La industria del vino
bochoMonografía6 de Agosto de 2011
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En el hemisferio sur existe una estrecha franja extendida entre el paralelo 32º al 38º donde se ubican los siguientes países: Argentina y Chile (América) Sudáfrica (África), Australia y Nueva Zelandia (Oceanía). En esta extensión se dan condiciones óptimas de tierra, agua y clima para producir y elaborar vinos finos con uvas de gran calidad.
Argentina se ubica entre los primeros productores de vinos a nivel mundial, conjuntamente con países como Francia, Italia, España y Estados Unidos.
La industria vitivinícola argentina ha evolucionado considerablemente, conquistando sin duda mercados de exigentes consumidores. Además, los vinos argentinos poseen un valor agregado porque son considerados entre los más saludables del mundo.
La capacidad antioxidante detectada en los vinos argentinos es levemente superior sobre los vinos estadounidense y chilenos, y un poco más que en los vinos europeos. Posiblemente los vinos argentinos, sobre todo los tintos, sean los que poseen mayor capacidad antioxidante del mundo, por la altura donde se ubican sus viñedos, las escasas precipitaciones que afectan la zona y la casi nula nubosidad que permite una fructuosa exposición solar sobre los cultivos. Todo esto genera destacadas condiciones climáticas que producen una mayor cantidad de “polifenoles” en las uvas.
Evolución de la Vid
En América, el cultivo de la vid no existía hasta la llegada de los españoles. Cristóbal Colón (1451-1506), cuando realiza su segundo viaje, en 1493, a un año del descubrimiento del continente americano, introdujo las primeras variedades en las Antillas (Centroamérica), pero a causa del clima de la región caribeña, estas especies no lograron fructificar.
En 1543 la vid había llegado a la ciudad de Salta, desde el Alto Perú, donde se traían las primeras uvas. Posteriormente, con el tiempo, las uvas encontraron su mejor asentamiento en la ciudad de Cafayate.
En la ciudad de Santiago del Estero llegaron viñas aproximadamente en 1556. Allí el cultivo de vid progresó realmente, y para 1557 los jesuitas habían realizado las primeras plantaciones de cierta importancia en el territorio.
Cuando se fundan ciudades como Mendoza, en 1561, y San Juan, en 1562, eran puntos estratégicos por donde ingresaron viñas desde Chile a la Región de Cuyo, para diseminarse luego por todo el territorio.
En 1598 en la provincia de Misiones también florecía la vitivinicultura de la época, y en menor cantidad se producía en las provincias de Córdoba, Santa Fé y Buenos Aires.
En Argentina, como en varios países de Latinoamérica, la expansión de las cosechas de viñedos se relaciona estrechamente con la difusión del cristianismo, sobre todo porque el clero necesitaba indudablemente del vino para poder celebrar la misa.
En 1853 el sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), que era gobernador de Cuyo (Mendoza – San Juan), contrataría al francés Aimé Pouget, quien se encargó de reproducir las primeras cepas de variedad francesa, entre ellas la reconocida Malbec, que para varios enólogos, sumilleres y especialistas sobre la vid se ha adaptado en esta zona mejor que en cualquier otra parte del mundo. Esto se debe a la particular orografía y composición de los suelos de la provincia de Mendoza, acompañada de la majestuosa Cordillera de los Andes, por donde se producen los deshielos de agua pura y cristalina que forman los ríos que descienden zigzagueando en dirección este, desde las altas cumbres andinas.
En 1916 arriba a la Región Noroeste (Salta – La Rioja - Catamarca), el tunecino José Alazraqui con amplia experiencia en vitivinicultura desarrollada en territorio francés, que promueve conjuntamente con Miguel Urtado el surgimiento de la viticultura regional.
En 1919, después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), los vinos argentinos adquirieron calidad, y las cepas traídas desde Francia, Italia y España dieron excelentes resultados en un suelo y clima que, sin duda, eran ideales para el cultivo de la vid.
En 1970, la tendencia predominante fue la producción masiva de los denominados vinos de mesa, muy accesibles y de consumo corriente, destinados para las comidas de todos los días en el mercado interno. Los vinos finos eran demasiado costosos y utilizados en ocasiones especiales.
En 1990 se inicia el auge en la producción vitivinícola, y un importante caudal de divisas de origen nacional e internacional se invierten en la industria de la vid. Esto permitió incorporar tecnología y conocimiento en todos los aspectos de la elaboración y comercialización, obteniendo vinos finos de calidad superior que atraían a los más exigentes consumidores.
Desde entonces, los vinos argentinos comienzan a estar presentes en restaurantes y vinotecas ubicadas en ciudades como Nueva York, Londres, Paris y Madrid. Los cepajes argentinos adquieren personalidad propia a causa del excelente clima y suelo, entre otros factores donde se los cultiva.
