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Enfermedad Chagas

vanessacamarillo6 de Mayo de 2014

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INTRODUCCION

La enfermedad de Chagas o trypanosomosis americana es una infección sistémica causada por el protozoo Trypanosoma cruzi. Es una zoonosis en la que participan un gran número de reservorios vertebrados y transmisores triatóminos.

Su importancia radica en su elevada prevalencia, su incurabilidad, las grandes pérdidas económicas por incapacidad laboral, y la muerte repentina de personas aparentemente sanas. Se contempla dentro de la lista de las principales "enfermedades desatendidas". (WHO. 2010).

La infección se transmite principalmente por triatóminos de la familia Reduviidae, orden Hemiptera (chinches), Subfamilia Triatominae. Otros modos de transmisión son: transfusional, congénito, transplantes de órganos y oral. Se estima que en la región de las Américas, se presenta en 21 países, afecta a unos 7 - 8 millones de personas, y se encuentran en riesgo de adquirir la infección aproximadamente 25 millones de personas, con 56.000 nuevos casos anuales y 12 000 muertes/año. (WHO, 2010).

La enfermedad se considera, de manera histórica, un severo problema de salud en áreas rurales de México, América Central y Sudamérica, con manifestaciones clínicas y características epidemiológicas variables. Actualmente, se reportan con mayor frecuencia casos provenientes de ciudades de Latinoamérica, así como de EUA, Europa y Japón, debido a la migración de personas.

Cabe señalar que EUA no puede ser clasificado como un área de no-endemicidad, ya que desde Georgia hasta California se presenta transmisión enzootica de T. cruzi, involucrando a diferentes especies de vectores y mamíferos, entre ellos mapaches, zargüeyas y perros domésticos. (Bern et al., 2011).

DESARROLLO

La enfermedad de Chagas o tripanosomiasis americana es una zoonosis causada por el parasito protozoario Trypanosoma cruzi. La enfermedad de Chagas aguda es, en general una enfermedad febril leve debida a infección reciente por el microorganismo. Tras la recuperación espontanea de la forma aguda de la enfermedad, la mayoría de los individuos infectados quedan de por vida en una fase indeterminada de la enfermedad de Chagas crónica que se caracteriza por parasitemia subclínica, niveles elevados de anticuerpos anti-T, cruzi y ausencia de síntomas. En una minoría los sujetos infectados crónicamente las lesiones cardíacas y digestivas provocan manifestaciones graves y la muerte. (Harrison, 1991)

La transmisión vectorial de la Enfermedad de Chagas (Trypanosomiasis Americana) se extiende desde el límite de México con los Estados Unidos en América del Norte hasta Chile y Argentina en el sur del continente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen 17 millones de personas con infección chagásica, siendo 2.300.000 de ellas habitantes de nuestro país (datos Año 1993). Además del área rural, puede existir transmisión no vectorial de Trypanosoma cruzi en las áreas urbanas exentas de vinchucas. La transmisión es posible a través de la sangre de personas infectadas, por transfusiones, de la madre al niño, por transplante de órganos o por accidentes de los investigadores

Si bien el ingreso de la Enfermedad de Chagas al mundo de la medicina es relativamente reciente, es posible encontrar referencias relacionadas con ella, prácticamente desde la conquista del continente americano. Comenzando por Fray Ferdinando de Lizarraga que en el siglo XVI describiera la presencia y hábitos de las vinchucas en el valle de Cochabamba, Bolivia; y pasando por las descripciones hechas en crónicas de campamentos del Ejército Libertador comandado por San Martín en Chile, por narraciones sobre viajes realizadas por viajeros ingleses que recorrieron nuestro país durante el siglo pasado, incluyendo la mención de “benchucas” realizada por Charles Darwin, particularmente la que alude a la ciudad mendocina de Luján de Cuyo; hasta llegar a referencias de Guillermo E. Hudson sobre la presencia de vinchucas en la campaña uruguaya.

La enfermedad fue descubierta y descripta en 1909 por el Dr. Carlos Ribeiro Jusiano Das Chagas (1879-1934), médico sanitarista que a principios de siglo se desempeñaba en el Instituto Bacteriológico de Manguinhos de Río de Janeiro, Brasil. En el curso de una campaña antimalárica Chagas supo de la existencia de un insecto hematófago, llamado “barbeiro” por los naturales de la región, que pululaba en las chozas de barro y paja de la zona (cafuas) y atacaba al hombre en la oscuridad de la noche. Trabajando en la localidad de Lassance, a orillas del río Bicudo, capturó y analizó estos barbeiros, identificándolos como Conorrhinus megistus -ahora Panstrongylus megistus (Burmeister, 1835)-, y halló que el intestino posterior estaba poblado de parásitos “con caracteres morfológicos de Crithidias” que supuso formas intermediarias de un tripanosoma.

