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Enfermedades de la fruta de guanábana

Tarea 14 de Septiembre de 2021

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ENFERMEDADES DEL GUANÁBANO

Vale la pena resaltar que las enfermedades  pueden desarrollarse mejor y causar más daño, dependiendo de las condiciones climáticas de cada región. En zonas de humedad relativa y temperaturas altas, su incidencia y severidad pueden causar pérdidas en los huertos  hasta de 90% en la producción. Precisamente, una estrategia de prevención de las enfermedades es la de localizar la plantación en zonas óptimas para el cultivo con altitudes que no sobrepasen los 1.250 m.s.n.m, humedad relativa menor de 85%, temperatura entre los 24-28 °C, precipitación pluvial menor de 1.500 mm al año, bien distribuidos y por supuesto, suelos bien drenados. En esta forma se asegura alta producción, buena calidad de los frutos y más economía en relación con el costo beneficio que se obtiene en un cultivo con mayor calidad.

Otra manera de prevenirlas es usando arboles de vivero que no estén infectados, realizar prácticas culturales correctamente aplicadas, tales como buena fertilización, riego adecuado, control de las malezas, sembrar a distancias no muy cortas y efectuar podas con buen criterio, arquitectura y mantenimiento. Es importante que cuando se realicen las podas se desinfecte la herramienta con formol o hipoclorito de sodio, al pasar de un árbol a otro y que también se retiren y quemen en su totalidad los residuos de las podas.

Los perforadores del fruto son la causa, en gran medida, del ataque de enfermedades, pues sirven de puerta de acceso de esporas originarias. Por tal motivo, del buen control que se haga de estos insectos dependerá, en alto grado, la sanidad del huerto y en especial la de los frutos.

Las recomendaciones anteriores, unidas al uso moderado y adecuado de algunos productos fungicidas protectantes o curativos, permiten el control de las enfermedades en el guanábano.

Se deben mencionar otras enfermedades como el chancro de las ramas Phylophthera sp, secamiento de la rama Botrydiplodia theobromae y Roña o Sarna Elsinoe annonae. 

Dentro de las enfermedades de importancia que se han encontrado relacionadas con el guanábano se destacan la Antracnosis, la pudrición parda del fruto, la mancha blanca del follaje y la pudrición radicular, las cuales pueden estar presentes en su conjunto en un mismo huerto. Sin embargo, la Antracnosis y la Pudrición seca del fruto son las más comunes. La incidencia y la severidad de estas enfermedades pueden ser muy elevadas cuando existen condiciones ambientales que favorecen el desarrollo de patógenos. Se incrementa en las épocas de lluvia, en zonas con temperaturas altas y estables y humedad relativa elevada. La presencia e infección de estos hongos es menos en huertos donde se realizan correctamente las diferentes prácticas culturales y se maneja el problema desde el punto de vista preventivo.

ANTRACNOSIS

Esta enfermedad afecta cualquier parte de la planta, pero especialmente hojas y frutos. Cuando se establece en los últimos, causa momificación del tejido infectado, fenómeno que se conoce como pudrición seca del fruto y cuyo agente causal es el hongo colletotrichum gloesporioides.

Sintomatología

Según Guzman y Zarate, la enfermedad se manifiesta en las hojas como lesiones o manchas necróticas de color café o marron oscuro, casi negro; de bordes definidos que, en algunos casos, pueden estar rodeadas de un tenue halo clorótico. Estas lesiones se presentan en cualquier parte de las hojas del árbol; en muchas ocasiones se observan estas manchas sobre las nervaduras y se consideran sistémicas. En estos casos, se presenta deformación foliar, epinastia, marchitamiento y finalmente defoliación, pues, además infecta el pedúnculo. Los brotes tiernos también pueden ser afectados, presentándose deformación de las hojas pequeñas, marchitez, necrosis y defoliación.

En los botones florales, se manifiesta en forma de lesiones irregulares de color marron claro u oscuro, especialmente hacia la base de los sepalos y petalos que, finalmente, avanzan hacia el interior del botón floral hasta invadirlo.

Al separar las estructuras florales, se puede observar a simple vista, en especial en épocas muy húmedas, un crecimiento de filamentos de coloración gris blanquecino y los cuerpos fructíferos del hongo.

La pudrición seca del fruto es el nombre dado a la enfermedad cuando se presenta antracnosis en él, la cual se manifiesta en forma de manchas irregulares redondeadas de color marron oscuro y deprimidas o hundidas, formando una especie de chancro. Las lesiones se observan superficlamente, pero en la mayoría de los casos el hongo invade además, el interior de los frutos, llegando, incluso, a afectar su eje central. Las lesiones tienen bordes definidos necróticos, los tejidos son secos, duros, compactos y generalmente el área necrosada se rompe. Cuando el ataque se presenta en los frutos jóvenes, induce momificación de los mismos, los cuales tornan una coloración casi negra y se desprenden del árbol.

