Agentes Socializadores
quilelli25 de Marzo de 2013
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AGENTES SOCIALIZADORES
Si bien la familia es indudablemente el principal constructor de la socialización, otros agentes trabajan en el mismo objetivo, y su acción no debe desdeñarse. Aquí se abordarán Algunos de ellos: los grupos de iguales, las instituciones educativas, las confesiones religiosas y los medios de comunicación social.
Los compañeros
Como se recordará, una de las tareas evolutivas del adolescente tiene que ver con el establecimiento de relaciones amistosas con el grupo de sus iguales. Esta tarea no se inicia con la adolescencia, pero en ella adquiere peculiaridades especiales, porque el sujeto comienza a experimentar "seriamente" el ser adulto en un momento en que los cambios son características de su ser, y le plantean la necesidad de adaptarse.
la presencia de otros que están en sus mismas condiciones, sobre todo cuando las tensiones con los padres, profesores y demás adultos son altas, constituye un apoyo y ayuda de valor considerable. Con ellos aprende a relacionarse, a ejercer el liderazgo y a someterse, a establecer objetivos y metas, a obedecer normas, a adquirir habilidades sociales, a compartir experiencias y a descubrir nuevos horizontes.
El hecho de ser igual que sus compañeros, es decir, de estar embarcados todos en la misma empresa y abordando los mismos problemas: disgusto hacia los padres y adultos, sorpresa por los cambios, preocupación por el sexo, etc., tranquiliza al adolescente
Las relaciones que el sujeto mantiene con sus iguales sufren cambios considerables a través de la adolescencia. Suelen reconocerse tres tipos de grupos: la amistad intima, la camarilla y la barra; y pudiéndose incluir también la pandilla y los grupos formales.
El gráfico 1 muestra los estadios del desarrollo del grupo durante la adolescencia, según un trabajo ya clásico realizado con 303 adolescentes australianos (Dunphy, 1963).
Si se observa detenidamente el gráfico, se identificarán dos tipos de grupo: las camarillas y las barras. Aquéllas están formadas inicialmente por sujetos del mismo sexo (etapa 1). Después se producen los primeros intentos de relación e interacción entre camarillas de distinto sexo, pero los sujetos que inician esta interacción sólo lo hacen cuando tienen el apoyo del resto de los componentes (etapa 2).
En la etapa 3, se forma una unidad heterosexual con miembros de las camarillas unisexuales, generalmente de rango elevado, los cuales pertenecerán, por un lado, a una camarilla unisexual y, por otro, a un grupo heterosexual. Poco a poco se produce una reorganización de las camarillas unisexuales, conformándose las barras o grupos heterosexua1es (etapa 4) que en la adolescencia avanzada se debilitarán al disminuir la necesidad del apoyo del grupo, y aumentar la formación de camarillas formadas por parejas heterosexuales casi independientes (novios).
La barra es el más extenso e impersonal de los grupos considerados en el estudio, está formada por sujetos que poseen intereses, gustos o ideales comunes, esto mantiene su cohesión. Mientras que en las amistades intimas y camarillas el atractivo mutuo es más importante (Hurlock, 1980).
Las barras sirven como foco o centro de actividades sociales amplias y organizadas, tales como bailes y fiestas, mientras que las camarillas giran alrededor de la conversación, siendo instrumento de difusión de la información dentro del grupo, de preparación de las actividades y de evaluación posterior (Dunphy, 1963).
La informacion de los grupos y camarillas, así como su duración, está condicionada por varios factores. El lugar de residencia y la ubicación de la institución educativa son dos de ellos. Dado que estas variables tienden a estar fuertemente relacionadas con los niveles socioeconómicos, este factor pasa prácticamente a ser determinante fundamental. Como señalan Noguera y Escalona (1989), aun en países donde parecen existir pocos prejuicios en este sentido, como aparentemente es el caso de Venezuela, es muy poco frecuente encontrarse con una camarilla integrada por adolescentes de nivel de pobreza crítica y adolescentes de clase media alta, por ejemplo.
Se han realizado numerosas investigaciones para descubrir cuáles son las características que influyen en la popularidad de los adolescentes y que determina su participación en los grupos.
La influencia que ejerce el grupo sobre el adolescente generalmente es sumamente fuerte, en especial durante la pubertad, aunque cediendo en la adolescencia tardía. Se caracteriza por una acomodación y conformismo críticos y extremos que no se corresponden con la oposición sistemática a los adultos, y que es incomprendida por éstos, causando enormes malestares. En un momento en el que la autoestima y la identidad están en formación, no tiene nada de extraño que el adolescente se vuelva hacia sus iguales que lo acogen y con los que se identifica, pues están pasando por las mismas circunstancias.
