LA CONDICIÓN DE LA NATURALEZA
DECESTA2 de Septiembre de 2012
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LA CONDICIÓN DE LA NATURALEZA
ZAFFARONI.
Todos aquellos que entendemos la militancia como una ética individual y colectiva de vida para transformar la realidad, sabemos que tener un compañero de la talla intelectual y humana de Zaffaroni en la Corte Suprema de Justicia no sólo es símbolo de esta etapa del país sino también la síntesis perfecta de lo que entendemos algunos sobre el rol que debe cumplir el Derecho en una sociedad en búsqueda siempre de más y mejor Justicia. Militante integral, abogado defensor naturaleza y por ende de la humanidad. Raúl Zaffaroni, es sin duda alguna, nuestro juez compañero.
-¿Que lo impulsa a escribir el libro “La Pachamama y el humano” y en que se inspira para hacerlo?
Bueno hace un largo rato que en el derecho penal hay una discusión teórica sobre que es el bien jurídico, si existe el bien jurídico, si la esencia del delito es la lesión al bien jurídico, si es una violación de deber, etc y siempre me llamó la atención un fenómeno que es muy discutido en el derecho penal sobre cuál es el bien jurídico en el delito de maltratamiento de animales. Lo cual se han dado una serie de explicaciones que no son satisfactorias y la única satisfactoria es decir que el titular del bien jurídico es el animal. No hay otra. Eso lo venia viendo desde hace rato y digo: bueno esto altera todo lo que se suele decir en materia de derecho penal.
Después eso me fue abriendo otras preguntas como: ¿Cuál es la relación de todo el derecho con lo “no humano?” Y bueno resulta bastante claro que el derecho le reconoce personería a inventos del ser humano; como la sociedad anónima, todas las personerías jurídicas, etc.; y no se la reconoce a entes reales. Más aún lo que tardó el propio derecho en reconocerle personería a todos los seres humanos. Tardamos unos cuantos años, milenios, en declarar un día: “todo ser humano es persona” ¿no? En 1948 de hecho fue. Yo nunca vi una asamblea de perros que diga todos los perros son perros. Nosotros tardamos como especie… (Se ríe) Seremos la más desarrollada pero parece que no nos dimos cuenta de eso.
Y bueno, cuando leo que en el NeoConstitucionalismo Latinoamericano la Constitución de Bolivia y la Constitución del Ecuador le otorgan personería jurídica a la naturaleza empecé a conectar toda la temática.
Por ahí vino la cosa.
-Usted un poco plantea en el libro que nosotros somos parte de la tierra y que a la tierra se le puede ocurrir estornudar…
Y si… Eso que un poco se viene planteando y empezó como una locura pero con muchos científicos que se van adhiriendo a llamada hipótesis Galia; es decir considerar el planeta como un organismo vivo de cuya vida somos parte, un organismo que tiene sus propios sistemas de equilibrio y como parte tenemos que cuidar de no alterar fundamentalmente los equilibrios que tiene el planeta. El planteo de la hipótesis Galia, que lo retoma Leonardo Boff en Brasil, es que el planeta tiene unos cuarenta mil millones de años, va a durar, tiene una vida un poco larga ¿no? Y se ha tomado algunos pocos millones en generar este equilibrio planetario. Por supuesto los de la hipótesis Galia dicen: cuidado que el planeta va a seguir viviendo ya que no tenemos capacidad para destruir la vida del planeta, por suerte, tenemos solo capacidad para destruir la habitabilidad del planeta por alterar gravemente todo este equilibrio. El planeta va a seguir y si los molestamos demasiado va a toser y nos va a escupir y se va a tomar unos diez, veinte o treinta, cuarenta millones de años en crear otra especie y hasta hay algunos biólogos que dicen quien es el candidato, parece que son los pulpos… Lo cual preocupa un poco porque hace que uno se pregunte: ¿Qué estamos haciendo? ¿no? (se ríe)
Cuando llega la hipótesis Galia a América Latina parece que los valores y la cultura de nuestros pueblos originarios miran y dicen: ¡ah, que novedad! ¡Ya lo sabíamos! (se ríe). Coincide en este momento, un momento bastante crítico, la derivación de las ideas de los colonizadores con la cultura colonizada.
Bueno, los pueblos originarios ya tenían una ética de la tierra ¿no? La Pachamama tiene la ética del buen vivir. Es decir es un planteo que hay que distinguir muy bien del animalismo y el ecologismo. El animalismo se limita a la protección del animal, la no crueldad con el animal, etc., lo cual está bien pero no se trata de eso. No se trata del ecologismo en cuanto tenemos que cuidar el planeta porque el planeta es para nosotros y no podemos destruirlo y toda la preocupación es cuidar el medio ambiente del ser humano. No, acá hay una vuelta de tuerca más que dice: “nosotros somos parte de esto”. No estamos ni por encima ni somos los administradores ni somos los tripulantes de la nave espacial tierra. No, no, no, somos una parte de todo esto.