Además, las bodegas instaladas en el país adquieren renombre internacional y muchas de ellas se presentan en certámenes y ferias internacionales, recibiendo lauros y premios destacados.
Finalmente comienza a crecer la exportación, llegando vinos finos argentinos a países como Gran Bretaña, Francia, España, Italia, Suecia, Noruega, Dinamarca, Alemania, Portugal, Turquía, Estados Unidos y Canadá, entre otros. Al carecer algunas bodegas de recursos propios para lograr una efectiva expansión en los nuevos mercados, se incentivaron las alianzas con grupos financieros extranjeros que descubren en la industria del vino una efectiva fuente de rentabilidad.
Actualmente la zona vitivinícola argentina se extiende desde el norte de Cafayate en Salta (Región Noroeste) hasta el sur en el alto valle de Río Negro (Región Patagónica Andina) y desde la majestuosa cordillera andina en el este hasta los valles del oeste de Mendoza (Región Cuyo).
Regiones de Producción de la Vid
En la Argentina, dentro de las diferentes regiones que permiten el cultivo de la vid, la conjunción del clima, suelo y altura, sumado a la experiencia del hombre, han desarrollado la producción de vinos de una excelente calidad.
Orden de Producción de Viñedos por Provincia
Uvas Blancas Uvas Tintas Uvas Rosadas
1 Mendoza Mendoza Mendoza
2 San Juan San Juan San Juan
3 La Rioja Río Negro Catamarca
4 Río Negro La Rioja La Rioja
5 Salta Salta Río Negro
6 Catamarca Catamarca Salta
7 Neuquén Neuquén Neuquén
Región de Cuyo
Mendoza
Si bien es muy difícil afirmar cual fue la primer zona de producción de vid en la Argentina, porque era un procedimiento muy generalizado y su cultivo era rudimentario y casi doméstico, la región de Cuyo (Mendoza y San Juan) siempre se destacó debido a la óptimas condiciones climáticas para su desarrollo.
En el hemisferio sur la zona de cultivo privilegiada, ideal para vinos de calidad, es la que se ubica en los 32° de latitud, que atraviesa justamente a la provincia de Mendoza.
Esta región posee un suelo fino de características aluvionales, rocoso y arenoso, con una altura de aproximadamente 900 m.s.n.m.; con irrigación de agua cristalina y pura, rica en minerales, proveniente del deshielo de la Cordillera de los Andes; y la presencia del sol más de 300 días al año. Todos estos elementos hacen que sus vinos, de definidas y particulares características, hayan obtenido prestigio mundial.
Desde tiempos remotos los conocedores de esta materia denominaban a Lujan de Cuyo como “La Primera Zona” destacándola como lugar privilegiado para el cultivo y desarrollo de la vid. Esta zona se ubica aproximadamente a 33° de latitud sur y a 68° de longitud oeste, y esta recorrida por el río Mendoza, que mediante sus cristalinas aguas, ricas en minerales, riega los cultivos de los viñedos establecidos entre los 800 y los 1200 m.s.n.m., por medio de sistemas de canales y acequias. Por el oeste se ubica la majestuosa Cordillera de los Andes y por el este se ubican una serie de cuchillas y cordones montañosos. Su suelo de origen cuaternario, rico en potasio, es arenoso, calizo y arcilloso.
En el sur, San Rafael es otra importante zona de producción de vinos, abarcando un área ubicada entre los 22° y 42° de latitud. Su suelo, con variaciones entre arenoso a limoso, es irrigado por las aguas de los ríos Diamante y Atuel, que nacen de las altas cumbres andinas para desplazarse hacia el este custodiando el Valle de San Rafael, el cual posee una pendiente que desciende desde Las Paredes a 800 m.s.n.m., hasta Villa Atuel a 500 m.s.n.m. El riego es de tipo superficial, por surcos o canales y hasta en algunos casos por melgas. El cordón extendido de nordeste a sudeste denominado Sierra Pintada o Bloque de San Rafael, impide el fuerte avance de los vientos provenientes del sur, definiendo un microclima especial dentro de esta zona.
En la localidad de Luján de Cuyo, se analizó desde 1987 la necesidad de organizar y crear la primera Denominación de Origen Controlada en el país, que protegiera la elaboración de vinos finos en esta zona; y finalmente en San Rafael se funda, en 1990, la Denominación de Origen Controlada.
San Juan
En San Juan, la vitivinicultura se desarrolla principalmente en el Valle del Tulum y en menor proporción en los valles de Zonda y Ullum, ubicados entre la Cordillera de los Andes y la sierra de Pie de Palo, a ambos lados del río San Juan. También se cultiva la vid en otros valles cordilleranos más altos y en consecuencia más frescos, como Calingasta, Jáchal (a 1.165 m.s.n.m.) e Iglesias.
Los suelos situados
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