mantención de flotas de navíos o distribución de las fuerzas en dichas tierras.

El pueblo, amante del arte y la belleza, y cultivadores del saber que no los ablanda en lo absoluto, basa su riqueza en el poder hacer algo,

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