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Parcial 1 Etica Profesional UBP


Enviado por   •  12 de Diciembre de 2023  •  Exámen  •  4.950 Palabras (20 Páginas)  •  41 Visitas

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Evaluación Parcial Nº 1

Parcial I - Corresponde al Módulo 1

CUESTIONARIO

Pregunta Nº 1 (100 puntos)

Explicite los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales correspondientes a las siguientes temáticas:

  • Caracterización del abogado.

La abogacía es una profesión libre e independiente  que colabora con la justicia, a través del consejo y la defensa de derechos e intereses públicos y privados, aplicando criterios propios de la ciencia y técnica jurídicas.

Abogar es presentar y apoyar ante quienes han de juzgar las razones en favor de una persona o de una causa, siendo esta la función principal del abogado, unida al debido proceso judicial. Es el graduado en derecho quien ejerce con habitualidad y profesionalmente la dirección y defensa de las partes en toda clase de procesos, o el asesoramiento y consejo jurídico. Abogado significa protector, defensor, el que intercede, media, ruega o suplica a favor de otro.

El Art. 6 del  Código de Ética de nuestro país sostiene que la misión esencial de la abogacía es afianzar la justicia y la intervención profesional del abogado, función necesaria para la realización del derecho.

Desde su nacimiento todo hombre lleva en germen esa especie de equilibrio que comparte el dar a cada uno lo suyo, ese sentido de justicia. Se está frente a una verdadera vocación por el derecho cuando se advierte una particular inclinación hacia la justicia, cuando la injusticia hiere y provoca rebeldías; cualesquiera fueren las aptitudes que se posean en orden a la buena expresión de las ideas, al hablar o argumentar bien. Lo que no puede faltar es la apetencia de justicia, del orden y la armonía que representa el dar a cada uno lo suyo, de la equidad que es una suerte de equilibrio, de equivalencia, de proporcionalidad.

Aquel que cuestiona la solución de la ley y procura con sus propias razones modificarla es quien revela una mayor vocación por la justicia; pero quien, por el contrario, es sumiso a las leyes impuestas y las acepta sin cuestionamientos, no demuestra un interés particular por el tema.

La sociedad requiere el auxilio del abogado para lograr la justicia allí donde ella ha sido burlada o ha sufrido privación de cualquier naturaleza, y lo hace sabiendo que se recurre a quien está capacitado para prestar ese servicio por sus conocimientos del derecho. El abogado es un técnico preparado por la comunidad para satisfacer su legítima apetencia de justicia. Además debe ser sobre todo un hombre prudente, ya que quién recurre a él es muchas veces un enfermo que necesita ser curado en su espíritu. Para llegar a ser un buen abogado se requieren vocación por la justicia, cultivada y desarrollada permanentemente, pues no se puede dar a otros lo que no se tiene; y sólidos conocimientos de la ciencia jurídica para hacer más eficaz su accionar. Ser abogado es conocer la ciencia jurídica, pero también ser un poco psicólogo, aprender a dar consejos, saber imponerse cuando corresponde, saber renunciar si es necesario y adquirir a diario un mayor sentido de justicia.

El abogado cuyo objetivo principal sea el dinero habrá canjeado un honorario, donde se le concede primacía al honor, por una simple condición de un precio y habrá rebajado además la dignidad de su profesión.

La formación del abogado requiere fundamentalmente del necesario conocimiento de la ciencia jurídica a través del estudio de buenos libros complementados por las enseñanzas de buenos profesores, dedicados a la docencia; y del ejercicio de virtudes propias como son la justicia y la prudencia. Debe formarse el buen sentido para descubrir en la complejidad de las cosas, donde está lo justo. El que es abogado debe ser estudioso, pero su vida no se agota en los libros sino que debe tener un pie en ellos y otro en la calle, en la vida corriente, en los problemas de su comunidad.

La formación  del abogado no se agota en la universidad. La abogacía es un quehacer, un arte que se aprende haciendo, más allá de los libros. El titulo universitario  acredita el estudio suficiente de las materias comprendidas  en la carrera de derecho, pero no se está capacitado para actuar como abogado. La práctica previa de esos conocimientos a casos concretos es tan necesaria ya que antes de actuar libremente por cuenta propia requiere una ejercitación intensa bajo la supervisión de profesionales experimentados, que vayan haciendo fructificar en lo concreto los conocimientos puramente teóricos adquiridos en la universidad.

Se requieren de ciertas virtudes para ser un buen abogado, a saber:

-JUSTICIA: es el campo propio de la abogacía, en todo su accionar el abogado debe procurar hacer justicia, ya sea, con su consejo al cliente, en su labor dentro del proceso, intentando evitar los litigios mediante soluciones extrajudiciales razonables. Ser justo por sobre todo, saber analizar las cosas con la mayor objetividad, para que el propio interés no interfiera en las buenas soluciones. Si es posible lograr una solución razonable, que pueda ser aceptable para ambas partes; el abogado debe procurarla, aún con frustración de sus propias expectativas.  Deben primar los intereses del cliente, luego procurar no dañar infundadamente los de la contraparte; y por último, atender los propio; no a la inversa. El abogado debe ayudar a reflexionar a su cliente para evitar el conflicto en lo posible, o de ponerle fin mediante un arreglo respetable si ya estuviera en trámite.  Debe saber privarse de juicios que se le brindan y que podrán generarle buenas ganancias, priorizando valores superiores. A veces el logro de una solución pasa por una renuncia importante del abogado, que en cada caso debe valorarse con espíritu recto. Al concluir el pleito, y al momento de reclamar sus propios honorarios, el abogado también debe ser equitativo. No cobrar en demasía sino lo que corresponde en justicia al trabajo realizado, al tiempo, al monto del juicio, a la responsabilidad puesta en juego. Ser justo significa a veces, cobrar menos a pesar que las leyes admitan mayores volúmenes.  Si se traspasa el límite de justicia que la conciencia impone, se habrá caído en la injusticia, el abuso de la inequidad, enemigos estos, contra los que se debe combatir permanentemente.

-PRUDENCIA: prudente es quien calcula los riegos en relación al resultado buscado, y mide sus pasos de modo de evitar efectos indeseados.  El abogado, debe obrar con mucha prudencia en la atención de los intereses encomendado por el cliente, más aún cuando por cualquier circunstancia éste puso toda su confianza en el letrado, dejó todo en sus manos, otorgándole amplios poderes decisorios. El abogado al asumir intereses ajenos debe seguir el camino más seguro, tratando de minimizar el peligro. Ser prudente significa ser objetivo a la hora de analizar el caso, otorgar a la razones al cliente como a las de la contraparte en su justa medida, apreciar todas las circunstancias que pueden mover al ánimo del juez en determinadas direcciones, examinar con detenimiento la doctrina y la jurisprudencia.  Prudencia en el abogado, hace referencia, a confrontar su propio pensamiento con elementos más firmes para no llevar al cliente por caminos aventurados o de altos riesgos, y más aún cuando el objetivo final no lo merece. También se refiere a un examen de costos, para que el cliente pueda saber de antemano lo que tendrá que gastar en tiempo y dinero para conseguir determinado logro. A veces prudencia se refiere a no conformarse, el abogado, con su propio criterio sino consultar con los que más saben, profesores universitarios o especialistas.

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