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Medio ambiente .


Enviado por   •  5 de Octubre de 2014  •  Ensayos  •  1.639 Palabras (7 Páginas)  •  145 Visitas

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Medio ambiente y desarrollo económico son temas que sólo en las últimas décadas se han comenzado a vincular de forma más clara y concreta en la medida que el mundo entero ha ido tomando conciencia que las actividades humanas están provocando peligrosos cambios ambientales en el planeta como el adelgazamiento de la capa de ozono, la acentuación del “efecto invernadero”, la extinción de especies animales, etc. y que han conducido a nuevas concepciones sobre el desarrollo económico, en donde éste pueda ser alcanzado, pero no olvidando el tema ambiental como eje central.

De esa forma, surge en el mundo un nuevo concepto que intenta relacionar el desarrollo económico y el medio ambiente, que reunidos forman el llamado Desarrollo Sustentable.

Antecedentes históricos

Desarrollo sustentable: “término aplicado al desarrollo económico y social que permite hacer frente a las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades.”

Hay dos conceptos fundamentales en lo que se refiere al uso y gestión sustentables de los recursos naturales del planeta. En primer lugar, deben satisfacerse las necesidades básicas de la humanidad, comida, ropa, lugar donde vivir y trabajo. En segundo lugar, los límites para el desarrollo no son absolutos, sino que vienen impuestos por el nivel tecnológico y de organización social, su impacto sobre los recursos del medio ambiente y la capacidad de la biósfera para absorber los efectos de la actividad humana.

Es posible mejorar tanto la tecnología como la organización social para abrir paso a una nueva era de crecimiento económico sensible a las necesidades ambientales.

Durante las décadas de 1970 y 1980 empezó a quedar cada vez más claro que los recursos naturales estaban dilapidándose en nombre del `desarrollo'. Se estaban produciendo cambios imprevistos en la atmósfera, los suelos, las aguas, entre las plantas y los animales, y en las relaciones entre todos ellos. Fue necesario reconocer que la velocidad del cambio era tal que superaba la capacidad científica e institucional para invertir el sentido de sus causas y efectos. Estos grandes problemas ambientales incluyen:

El calentamiento global de la atmósfera (el efecto invernadero), debido a la emisión, por parte de la industria y la agricultura, de gases (sobre todo dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y clorofluorocarbonos) que absorben la radiación de onda larga reflejada por la superficie de la Tierra.

El agotamiento de la capa de ozono de la estratósfera, escudo protector del planeta, por la acción de productos químicos basados en el cloro y el bromo, que permite una mayor penetración de rayos ultravioleta hasta su superficie.

La creciente contaminación del agua y los suelos por los vertidos y descargas de residuos industriales y agrícolas.

El agotamiento de la cubierta forestal (deforestación), especialmente en los trópicos, por la explotación para leña y la expansión de la agricultura.

La pérdida de especies, tanto silvestres como domesticadas, de plantas y animales por destrucción de hábitats naturales, la especialización agrícola y la creciente presión a la que se ven sometidas las pesquerías.

La degradación del suelo en los hábitats agrícolas y naturales, incluyendo la erosión, el encharcamiento y la salinización, que produce con el tiempo la pérdida de la capacidad productiva del suelo.

A finales de 1983, el secretario general de las Naciones Unidas le pidió a la primera ministra de Noruega, Gro Harlem Brundtland, que creara una comisión independiente para examinar estos problemas y que sugiriera mecanismos para que la creciente población del planeta pudiera hacer frente a sus necesidades básicas. El grupo de ministros, científicos, diplomáticos y legisladores celebró audiencias públicas en cinco continentes durante casi tres años.

La principal tarea de la llamada Comisión Brundtland era generar una agenda para el cambio global. Su mandato especificaba tres objetivos:

Reexaminar cuestiones críticas relacionadas con el medio ambiente y el desarrollo y formular propuestas realistas para hacerles frente.

Proponer nuevas fórmulas de cooperación internacional en estos temas capaces de orientar la política y los acontecimientos hacia la realización de cambios necesarios.

Aumentar los niveles de concienciación y compromiso de los individuos, las organizaciones de voluntarios, las empresas, las instituciones y los gobiernos.

El informe fue presentado ante la Asamblea General de las Naciones Unidas durante el otoño de 1987.

En el informe se describen dos futuros:

Uno no viable :en donde la especie humana continúa agotando el capital natural de la Tierra y

Uno viable: en el cual los gobiernos adoptan el concepto de desarrollo sostenible y organizan estructuras nuevas, más equitativas, que empiezan a cerrar el abismo que separa a los países ricos de los pobres. Este abismo, en lo que se refiere a la energía y los recursos, es el principal problema ambiental del planeta; es también su principal problema de desarrollo.