En ocasiones, los adolescentes no pertenecen realmente a ningún grupo, pero eligen su propio grupo de referencia a través de los medios de comunicación, y actúan como si pertenecieran a él y, por tanto, con idéntica manera de comportarse.
Grupos formales
Algunos adolescentes que no logran, por múltiples circunstancias, encajar en los grupos mencionados (barras y camarillas), entran a formar parte de grupos formales, supervisados por adultos, que poseen organización y actividades preestablecidas, más o menos rígidas: clubes deportivos o ecológicos, acción católica, juventudes políticas, grupos de acción vecinal, grupos
De rescate.
Estos grupos formales representan un espacio "seguro" en el que los adolescentes pueden llevar a cabo tareas de tipo social que facilitan su desarrollo como personas responsables.
Noguera y Escalona (1989) investigaron en adolescentes caraqueños su participación en
Organizaciones formales de tipo deportivo, religioso, político, cultural y de acción social. Lamentablemente, la participación era mínima, en la mayoría de los casos no alcanzaba el 10%, salvo en el deporte organizado. Todo ello indica un alejamiento de la juventud de las organizaciones formales de la sociedad, lo cual deberá llevar a reflexionar.
Las pandillas
No pocos adolescentes no encajan ni en las camarillas, ni en las barras, ni en los grupos formales. Se incorporan a las pandillas que tienen características similares a las camarillas. Diferenciándose en que se orientan a una actividad abiertamente agresiva y transgresora de las normas sociales, llegando en casos extremos, aunque no infrecuentes, a la comisión de delitos.
Las pandillas aparecen en todos los niveles sociales, pero son más frecuentes en áreas de extrema pobreza y grave privación cultural. El deterioro económico de Venezuela en estos últimos años se ve reflejado en un aumento de las mismas en las barriadas de las grandes ciudades.
En ocasiones, la pertenencia a pandillas en lugares donde ni la policía se atreve a entrar, es de obligada necesidad para obtener protección e, incluso, para conservar la vida. Muchas veces el adolescente, para evitar formar parte de ellas y no cometer infracciones o delitos, ha de pagar una cuota o "peaje". Esta situación es común en muchas ciudades populosas del país.
Las pandillas formadas por adolescentes de los niveles socioeconómicos inferiores se caracterizan porque sus miembros están fuertemente motivados por conseguir bienes materia- les y no están dispuestos a obtenerlos siguiendo las vías legales, frente a las que se sienten sin oportunidad de ningún tipo. En el caso de las pandillas de alto nivel socioeconómico, el hastío de tenerlo todo, el deseo de aventura y de sensaciones fuertes son los motivos principales.
Las amistades íntimas o personales con compañeros constituyen otro tipo de relación interpersonal entre iguales que coexiste con el resto de las relaciones más amplias, seña1adas anteriormente. Se diferencian que en aquéllas la relación es más cálida, cercana, veraz y confiab1e, lo que permite cumplir funciones de expresión de sentimientos e incluso, de liberación de fuertes tensiones (catarsis). Por otro lado, no está tan sujeta a presiones tales como conformismo, aceptación del grupo o popularidad. Las amistades intimas constituyen un sostén fundamental en la construcción de la propia te identidad Y seguridad personal del adolescente. La barra, la camarilla, la pandilla son demasiado externas Y amplias.
Es con el amigo íntimo (o amiga íntima), que lo acepta y comprende, con quien el adolescente supera los momentos más graves de conflicto, frustración Y desesperación, y conquista la alegría, el gozo Y la esperanza.
En general, estas amistades íntimas son unisexuales. Paralelas a ellas comienzan a llevarse a cabo los primeros intentos de relación entre dos de distinto sexo, que en la sociedad venezolana suelen iniciar los varones. son las citas.
Al principio, la actitud de ellas suele ser fría y muy racionalizada y, por tanto, con poco compromiso emocional. Es sólo un ensayo ante algo que produce ansiedad, Y establecer distancias aumenta la seguridad. Poco a poco la desconfianza y el recelo van desapareciendo, y se inicia la progresiva aparición del compromiso afectivo, favorecida por la comprensión y de mayor confianza que se ha adquirido con la experiencia.
Concepciones culturalistas
Concepciones culturisticas
La visi6n biologista de Hall y de los Freud, padre e hija, fue puesta en tela de juicio por las investigaciones transculturales de los antrop610gos, especialmente de Ruth Benedict (1938) y Margaret Mead (1935), quienes consideran que la concepci6n de
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