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Historia y desarrollo de la metrología en México.


Enviado por   •  15 de Agosto de 2016  •  Documentos de Investigación  •  1.219 Palabras (5 Páginas)  •  242 Visitas

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López Cortés Rafael Alberto.

Historia y desarrollo de la metrología en México

En el México precortesiano, los sistemas de pesas y medidas eran ampliamente usados por necesidades del comercio local e interregional, seguramente al lado de normas aceptadas para uso cotidiano, en un nivel de formalidad incipiente pero ampliamente usadas para la evaluación de la conformidad. Uno de los logros innegables de la metrología precortesiana es la medición del tiempo mediante métodos astronómicos, cuyos efectos en las obligaciones religiosas pueden ser interpretados como repercusiones en la normalización local. El dominio español en México trajo aparejada una gran cantidad de usos y costumbres peninsulares, y con ellas los sistemas vigentes de metrología y normalización. El sistema usado para la navegación marítima en Europa constituye un ejemplo de tal transmisión La época napoleónica en Europa trae consigo la democracia a las medidas, procurando el uso de una misma medida para todos los usos y todos los usuarios. Los privilegios reales y autoritarios decaen para dar paso paulatinamente a los sistemas consensuados por los usuarios y de aplicación común.

La Revolución Industrial marca un hito por sus profundas repercusiones en lo que hoy denominaríamos un sistema MNPC. La competencia cada vez más global convierte al costo, la oportunidad y la velocidad de respuesta en atributos importantes de los esquemas de producción como indicadores de su competitividad. La etapa artesanal de los sistemas de producción va quedando en el olvido, o en la curiosidad en el mejor de los casos. La producción en serie y la consiguiente pérdida de comunicación directa entre fabricante y usuario son causa de la búsqueda de la eficiencia en la demostración del cumplimiento de la oferta del fabricante al cliente para cada uno de los clientes, ahora numerosos y dispersos. Para atender la evaluación de la conformidad de la oferta con el producto entregado, en esta época de globalidad apenas iniciada, se buscan naturalmente acuerdos benéficos para fabricante y usuario respaldados en medidas con referencias comunes, preferentemente universales, y documentados frecuentemente en normas. México adopta formalmente el sistema decimal en 1857 en plena Reforma, establece oficinas verificadoras de pesas y medidas en 1883, ocho años después de la firma en París de la firma de la Convención del Metro a la cual se adhiere en 1890, y en 1892 recibe su primer patrón formalmente avalado por la citada Convención [1]. Las postrimerías del siglo XIX atestiguan el fortalecimiento de las ligas entre los elementos de los sistemas de medición y de normalización. La industria alemana impulsa la creación en 1887 de un instituto de metrología, ahora conocido como PTB, con un soporte científico sólido para apoyo de su propio desarrollo y competitividad. Los organismos normalizadores formales hacen su aparición de manera concatenada con los institutos metrológicos. Un ejemplo notorio es la ASME en EUA en 1880, que precedió en dos décadas a la fundación en 1901 de su respectivo instituto nacional de metrología, ahora el NIST. En otras economías también se promueve la creación de institutos de metrología, como el National Physical Laboratory en el Reino Unido en 1900. En 1905 el gobierno mexicano establece como patrones nacionales los prototipos del kilogramo y del metro recibidos del BIPM [2]. Por conveniencia propia, las economías industrializadas han sido pioneras en la creación de institutos de metrología sólidos y de organismos dedicados a la normalización, sin que resulte extraña la simultaneidad de sus apariciones. No se conoce economía industrializada carente de institutos de metrología o de organismos normalizadores robustos. Asegurar la consistencia de la norma documentada con su aplicación cabal hace necesaria también la existencia de organismos de evaluación de la conformidad confiables garantes de su competencia técnica indispensable y suficiente. La presencia mexicana en el ámbito de la metrología internacional tiene singularidades en los primeros 80 años del siglo XX, entre las cuales destaca la participación del Dr. Manuel Sandoval Vallarta como miembro de la Conferencia Internacional de Pesas y Medidas (CIPM) de 1966 a 1979. La normalización mexicana crece tratando de mantenerse a la par del desarrollo de la industria, la cual se convierte mayoritariamente en importadora de tecnología y por ende usuaria de normas extranjeras. La industria petrolera usa normas del American Petroleum Institute (API). En 1942 se emite la primera norma industrial mexicana. La industria automotriz utiliza esencialmente las normas de sus países de origen: Estados Unidos de América, Alemania y Japón, y sólo de manera subsidiaria se promueven las normas mexicanas. No obstante, se logra el desarrollo de documentos normativos relevantes mediante la constitución de comités especializados; en 1975 se disponía de 2298 normas oficiales mexicanas, entre las que destacan 401 (19% del total) dedicadas a la industria química, 248 a productos alimenticios, y en contraparte 102 a vehículos y sólo 5 a instrumentos de medición [3]. Al inicio de la década de los 80’s, el sistema de mediciones y pruebas mexicano se reactiva con el establecimiento por decreto del Sistema Nacional de Laboratorios de Pruebas (SINALP) y el Sistema Nacional de Calibración (SNC), el fortalecimiento del sistema normalizador nacional y la aparición del “Proyecto CENAM”. En esta época la evaluación de la conformidad se hizo con normas “adaptadas” de las versiones internacionales. En poco tiempo las intenciones de acuerdos de reconocimiento demostraron la conveniencia de mantener la equivalencia del sistema mexicano para la evaluación de la conformidad. En 1989 aparecen las recomendaciones de la serie SNC para la evaluación de la competencia técnica de laboratorios, con base en las norma internacional vigente pero sin llegar a ser su equivalente. Otra característica del sistema normalizador de entonces es el tiempo transcurrido entre la emisión de la versión internacional y la correspondiente de la norma en México: Transcurren siete años entre la emisión del documento ISO Guide 25 y la recomendación SNC.D-2; la primera versión de ISO 9000 se emite en 1987 y la norma mexicana correspondiente se emite en 1990. Es alentador contemplar que la 2ª. Versión de ISO 9000 se emite en 1994 y la norma mexicana respectiva es emitida en 1995. Los mercados en el mundo se han transformado de mercados dominados por proveedores a dominados por los criterios de los compradores. La calidad de los productos y servicios sobresale por encima de criterios de existencia o mera funcionalidad. Las economías impulsan la calidad de sus productos como ventaja competitiva mediante los llamados premios nacionales de calidad, que después derivarán en premios de calidad regionales, estatales, sectoriales, etc. El Premio Deming se instituye en Japón, el Premio Malcolm Baldridge en EUA y en México el Premio Nacional de Calidad, ahora con criterios similares. El año de 1994 representa un hito para el sistema de mediciones, normalización, pruebas y calidad en México: entra en vigor el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, y se inician las operaciones del CENAM en sus instalaciones de El Marqués, Qro. Los años siguientes son marcados por una intensa capacitación del personal del CENAM en institutos de metrología destacados como el NIST en EUA, el NRC en Canadá, el PTB en Alemania, el IMGC en Italia, el NEL en Escocia, hasta alcanzar 1267 meses-persona a finales del año 2000. En casi todos los casos los costos de entrenamiento son absorbidos por la generosidad de tales centros metrológicos. El CENAM documenta un patrón como patrón nacional por vez primera en 1995 [4].

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