EL PLANETA: UNA RESPONSABILIDAD SOCIAL

EL PLANETA: UNA RESPONSABILIDAD SOCIAL

En la actualidad son muchas las preocupaciones que agobian a la humanidad, la familia, el trabajo, los negocios, situaciones que llevan a tomar decisiones que en ciertos momentos suelen ser equivocadas y no precisamente van a favor de nuestras vidas.

Y es que no podemos pensar que nuestro objetivo en el planeta se reduce a la obtención de riqueza y el placer. No, es muy importante comprender que cada individuo cumple un papel fundamental en la sociedad, pero también forma parte de un ciclo biológico propio de nuestra naturaleza.

En efecto, es este es el punto que el hombre a olvidado, ha sen6tado por hecho que el planeta le pertenece y ha abusado de los recursos y comodidades que este le brinda, ocasionando con el paso del tiempo y tal vez sin darse cuenta, que es lo mas preocupante, tantos daños al planeta que pueden llegar a ser irreparables y al mismo tiempo catastróficos.

En este sentido, vemos como se piensa en la idea errónea de que un país se puede construir sobre las ruinas de sus recursos naturales, como lo afirma Enrique Santos Calderón en su artículo llamado Entre el oro y el agua… para la editorial del periódico El Tiempo, donde sustenta que con la construcción de la vía a Panamá se esta sacrificando un ecosistema lleno de biodiversidad y belleza natural exótica, al punto de ser denominado por la UNESCO como patrimonio de la humanidad. El gobierno argumenta que esta vía traerá progreso y mejoras económicas para los habitantes de esta zona del Chocó, pero debemos tener las consecuencias y por ende el precio que se puede llegar a pagar por este ambicioso proyecto y por todos los demás que están en espera de ser aprobados para promover y mantener la confianza inversionista en nuestro país.

Es difícil creer que pese a los intentos de la parte dirigente por convencer a todos de que esto es lo mejor para la economía del país aún en periodos de crisis global, veamos como situaciones tan circunstanciales e inesperadas como la posibilidad de una pandemia ponen en riesgo todo el sistema provocando grandes detrimentos internos.

Tal como lo plantea Moisés Naím para el periódico El Tiempo en su artículo La globalización de las plagas, en donde sintetiza lo ocurrido con la aparición del Sars en China que detecto casos exportados que trajeron grandes consecuencias económicas a la ciudad de Toronto que es una gran atracción turística y además centro de convenciones de muchos eventos. Así mismo sucede con la llamada gripa Porcina o AH1N1 que dejará grandes secuelas para México por las medidas que la OMS tomó para proteger los demás países.

Lo grave de este asunto, es que este tipo de virus siguen haciendo mutaciones y cada vez serán mas resistentes y genéticamente mas fuertes causando peores daños a la salud humana y como podemos observar a la economía, añadiendo que no hay fronteras ni limites para este tipo de sucesos y que en la medida que el hombre de mal uso del medio ambiente y obligue a las especies animales a tomar medidas de supervivencia se pueden desarrollar situaciones que seguramente dejarán daños irreparables.

Cabe resaltar que la naturaleza toma medidas para la supervivencia, pero el hombre en ocasiones no le deja escapatoria y se sede ante el absurdo humano que hemos provocado.

En estos días se habla mucho del calentamiento global, las causas y consecuencias que este puede llegar a tener, pero al parecer nos hacemos los desentendidos y pensamos que esto no nos va a afectar ni seremos victimas de nuestro propio invento.

Que error tan grave comete el hombre al no ser consecuente con el planeta y mal utilizar los recursos que este muy generosamente nos regala, no tenemos una conciencia verde que nos lleve a proteger y alimentar el ciclo natural.

En su artículo para el Periódico El Tiempo, Daniel Samper Pizano sugiere que nos aguarda la suerte del sapo, haciendo referencia al sapo dorado una especie típica de Costa Rica que cumple 20 años de haberse declarado oficialmente extinguido a causa del calentamiento del planeta, cabe resaltar que s la primera especie en extinguirse por esta causa.

Esto muestra claramente que el calentamiento global es un tema serio y de fondo, que es urgente disminuir al mínimo el uso de hidrocarburos y carbón como fuente de energía, y no es para menos por que los pronósticos de los ambientalistas son aterradores, ante estos hechos ellos avecinan grandes catástrofes naturales y climáticas, así como la perdida de fauna y flora acabando con la biodiversidad si no se reducen para el 2050 el 85% las emisiones de gas carbónico en el planeta.

De todo lo anterior se puede concluir que a pesar de que las circunstancias no son las mejores y que los pronósticos son graves, se está aún a tiempo de hacer algo sano por el planeta y tratar de solucionar o por lo menos mejorar un poco la situación que vive el medio ambiente.

Para poder lograr esto el hombre debe tomar conciencia de que este es el lugar en el que vive y que este tipo de problemas nos afectan a todos, por consiguiente el trabajo es en equipo, se debe primero involucrar y documentar para poder hacer parte activa de la solución y por ende sembrar en otros la actitud de respeto y tolerancia hacia el planeta.

La cuestión es tan sencilla como empezar por casa, con la clasificación de nuestros desechos, ahorrando energía, hacer buen uso del agua (quizás nuestro recurso mas preciado), sembrando árboles, sembrar en nuestros hijos el amor al planeta y la importancia de mantenerlo sano para nuestro propio beneficio y el de todos.

No se debe olvidar que así como el cuidado de los hijos es responsabilidad de los padres, el cuidado y desarrollo del planeta es un responsabilidad de todos y hace parte de nuestros deberes como ciudadanos y mas aún de nuestros deberes como consumidores ser coherentes en el manejo se los recursos, para que las futuras generaciones tengan acceso a todo lo que hoy podemos disfrutar y no tengan que conocer estas maravillas naturales como nos toca hoy conocer al sapo dorado: solo en libros de zoología por que ya no nos acompaña, lo extinguimos!

Por:

ANA MARÍA DE LA PAVA SUÁREZ

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