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El Niño Y La Ciencia


Enviado por   •  6 de Mayo de 2013  •  9.240 Palabras (37 Páginas)  •  384 Visitas

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El niño y la ciencia*

Francesco Tonucci

Si continuamos con la línea que venimos planteando, debemos sostener también la idea de

que si hay un pensamiento infantil, hay un pensamiento científico infantil.

Es decir, sostendremos la hipótesis de que los niños desde pequeños van construyendo

teorías explicativas de la realidad de un modo similar al que utilizan los científicos.

Entendemos que hacer ciencia no es conocer la verdad sino intentar conocerla. Por lo tanto

debemos propiciar en los niños una actitud de investigación que se funde sobre los criterios de

relatividad y no sobre criterios dogmáticos. Esto significa que hay que ayudar a los niños a

darse cuenta de que ellos saben, de que ellos también son constructores de teorías y de que

es esta teoría la que deben poner en juego para saber si les sirve o si es necesario modificarla

para poder dar una explicación a la realidad de que los circunda.

Comenzaremos ahora realizando un rápido análisis de lo que ocurre normalmente o frecuentemente

en la escuela en el campo de las ciencias y de este modo iremos recorriendo

algunos puntos centrales de la cuestión.

En líneas generales observamos que existe una tendencia a proponer la ciencia de formas

bien distintas, veremos algunas de ellas.

Presentando a la ciencia a través de conceptos demasiados simples

Esta forma de acercar la ciencia en la escuela se basa en la idea de que un niño no puede

entender las realidades complejas. De este modo, los temas seleccionados son, por ejemplo,

las estaciones del año, las hojitas del árbol, la leche de la vaca, etcétera. Esto provoca un

desinterés en los niños quienes normalmente prefieren continuar con sus investigaciones fuera

del contexto de la escuela, y de este modo van construyendo un conocimiento para la

escuela y otro que responde a sus curiosidades y que se mantiene fuera de ella.

*En Con ojos de maestro, Gladys Kochen (trad.), Buenos Aires, Troquel (Serie Flacso acción), 1995, pp. 85-107.

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Presentando laciencia a través de conceptos muy

complejos, pero de un modo simple

Esta modalidad se fundamenta también en el presupuesto de que de otro modo los niños no lo

entenderían, pero da como resultado una distorsión en los conceptos. Y una traición fatal de la

propuesta educativa.

Tomaremos como ejemplo una investigación que hemos realizado sobre la formación de

maestros de escuela primaria en ciencias naturales. En la misma se le solicitó al grupo de

maestros incorporado a la experiencia, que nos dieran información de lo que ocurría en las

clases de ciencia. Realizaban las planificaciones y pruebas con nosotros, y al mismo tiempo

que se estaban preparando en el tema, se encontraban como sujetos, objeto de nuestra investigación;

un papel incómodo, pero muy interesante para nosotros.

Entre las tantas experiencias que se podrían narrar, tomaremos una en donde con el equipo

de la investigación realizamos una actividad práctica y un taller de reflexión con los docentes

del grupo, en torno al proceso sobre la transformación de la leche en yogur.

Los maestros participantes, sin que fuera planteado por nosotros, repitieron la experiencia

en sus clases y nos manifestaron luego que los niños habían comprendido muy bien todo el

proceso.

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Muy preocupados, les preguntamos qué significaba que habían comprendido muy bien el

proceso de transformación de la leche en yogur con los lactobacilos incluidos, al referirnos a

niños de seis, siete y ocho años. Guiados por la duda les propusimos que para el nuevo

encuentro intentaran completar una ficha donde se les pedían algunas informaciones al respecto,

por ejemplo: ¿por qué la leche es líquida y el yogur es denso?, etcétera. Personalmente

desconocía la respuesta a estas preguntas que habían sugerido los especialistas, pero tenía

mucha curiosidad.

Todas las maestras, las 24 maestras que participaban respondieron que lo sabían, pero el

problema consistió en que ninguna pudo ofrecer una explicación biológicamente correcta sobre

este tema, el cual según los biólogos que nos informaron ofrece una cierta complejidad.

Enmarcando las conclusiones en un ánimo de preocupación, probablemente lo más serio

no es que no lo supieran, o que quizás no se hayan tomado el trabajo de buscar la explicación

correcta. Lo más preocupante no es tanto que un maestro sepa poco, sino que no se dé cuenta

de que sabe poco. Y lo verdaderamente grave es que piense que sabe y trasmita a sus alumnos

conceptos científicos complejos como si fueran simples, de un modo erróneo, y sin tener

en cuenta que quizás los niños nunca tendrán la posibilidad de reverlos.

Veamos otro ejemplo: en Italia todos los niños reciben una enseñanza a los ocho años en

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