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La teoría de la delincuencia juvenil


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2014  •  Tutoriales  •  2.578 Palabras (11 Páginas)  •  232 Visitas

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Numerosos estudios en ciencias sociales a lo largo del siglo XX han centrado su argumentación en el conocimiento y la explicación de los delitos cometidos por jóvenes. En este sentido, los “delitos juveniles” han sido marco de una amplia gama de teorías criminológicas, las cuales conllevan distintas formas de conocimiento, representaciones y posicionamientos en torno a este tipo de problemática.

En este marco encontramos diversas perspectivas, una de ellas es la esbozada por los teóricos de la Escuela de Chicago, quienes combinan el estudio sobre los grupos sociales enmarcados dentro de ciertos lugares o áreas problemáticas. Uno de sus exponentes es Thrasher (1930) quien centra su argumentación en la delincuencia juvenil y la prevención del delito. Para este autor los orígenes de las “carreras delictivas” se encuentran por un lado, en las reacciones sociales de la niñez y adolescencia sumada a la concentración de delincuentes en ciertas “áreas típicas” que posibilitan la creación de pandillas juveniles. La prevención del delito estaría centrada en la identificación de “pre-delincuentes”, es decir niños quemanifiesten problemas de conducta o que por condiciones sociales o biológicas sean proclives a volverse delincuentes, ejemplo de ello serían jóvenes con registro de delincuencia en el seno familiar o aquellos que se vinculan con pandillas de delincuentes. Según Thrasher la delincuencia implicaría una “carrera”, es decir que si en la infancia y/o adolescencia se comete alguna transgresión ese individuo probablemente continúe realizando este tipo de prácticas delictivas en la adultez. Por otra parte, Sutherland (1949) plantea que el comportamiento delictivo es aprendido mediante la interacción con otros, el infractor aprende estrategias de supervivencia, códigos, y técnicas para desarrollar sus cometidos, la difusión de prácticas ilegales se da mediante “asociación diferencial”.

En segundo lugar Cohen (1956) establece la categoría de “subcultura criminal o desviada”, los miembros de una subcultura poseen ciertos valores y creencias diversas u opuestas al de la cultura dominante que se somete a la ley. Esto puede expresarse mayormente en grupos de jóvenes de clase baja, que por un lado intentan adaptarse a los valores dominantes, sin embargo carecen de posibilidades a la hora de acceder a esas metas consideradas universales, por lo cual se da una relación conflictiva entre aspiraciones y realización de objetivos. Esta situación conflictiva lleva a los jóvenes a integrarse a subculturas que difieren de las normas y valores dominantes, especialmente aquellos característicos de la clase media. Así entre aquellas personas queposeen similares problemas de adaptación se generaría una solidaridad de grupo que posibilita estándares comunes de comportamiento y cosmovisiones compartidas.

Sykes y Matza (1957) plantean en su teoría sobre la delincuencia juvenil las denominadas “técnicas de neutralización”, en discusión con Cohen los autores sostienen que el delincuente no representa una oposición radical para la sociedad que cumple la ley. Quien comete un delito pone en acción ciertas justificaciones de su comportamiento desviado, es decir técnicas de neutralización, siendo través de estas técnicas que un joven se convierte en un delincuente juvenil y no a través del aprendizaje de imperativos morales, valores o actitudes en contradicción con aquellos de la sociedad dominante. En este marco se establecen cinco técnicas de justificación: negación de la responsabilidad, del daño, de la víctima, condena a quien condena y apelación a lealtades superiores, esta última es especialmente relevante ya que pone en juego la relación del joven delincuente con el grupo social al que pertenece, por ejemplo la pandilla o los amigos.

Para finalizar Becker (1963) postula la “teoría del etiquetamiento” el mismo centra sus estudios ya no en las causas probables de una conducta desviada sino en el proceso e interacción por el cual los individuos son etiquetados como desviados. Los grupos sociales crean la desviación estableciendo reglas cuya infracción constituye una desviación, y aplicando estas reglas a personas particulares, que etiquetan como outsiders. Ladesviación no es una cualidad de la acción cometida sino la consecuencia de la aplicación (por parte de otros) de reglas y sanciones. El desviado es alguien al que la etiqueta le ha sido puesta con éxito.

Recopilando las diversas teorías que centran su argumentación entorno al delito juvenil es evidente la preocupación, desde las ciencias sociales, por el estudio de “los jóvenes” como grupo social particular. Explicar por qué un joven comete un delito, conocer su grupo de pertenencia, analizar cuáles son las medidas para prevenir este tipo de prácticas ilegales, entre otras cuestiones, son interrogantes que se manifiestan, de una u otra forma, en las diversas teorías criminológicas sobre el delito juvenil. Es por ello que considero necesario definir qué se entiende cuando se habla de “juventud”.

La categoría de “juventud” no es algo dado sino que implica una construcción social, hablar del “joven” como de una unidad social o un grupo constituido que comparte intereses comunes anclados en la edad biológica constituye una manipulación que niega su carácter de interacción y disputa entre quién es considerado joven y quién es considerado adulto. Es conveniente hablar de las juventudes (y no de la juventud), es decir entender a esta categoría dentro de un marco de posibilidades y limitaciones, en una multiplicidad de situaciones sociales en que esta etapa de la vida se desenvuelve. Es necesario distinguir entre las diferentes condiciones desiguales que se encuentran, dependiendo al sector social al que pertenecen los individuos queforman parte de un mismo grupo etario (Bourdieu, 1990; Margulis y Urresti, 1996). Como sostiene Bourdieu (1990) se puede hablar de dos juventudes, es decir dos polos opuestos, en un espacio de posibilidades. En un extremo el joven de clase obrera y en el otro el joven burgués, ya que a pesar de poseer la misma edad biológica sus condiciones de vida, de trabajo, de estudio, de tiempo libre, entre otras cuestiones diferirán considerablemente fruto de la desigualdad de posiciones en la estructura social. Entonces “la juventud” (las juventudes) según Margulis y Urresti (1996) se articula social y culturalmente no sólo en función de la clase social de origen sino también en relación con la edad (como base material que sostiene esa condición), con la generación a la que pertenece (es decir la época en cada individuo se socializa, la cual trae aparejada diferencias culturales con otras generaciones más antiguas), con el género (según las diferencias culturales que pesan sobre el varón y la mujer) y con la ubicación

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