Desarrollo Sustentable

INTRODUCCION

Desde que la población humana en el planeta tierra aumentó drásticamente, el ser humano se ha visto en la necesidad de satisfacer sus necesidades de alimento y vivienda con la caza de animales y la destrucción de su hábitat. El mayor problema que se presenta no es el consumo humano en sí, sino que nunca nos preocupamos por “reponer” lo que consumimos; y ahora que nos vemos en un punto tan crítico, en realidad es poco lo que podemos hacer, ya que es imposible recuperar miles de años de deforestación y caza inmoderada de la nada.

Se ha llegado al punto en el que hemos abusado tanto del consumo de distintas especies animales que estas han terminado por quedarse sin ningún ejemplar; y si seguimos con este comportamiento tal vez el único tipo de animal que lleguemos a conocer serán aquellos que se encuentren en cautiverio o en áreas protegidas, pero nos perderemos de poder conocer su comportamiento en su ambiente natural.

Ahora somos tantos, que estamos robando el espacio que pertenece a los animales para construir casas, edificios o cualquier estructura que nos resulta necesaria. Buscamos que las tierras sean  propicias para la agricultura y con esto impedimos que en las mismas crezca vegetación de forma natural.

En este tema nos daremos cuenta de las razones por las cuales la flora y la fauna han sufrido los impactos de las actividades humanas.

IMPACTOS SOBRE LA FLORA Y LA FAUNA

En un principio, el hombre vivió y se desarrolló de una manera bastante armónica con la naturaleza, sin embargo, al pasar el tiempo su población aumento en número y pasó a ser más eficiente en las acciones tendientes a aprovechar los recursos naturales y llegó el momento en que empezó a provocar deterioros ambientales.

Algunos de los impactos llevados a cabo por el hombre han resultado casi catastróficos e irreversibles, tales perturbaciones han provocado desequilibrio y empobrecimiento de los ecosistemas sometidos a una explotación irracional o a la exposición con sustancias contaminantes que alteran su funcionamiento.

IMPACTOS EN LA FAUNA

La fragmentación del bosque tiene a menudo efectos sobre la comunidad de aves y de pequeños mamíferos a través de la destrucción del hábitat. La pérdida de hábitat boscoso coloca a una proporción importante de especies de aves en una situación de alto riesgo, por el alto nivel de endemismo que caracteriza a la mayoría de ellas.

La perturbación del bosque reduce las posibilidades de alimentación y refugio de las especies, tanto para pequeños mamíferos que usan nidos o cuevas como para aves y marsupiales arborícelas. Así, la remoción de árboles antiguos reduce la existencia de nudos o protuberancias que ofrezcan sitios para el nidaje de las aves. Por otra parte, una alta proporción de plantas leñosas usan a las aves como vectores de polen y semillas.

Las plantas polinizadas o dispersadas por aves en un bosque fragmentado con poblaciones reducidas de aves mutualistas están sujetas a fallas reproductivas y patrones alterados de flujo génico. Así, el mantenimiento de poblaciones de aves mutualistas tiene importantes repercusiones recíprocas para la comunidad de plantas.

ANIMALES EXTINTOS

El más claro ejemplo que podemos encontrar del impacto ambiental sobre la fauna es la desaparición de distintas especies de animales debido a diversos factores como cambio climático, destrucción de hábitats y caza descontrolada.

El Tilacino, el marsupial carnívoro más grande de la era moderna, vivía en la zona continental de Australia y Nueva Guinea en la época en que el asentamiento europeo de estos animales estaba prácticamente extinto debido a la acción del hombre.

En Tasmania, sin embargo, vivió durante más tiempo y el último ejemplar de esta región en estado salvaje fue asesinado en 1930. Además, cabe mencionar que el último Tilacino que vivió en cautiverio murió en 1936.

En la década de los años 60 se creía que todavía podían existir algunas poblaciones pequeñas de Tilacinos, por lo que la declaración de extinción definitiva no llegó hasta 1980.

El Quagga era una subespecie de la cebra de la planicie, que vivía en grandes grupos en Sudáfrica. Sin embargo, este animal se cazó hasta la extinción para aprovechar su carne y su piel, así como para alimentar a otros animales domésticos.

El último Quagga salvaje fue asesinado en la década de los años 70 y el último ejemplar en cautiverio murió en agosto de 1883.

El tarpán o caballo salvaje de Eurasia vivió hasta algún momento situado entre 1875 y 1890. El último ejemplar salvaje fue asesinado durante un intento de captura y el último animal en cautiverio murió en 1918.

Los tarpanes medían algo menos de un metro y medio de altura y tenían un pelaje grueso de color grisáceo, con patas más oscuras y rayas en la zona dorsal.

La tortuga gigante de Pinta, una subespecie de la tortuga de las Galápagos, podría ser uno de los últimos animales gigantes declarados extintos. El último ejemplar de su especie, un macho de más de 100 años de edad apodado “George el Solitario” murió el 24 de junio de 2012 por un fallo cardíaco.

Se suponía que esta especie se había extinguido a mediados del siglo XX, pero en 1971 George fue descubierto. Además de la caza del hombre, la introducción de especies no autóctonas tales como las cabras,

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