Entonces se trata de establecer un diálogo lo cual en el buen vivir, que se deriva de la Pachamama, lo que hay no es ningún planteo extremo de no poder tocar la naturaleza, no. Tenemos que vivir en armonía con la naturaleza. Lo que no podemos es destruir las relaciones de equilibrio. Ese es el asunto. Es decir, si uno extrema cualquier planteo no hay una ecología verde única. Hay un embrollo de ideologías verdes en definitiva. Hay un italiano* que escribe: “L’imbroglio” de esa ideología verde. Hay ideología verde de inspiración marxista, de inspiración anarco, etc. Hay una ideología verde extremista en la cual no se puede tocar nada. Y sí, mi propia existencia contamina, ya lo sé. El ser humano contamina, una ciudad contamina, un barrio precario contamina. Pero no, cuidado, no se trata de que no pueda tocar nada, de que no me pueda aplicar penicilina porque estoy matando bichos adentro. No. Se trata de vivir y dejar vivir. De coexistir con la naturaleza. Ese es el asunto. Lograr el equilibrio que permita una coexistencia y que permita la supervivencia de la especie. Porque lo que estamos destruyendo es la habitabilidad del planeta.
Bueno en ese sentido los extremos también se juntan porque las grandes corporaciones son las que traban que en las constituciones la naturaleza sea sujeto de derecho y desde el otro extremo pasa como en Bolivia donde se le impide construir un camino a Evo Morales… ¿no?
Efectivamente. Esa es la cuestión. En donde encontramos el equilibrio. No es que yo no pueda comerme una manzana porque le estoy sacando una manzana al árbol. No. La cosa no va por ahí.
-¿Qué aporte histórico hace el constitucionalismo andino al debate?
Bueno, abre una etapa Constitucional que yo creo que va a ser la gran etapa de este siglo. Así como el Constitucionalismo Mexicano en 1917 abrió el Constitucionalismo Social, hoy se abre un Constitucionalismo de la Naturaleza. No quiero usar el término naturalista porque ya se han usado para decir otras cosas que no tiene que ver con esto. Diría un Constitucionalismo de la Naturaleza que realmente viene a parar el huevo de punta. Viene a decir la gran novedad: “miren muchachos que ustedes están insertos en esto y son parte de esto” dicho de esta manera es como decir todo ser humano es persona ¿no? Son cosas que con el paso del tiempo uno dice que es una banalidad pero tuvo que llegar un momento que hubo que decir esa banalidad, declarar esa banalidad porque no la habíamos reconocido. Y de la misma manera creo, espero, que en las décadas futuras esto de que somos una parte de la naturaleza se lo tome como otra banalidad.
-¿Podemos reconocer en nuestro país algún avance en ese sentido en nuestro país cuando se reconoce a los pueblos originarios por ejemplo con el Programa de Nacional de Relevamiento Territorial o con la incorporación de la propiedad comunitaria indígena en la reforma del Código Civil que se viene?
Si. Estamos marchando, hay avances, etc. Pero es mucho más grave el problema. Yo creo que si, hay cuestiones puntuales como los conflictos con la minería, etc. Creo incluso que quizás vamos a necesitar yo no se si un Tribunal Administrativo, un Tribunal Judicial o un fuero especializado. Creo que la cuestión ambiental requiere un fuero técnico. No se si en lo judicial o en lo administrativo. Costa Rica tiene un Tribunal Administrativo por ejemplo. Es decir, estamos teniendo que resolver cosas que requieren una especialización. Pero eso es puntual, lo que planteamos en “La Pachamama y el humano” y lo que plantean estas constituciones es más amplio. Está vinculado al propio sistema productivo. ¿Podemos seguir produciendo en el mundo en esta forma?
Estamos llegando a los siete mil millones de habitantes, no se si se me cayó alguno, en un mundo raro en donde surge China, surge India, Europa se encuentra en una situación en que mira a ver que hace EEUU. El único riesgo que puede generar es que genere un conflicto bélico y nosotros que estamos como en un rincón. Es como si se armara una gran gresca en una cantina y nos quedamos en una mesa en un rincón mirando y la estamos pasando bien de momento, pero es un mundo complicado. En este mundo hay un continente olvidado, que es África. Un continente dramático.
Entonces la pregunta es: ¿podemos seguir desarrollando las condiciones económicas como para conceder o para darle a los sectores sumergidos del mundo, a todos, los mismos niveles de vida de Europa, de Canadá, de EEUU? Yo creo que con esto desarmamos el planeta totalmente. Entonces la pregunta va más allá de lo puntual. Si, está bien, abarca hasta que punto puedo horadar una montaña, hasta que punto puedo deformar un río, pero es una pregunta que va mucho mas allá. ¿Este sistema productivo y este sistema económico permiten a un plazo no muy largo la subsistencia de la especie? Ojo, teniendo en cuenta que cuando ellos hacen el planteo
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