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PSICOLOGÍA DE GINNOT APLICADA A LA ODONTOLOGÍA PEDIÁTRICA


Enviado por   •  21 de Marzo de 2017  •  Ensayos  •  1.281 Palabras (6 Páginas)  •  213 Visitas

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PSICOLOGÍA DE GINNOT APLICADA A LA ODONTOLOGÍA PEDIÁTRICA

Kreinees, G. Ginnot Psychology Applied to Pedodontics. Journal of Dentistry for Children. March-April (1975): 39-42.

        El doctor Haim Ginnot en su libro “Teacher and Child” escribe: He llegado a la aterradora conclusión que soy el elemento decisivo en el salón de clases. Mi abordaje establece el ambiente, mi estado de animo provoca el ambiente. Como maestro, tengo el poder de hacer la vida del niño miserable o feliz. Puedo ser un instrumento de tortura o un instrumento de inspiración. Puedo humillar o sanar, en todas las situaciones, es mi decisión si la crisis va a aumentar o disminuir y si el niño es humanizado o deshumanizado.” Si cambiamos salón de clases por consultorio dental y maestro por dentista, esto tendría el mismo significado.

        Los principios de Ginnot se utilizan en odontología pediátrica para brindar atención dental a un niño “humanizado” de la manera más amena posible. Son aplicables en situaciones dentales para convertir el comportamiento rebelde y la falta de cooperación del niño en un comportamiento socialmente aceptable, si no es que cooperador.

        Como beneficio de estos principios (“Childrenese”), el odontólogo logra que el paciente con miedo o aterrado coopere con el tratamiento de una manera más digna.

  1. Reconocer la experiencia del niño

        No se debe discutir acerca de su experiencia, no rechazar sus sentimientos y no intentar convencerlo que lo que ve, escucha o siente no es así.

        Si queremos un comportamiento adecuado, debemos comenzar explicando por qué el procedimiento es necesario o por qué la salud bucal es importante. Estamos más preocupados por llevar al niño a lo que necesitamos hacer que por intentar entender sus sentimientos al estar en el consultorio por primera vez.

        El preescolar o adolescente promedio demuestra muy poco interés en la salud bucal, convirtiéndolos en un pacientes temerosos o aprensivos. Tienen dudas sobre qué se requiere de el y si estos requerimientos son agradables o no.

Se deben brindar refuerzos y hacer verbales sus sentimientos:

  • “Te ves muy triste por estar aquí, se que quisieras estar en casa.” Si el niño estaba llorando, dejará de hacerlo; o si se notaba apenado o desinteresado, ahora mostrará interés en qué mas tiene que decirle el dentista.
  • “Seguro piensas que vamos a hacer algo que no te va a gustar. Vamos a contar tus dientes y tomar unas fotos y después te irás a casa.” Le estamos diciendo que entendemos como se siente y lo que le preocupa y también quitamos esos miedos sobre lo que se va a hacer.

  1. Conceder en fantasía lo que no podemos darle en realidad

        En psicoterapia con niños, cuando no tenemos lo que piden, no le damos explicaciones, le otorgamos en fantasía lo que no podemos darle en realidad. Este principio se emplea en niños que mediante su comportamiento demuestran de manera obvia que no desea cooperar.

Podríamos decirle:

  • “Me gustaría que estuvieras en casa jugando con tus amigos, que no tuviéramos que contar tus dientes y tomarles fotos,  que nunca tuviéramos que hacer algo que no te gusta.”
  • Podríamos agregar “a veces a los niños grandes no les gusta ir al dentista.”  Y el niño pensaría que alguien entiende su terrible sentimiento y que no es algo tan extraño.

        Si comienza diciendo “no me gusta o no quiero”, no debe interpretarse como que no lo hará  sino que debemos reconocer sus sentimientos mediante frases como “no te gusta que te limpien tus dientes” o “no te gusta que te tomen fotos”. De esta manera, pedimos cooperación de manera firme y la conseguimos.

        Debemos expresarles lo que ellos desean para que sepa que lo entendemos y somos sus amigos, aunque este deseo no pueda cumplirse.

  1. Los niños son iguales en dignidad

        Todo lo que pidamos debe ir acompañado por un “por favor” y cuando se cumple debemos dar las gracias. Podemos darles la mano para ayudarlos a sentarse o levantarse del sillón. Debemos permitirles expresar sus pensamientos mientras sean pertinentes y razonables pero no con el fin evitar el tratamiento.

        Queremos que se sientan tratados como adultos para que actúen como tal,  aprecien el respeto que les tenemos y no quieran hacer nada que afecte la relación.

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