El tejido afectado en el fruto puede ser invadido también por organismos secundarios, especialmente Fusarium curvulana, los cuales acaban por deteriorar la parte afectada.

Epidemiologia

El patógeno se disemina por el agua y por el viento y es probable que los insectos participen también en dichas acción. La enfermedad es favorecida por condiciones ambientales de alta humedad o lluvias periódicas o periodos secos y lluviosos alternos, por árboles en mal estado nutricional, distancias de siembra inadecuadas y por la susceptibilidad genética de los cultivares.

Las conidias o esporas del hongo empiezan a germinar quince horas después de estar en contacto con una lámina de agua, logrando la máxima actividad a las 48 horas, y el ciclo de la enfermedad dura entre 7 y 10 días. La penetración del hongo en los tejidos ocurre directamente por medio de los apresorios, por aberturas naturales o por heridas.

Medidas de control

Se considera que la presencia, incidencia y severidad de esta enfermedad están ligados con el manejo del cultivo. El manejo preventivo se inicia con la localización del huerto, prefiriéndose en zonas de baja humedad relativa y precipitación moderada. También se deben seleccionar cultivares que muestren tolerancia y tener en cuenta que los árboles que se van a trasplantar, sean vigorosos y estén libres de patógenos. El distanciamiento entre árboles y el uso de podas también influyen sobre la presencia del hongo, siendo esta mucho menor cuando las distancias son amplias y los arboles están abiertos y aireados. Se recomienda, de igual manera, la recolección y eliminación de los frutos afectados, la aplicación de las prácticas de control de las plagas, la desinfección de herramientas, el riego adecuado y la nutrición optima de los árboles.

Con la aplicación de estas medidas y el uso de fungicidas preventivos se ha comprobado eficiencia en el control de la antracnosis en guanábano. Según Zarate, los fungicidas que mas se recomiendan son Benomil al 1:1000; Carbendazin al 1.6:1000; Mancozeb al 10:1000; Maneb al 3:1000; Clorotalonil al 3.5:1000; Captán al 4:1000 y Captafol al 4:1000.

El Benomil y el Carbendazin se emplean como curativos, cuando el hongo ya se encuentra establecido a niveles medios o altos. Los productos deben aplicarse al follaje y a los frutos y, en lo posible, deberán rotarse entre una y otra aplicación cuya frecuencia puede fluctuar entre los 10 y 25 días, dependiendo del nivel de afección, de las condiciones ambientales reinantes, del estado de desarrollo en que se encuentren los árboles y de si se utilizan fungicidas curativos o protectantes.

PUDRICION PARDA DEL FRUTO

Es también denominada pudrición acuosa del fruto y el hongo agente causal es el Rhizopus stolonifer Eslenberg.

Sintomatología

En los frutos se distingue la enfermedad por la presencia de lesiones o manchas pardo verdosas de consistencia blanda y borde difuso, que avanza en forma radial e invade rápidamente el tejido. Superficialmente se forma un crecimiento filamentoso gris oscuro que corresponde al micelio del hongo patógeno, éste se forma dos o tres días después de iniciado el desarrollo de la enfermedad y la aparenta una serie de estructuras negras terminadas en cabezuelas, las cuales permiten diferenciar la enfermedad. No existe un sitio fijo para que se inicie la pudrición, sin embargo, es más prevalente en el ápice o en la base del fruto, que llega a ser abierto en forma total a medida que las lesiones aumentan de tamaño.

Se ha observado que el patógeno evoluciona a partir de los orificios dejados por las heridas del ataque de los insectos perforadores del fruto. Internamente, se muestra la típica pudrición blanda y acuosa con una coloración parda característica. También es común encontrar lesiones ubicadas en el interior del fruto, en el punto de unión con el pedúnculo, por lo que normalmente el órgano se desprende en forma prematura. Los frutos con un grado de ataque muy severo se deforman, contraen o arrugan y liberan un olor a madera en descomposición o a amoniaco. Zarate, considera que el daño es más severo en frutos en estados intermedios de desarrollo o que estén en proceso de maduración.

Epidemiologia

El factor que mas incide para que la enfermedad se presente son los daños mecánicos o heridas en el fruto, asi mismo, la humedad relativa elevada o los periodos lluviosos con temperaturas altas y estables, contribuyen para que se manifieste y se avance rápidamente. También los frutos que se encuetran sostenidos por ramas cercanas al suelo tienden a presentarla. Finalmente, Zarate considera que el patógeno se puede diseminar por medio de la semilla.

Las colonias del hongo, cuando se cultivan en PDA, son, inicialmente algodonosa y mas tarde blanquecinas. Se cubren de esporangio pardo oscuro que se fija al sustrato por medio de rizoides y se ramifican por estolones. Los esporangios están sostenidos en la parte terminal por filamentos considerados como esporangioforos. El crecimiento del hongo se detiene a temperatura de 37°C.

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