El relato del aspirante

El relato del Aspirante[pic 1]

¡Como Ordene!

¿Qué se siente perder un sueño y desilusionar a tu héroe? El relato de Andrés Vargas Gartner nos acerca a la realidad de un Aspirante a Cadete Naval, lo duro del entrenamiento y el choque de salir de una escuela de formación militar de vuelta a la vida civil, que como él lo menciona  “es una experiencia que te marca para toda la vida”.

Andrés llego de su colegio el día 19 de diciembre del 2011, encontrando con gran sorpresa y anhelo una carpeta y un sobre sellado remitente de la Armada Nacional, lo primero que hizo él fue tomar este sobre y atravesar el batallón donde su papa se desempeñaba como comandante de la decimosexta Brigada del Ejército Nacional, al llegar a la oficina Andrés con voz entre cortada repite las frase que él le pronuncio a su padre “Vamos a abrir esta carta juntos porque este logro o fracaso es de los dos, esto es tu legado”. Para Andrés el ser militar era el sueño de su vida y este sueño lo despertó el ver a su Padre y darse cuenta que él era un héroe más grande que Superman, pero no un héroe de propaganda o comercial publicitario, para Andrés él era un héroe de carne y hueso, cercano a su realidad que desde su infancia le trasmitió el amor por su patria. Al abrir el sobre Andrés deslizo una hoja de papel en la cual le confirmaban que el sueño de su vida se había cumplido, él ya era parte de la Escuela Naval de Cadetes Almirante Padilla. En esta parte del relato se puede sentir como la voz Andrés se quebranta sin más remedio, el recordar este momento tan grato le llena de sentimientos encontrados, traer de vuelta las lágrimas de su Padre y el abrazo sincero que le brindo lleno de orgullo, lo derrumban. Esa noche la celebración no dio espera, en familia celebraron el triunfo de Andrés.[pic 2]

3000 jóvenes aproximadamente se presentaron ese año a la Armada Nacional, llenos de sueños y esperanzas sobre un futuro promisorio en la mar, de los cuales solo 135 llegaron a hacer parte del contingente 136 de Oficiales Navales, entre los cuales se encontraba Andrés y su familia, el 16 de enero del 2012 es el ingreso a la Escuela Naval de Cadetes Almirante Padilla, después de haber superado diferentes pruebas que como él las denomina fueron “coladero” para ver quien es apto para la vida militar. Andrés llego a la compañía Binney la cual le abrió sus puertas y se convirtió en su nuevo hogar, ese día al despedirse de la familia comenzó a darse cuenta de la realidad en la que se había embarcado, al pasar al comedor a almorzar Andrés se da cuenta que no tiene derecho a usar el espaldar de la silla puesto que él es un “recluta”, tenía que sentarse en la punta de la silla, con las palmas de sus manos sobre sus piernas, una posición erguida y la mirada al cielo como si se fuera a desnucar o eso era lo que le gritaban sus superiores, se dio cuenta que ahora debía pedir permiso al más antiguo de la mesa para poder sentarse en esa mesa o para poder comer.

Después de este instructivo almuerzo Andrés toma rumbo a la habitación donde dormiría , la cual era un salón grande lleno de camarotes este se llamaba “rancho”, para Andrés todo cambio lo que para él era una camisa ahora lo llamaría flano , el piso ya no sería el suelo sino una banca  de color blanco al lado de su cama , el piso donde caminaría ahora era la cubierta, el lugar que le disponían para guardar su ropa no era un armario si no una laca , la derecha cambiaría su nombre para volverse babor y la izquierda se transformaría a estribor. En su laca todo tenía un orden que estaba estrictamente demarcado por una tabla que se le entrego, en este se especificaba el orden de los flanos, uniformes, camisetas , elementos de aseo y zapatos, todo se encontraba milimétricamente predeterminado, hasta la forma de tender su cama había cambiado, ahora tenía una sábana blanca y una cobija blanca en la parte superior de su cama las dos deberían tener una forma peculiar de tendido a la cual se le denominaba como sobres, eran unos triángulos equiláteros en las puntas de las camas, que deberían estar perfectos todos los días.  

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