Tras la Comisión, el siguiente acontecimiento internacional significativo fue la Cumbre sobre la Tierra, celebrada en junio de 1992 en Río de Janeiro. Denominada Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, en ella estuvieron representados 178 gobiernos, incluidos 120 Jefes de Estado. Se trataba de encontrar modos de traducir las buenas intenciones en medidas concretas y de que los gobiernos firmaran acuerdos específicos para hacer frente a los grandes problemas ambientales y de desarrollo. Los resultados de la Cumbre incluyen convenciones globales sobre la biodiversidad y el clima, una Constitución de la Tierra de principios básicos, y un programa de acción, llamado Agenda 21, para poner en práctica estos principios.

Los resultados se vieron empañados por la negativa de algunos gobiernos a aceptar los calendarios y objetivos para el cambio (por ejemplo para la reducción de emisiones gaseosas que conducen al calentamiento global), a firmar ciertos documentos (había quien opinaba que el Tratado de la Biodiversidad debilitaba las industrias de biotecnología de los países industrializados), o a aceptar la adopción de medidas vinculantes (como en el caso de los principios forestales). En sus 41 capítulos, el programa de acción contenido en la Agenda 21 aborda casi todos los temas relacionados con el desarrollo sostenible que se puedan imaginar, pero no está lo suficientemente financiado.

No obstante, la Cumbre fue un trascendental ejercicio de concienciación a los más altos niveles de la política. A partir de ella, ningún político relevante podrá aducir ignorancia de los vínculos existentes entre el medio ambiente y el desarrollo. Además, dejó claro que eran necesarios cambios fundamentales para alcanzar un desarrollo sustentable. Los pobres deben recibir una participación justa en los recursos para sustentar el crecimiento económico; los sistemas políticos deben favorecer la participación ciudadana en la toma de decisiones, en especial las relativas a actividades que afectan a sus vidas; los ricos deben adoptar estilos de vida que no se salgan del marco de los recursos ecológicos del planeta; y el tamaño y crecimiento de la población deben estar en armonía con la cambiante capacidad productiva del ecosistema.

Estos y otros hechos hicieron posible que los diferentes gobiernos tradujeran sus buenas intenciones en medidas concretas relativas al medio ambiente y que llevaran a cabo gestiones en función de la calidad de vida de todos y de las futuras generaciones mediante la implementación de sus propias políticas ambientales.

III. POLÍTICA AMBIENTAL CHILENA

Las actividades económicas están continuamente presionando los recursos ambientales y generando con ella contaminación del aire, suelo, agua, impactos sobre ecosistemas, sobreexplotación de recursos finitos, impactos ambientales globales, etc.

Cuando esta presión sobre los recursos excede la capacidad propia de recuperación del medio ambiente tal que se reduce la capacidad de éste para satisfacer las necesidades humanas, se produce la degradación ambiental.

La política ambiental pasa a ser la respuesta para revertir esta situación o para impedir que se llegue a ella. Los instrumentos de políticas son las herramientas que tiene el tomador de decisión para alterar los procesos sociales (técnicos, económicos, legales, culturales, etc.), de manera tal de cumplir con los objetivos de la política.

La Política Ambiental de Gobierno es una declaración expresada en un documento que promueve el Desarrollo Sustentable, dirigida al país con el objeto de lograr un compromiso nacional, público y privado, institucional y cívico, que permita enfrentar con éxito la responsabilidad que todos tenemos con el medio ambiente y de esta forma contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de todos los chilenos y al bienestar de las futuras generaciones del país.

Esta propuesta se basa en lineamientos y tareas establecidas por la legislación vigente, en las directrices señaladas por el Presidente de la República, y en la experiencia acumulada en los últimos años por la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) y de los demás ministerios y servicios del Gobierno.

Dicha declaración se funda en principios estables y permanentes, establece objetivos de mediano y largo plazo y destaca las líneas de acción que deberán orientar la gestión ambiental del país durante los próximos años.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

En Chile, al igual que en otras naciones en desarrollo, la gestión ambiental se institucionalizó hace poco más de una década, con la llegada de la democracia en 1990. Durante este período, los Gobiernos chilenos han avanzado en el diseño e implementación de la política ambiental. Un paso sustantivo fue dotar al país de una legislación y una institucionalidad ambiental moderna.

Aunque los rasgos sociales, económicos y ambientales no han variado mucho de la época del gobierno militar, la Concertación ha avanzado más en torno a la protección del medio ambiente, con mira a regular los procesos económicos con relación al impacto ambiental.

La no política ambiental del régimen militar:

Todas las iniciativas económicas sociales y políticas durante el gobierno militar, tuvieron serios y pronunciados efectos sobre el medio ambiente, por eso se dice que el régimen militar operaba con una “no política” ambiental, ésta constituye una voluntad implícita y una dirección obvia y determinada a una gestión ambiental.

El medio ambiente quedo tácitamente desregulado, aunque el gobierno militar desreguló jurídicamente los recursos naturales. Lo anteriormente mencionado incentivó el monocultivo de exportación, la inversión extranjera en la extracción minera y forestal.

La esencia autoritaria del régimen militar, explica la permanente sordera con relación a una regulación al medio ambiente.

En la práctica existía la política Ultra Liberal de dejar hacer y dejar pasar

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