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Argumentación, Falacias y Sesgo Cognitivo


Enviado por   •  19 de Mayo de 2019  •  Ensayos  •  1.399 Palabras (6 Páginas)  •  287 Visitas

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        Argumentación, falacias y sesgos cognitivos

La teoría de la argumentación es una disciplina de reciente data que surge alrededor de los años 70 en los círculos académicos alemanes, extendiéndose posteriormente hacia los Estados Unidos y Canadá. Sus estudios se han incrementado en los últimos años, contribuyendo a la comprensión, enriquecimiento y difusión de esta temática (Santibáñez, 2012). Entonces, cabe preguntarse ¿qué es la argumentación? La argumentación puede concebirse como el uso de ciertas técnicas que sirven para explicar y fundamentar al cuerpo de las ciencias y las humanidades (Toulmín, 1969); asimismo, la argumentación puede ser seccionada en partes para su estudio y como tal, demanda de ciertos criterios que debe observar todo tipo de argumentación, los cuales están dirigidos a dar fuerza a la razón y la verdad; teniendo como contraposición a las falacias. El presente ensayo se centrará en analizar algunos tipos de falacias en que generalmente se puede incurrir y que de algún modo representan un escollo para la elaboración de una buena argumentación, explicándose mediante ejemplos obtenidos a partir de la experiencia profesional.

Previamente es necesario precisar que la teoría de la argumentación puede ser definida como un cuerpo de ideas, explicación del razonamiento, explicación ideológica del funcionamiento de controversias y de la retórica, propuesta epistemológica y justificación de las ciencias. (Toulím, Rieke & Janik, 1984; Harada, 2009; Santibáñez, 2012). Esta teoría en su estudio sigue tres caminos que están asociadas a la reflexión científica; a la explicación e intervención en la sociedad; y finalmente, las contrastaciones empíricas en donde se pueden llegar a utilizar sesgos argumentativos y falacias, siendo este último en donde se enfocará el análisis por estar asociado al uso de falacias y sesgos cognitivos.

Todo proceso de pensamiento no está exento de errores en que una persona pueda incurrir.  Estos errores se denominan falacias, que según Eemeren y Grootendorst (1996) las definieron como “un procedimiento general usado para fijar creencias que tiene una tendencia alta e inaceptable de generar creencias falsas o infundadas” (Santibáñez, 2012, p. 34) las cuales se pueden registrar de manera casual o también se pueden incurrir deliberadamente con un propósito como convencer o persuadir. Cuando las falacias se suscitan, no solo son responsabilidad de quién las materializa, sino también de su receptor, pues su descubrimiento y rechazo contribuirían a sustentar la teoría de la argumentación. Si se desea hacer una distinción sobre las falacias, podríamos ubicarlas dentro de dos categorías: las falacias de omisión y las falacias de falsos supuestos.

No es fácil advertir cuando nos encontramos frente a las falacias de omisión; no obstante que esta se da a partir de una omisión de argumentos, premisas, hipótesis, que resultan importantes para la temática que se está abordando. Una de estas falacias es la conocida como simplificación excesiva; se trata de una generalización que no describe los aspectos que se tiene bajo consideración, así por ejemplo, cuando se afirma que el departamento de marketing hizo posible la cristalización de la rentabilidad de la empresa, explícitamente se incurre en una falacia de simplificación excesiva; pues la afirmación real sería que el departamento de marketing fue uno de los varios departamentos de la compañía que hicieron posible la cristalización de los beneficios de la empresa.

Una generalización puede ser vista como una falacia que se manifiesta a través de una conclusión con limitadas muestras representativas, por ejemplo un informe elaborado por el departamento de innovación de una empresa de electrodomésticos, daba cuenta que la empresa iba a adquirir el liderazgo dentro del mercado en lo correspondiente a sus distintos productos de línea blanca, basándose en el cierre temporal de una empresa que ofertaba productos similares. En este caso, se incurrió en una falacia de generalización precipitada; pues las personas que investigaron y elaboraron el informe no tuvieron en consideración que la empresa de la competencia estaba ampliando su planta de producción en otra zona.

La categoría de falacias de falsos supuestos, se encuentran asociadas a la también llamada lógica redundante, formulando hipótesis no compatibles con la realidad, sustentándose en supuestos. Una de ellas es la falacia de la reformulación de la pregunta que se origina cuando un interlocutor considera que ha dado una respuesta explícita cuando lo que hizo fue reformular la pregunta de forma diferente; así por ejemplo el jefe de ingeniería de soporte de aeronaves de una aerolínea comercial en su informe expresaba “en respuesta a su pregunta sobre si los cuatro aviones habían recibido el mantenimiento preventivo de las turbinas, puedo señalar que al término de la jornada de trabajo, pude observar que un avión se encontraba pernoctando en el hangar de mantenimiento”. Este informe incurrió en tres falacias; primero, el informe no respondió a la pregunta; segundo, con la respuesta desvió la atención de la información primaria requerida a una información secundaria; y, tercero, la respuesta no correspondió a la interrogante planteada.

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