Remitió entonces ejemplares del insecto al Dr. Oswaldo Cruz, quien hizo picar a un ejemplar de mono de la especie Callitrix penicillata. “Pasados veinte o treinta días después de la picadura -dice Chagas-, fueron encontrados en la sangre periférica de aquel mono, trypanosomas en gran número, con morfología distinta de cualquier especie conocida del género Trypanosoma. Iniciamos entonces el estudio del flagelado, consiguiendo rápidamente infectar por inoculación diversos animales de laboratorio: cobayos, perros, conejos y otros monos”. Cumplió los postulados que caracterizan la enfermedad infecciosa: el aislamiento del germen, su asociación con manifestaciones y lesiones que se reiteran y finalmente la reproducción de la enfermedad mediante la inoculación del germen a un animal. Chagas llamó entonces a este microorganismo flagelado Trypanosoma cruzi, en homenaje a su maestro O. Cruz. Entre mediados de 1907 y el 22 de abril de 1909 en que expuso su descubrimiento a la Academia Nacional de Medicina, Chagas, Cruz y colaboradores investigaron la epidemiología de la infección en el área, describieron la enfermedad aguda y crónica y estudiaron el ciclo biológico del tripanosoma en el insecto transmisor y en animales de laboratorio.

En el Instituto de Manguinhos comenzó una actividad febril: Gaspar Viana continúa los estudios parasitológicos y descubre las lesiones fundamentales de su anatomía patológica; Guerreido y Machado ensayan con éxito la reacción de fijación de complemento para el diagnóstico de la enfermedad en los casos crónicos; Ezequiel Diaz estudió el cuadro hemático; Arturo Neiva la biología del insecto transmisor, y Euricio Villela los aspectos clínicos. Los estudios del grupo de Manguinhos son enriquecidos por otros investigadores: BRUMPT descubre el mecanismo de la transmisión de la parasitosis, mientras Mayer y Rocha Lima primero y Cronwell y Margarinos Torres después, aclaran aspectos de la anatomía patológica y la evolución del flagelado en los tejidos.

Desde el comienzo de sus investigaciones, Chagas previó que se trataba de una endemia de extraordinaria importancia por la extensión del área que abarcaba y por la acción patógena del Trypanosoma cruzi, su agente etiológico. Debido a que la casi totalidad de los pacientes con T. cruzi en circulación padecían simultáneamente de bocio o de cretinismo endémico, se intentó atribuir tales afecciones tiroideas crónicas al parásito, al extremo de llegar a proponer el nombre de “tiroiditis parasitaria” para la enfermedad. Este aspecto despertó grandes polémicas, especialmente en Argentina y Brasil, que terminaron por alejar el interés de los médicos de su tiempo y de ese modo postergó por muchos años el interés en esta enfermedad. Aun así, lentamente, el descubrimiento de Chagas fue progresando: en El Salvador, Segovia describe el primer caso de Enfermedad de Chagas aguda en 1914; en 1919 Tejera descubre los primeros enfermos agudos y tripanosomas en sangre en Venezuela, señalando al Rhodnius prolixus como vector de la enfermedad, y Escomel en Perú también encuentra un paciente con parásitos en sangre. En ese año se hace igual descubrimiento en Paraguay, Lutz, Souza, Araujo, de Fonseca y Migone encuentran las primeras vinchucas infectadas y en el año 1924, Gaminara en Uruguay realiza estudios sobre la infección de las vinchucas del país por el T. cruzi. En 1931 se informan 19 casos humanos de la hallados durante una campaña antipalúdica en la zona del Canal de Panamá.

Chagas no llegaría a disfrutar en vida la consagración de su descubrimiento y esfuerzos. Padeció indiferencia y calumnias. De su desazón es muestra el siguiente párrafo que le pertenece: “…hay un designio nefasto en el estudio de la Trypanosomiasis. Cada trabajo, cada estudio, apunta un dedo hacia una población malnutrida que vive en malas condiciones; apunta hacia un problema económico y social, que a los gobernantes les produce tremenda desazón pues es testimonio de incapacidad para resolver un problema tremendo. No es como el paludismo un problema de bichitos en la naturaleza, un mosquito ligado al ambiente o como lo es la esquistosomiasis relacionada a un factor ecológico límnico casi inalterable o incorregible. Es un problema de vinchucas, que invaden y viven en habitaciones de mala factura, sucias, con habitantes ignorados, mal nutridos, pobres y envilecidos, sin esperanza ni horizonte social y que se resisten a colaborar. Hable de esta enfermedad y tendrá a los gobiernos en contra. Pienso que a veces más vale ocuparse de infusorios o de los batracios que no despiertan alarma a nadie…”

En nuestro país, la Enfermedad de Chagas fue conocida desde 1911 a través de conferencias y demostraciones efectuadas por LOZANO, MAGGIO y ROSENBUSCH. Buenos Aires constituía la más importante y

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