No estudies derecho

El propósito de este proyecto editorial es mirarnos en el espejo de, conocernos a nosotros mismos, aceptar nuestra miseria y errores, y darnos cuenta de que somos un gremio de personas que cambiamos y al mismo tiempo seguimos cambiando es lanzarnos. En otras palabras, es una invitación a saber más, esto causado por ciertos vicios y problemas estructurales en el gremio del derecho ya que diversas posiciones y términos contradictorios, demuestran la dificultad de entender lo que significa ser abogado.

Estos profesionales vacilan entre la posibilidad de cambio y el mantenimiento del poder dominante, entre el conflicto y la reconciliación, entre lo obvio y lo esquivo y, en última instancia, cambian su práctica y las imprecisiones que hacen que la capacitación sea tan difícil.

La decisión de formarse en el ámbito jurídico no debe ser una decisión trágica o fatalista, ni debe predeterminar el futuro. Incluso si al principio se toma una decisión equivocada, siempre hay una salida o un desvío. Porque tarde o temprano habrá una oportunidad de continuar el viaje a medida que se desarrolla la vida, incluso si no siempre sigue el camino perfecto seguro y recto, este es el valor de no obtener un título en derecho.

Existe una diferencia importante en el uso de los términos "derecho" y "Derecho". Si bien se escribe la misma palabra en letras minúsculas y mayúsculas, esto marca una diferencia abismal entre un significado y otro.

El primer uso corresponde a un adjetivo o adverbio que evoca algo desenredado: algo recto, parejo, continuo, en definitiva, problemático y monótono. El segundo es la disciplina, que se refiere a un conjunto de reglas y principios que expresan nociones de justicia y constituyen prácticas sociales valiosas. Es un juego de palabras, pero lamentablemente no es muy divertido para quienes están en el ámbito del Derecho.

Y el estudio y la aplicación del derecho suele ser aburrido, formal, engorroso, un mundo en el que hay poco lugar para la creatividad y la imaginación, y mucho menos para la crítica, la desobediencia y la desobediencia; todo es gris, solemne y a veces triste, es un mundo que debe mantenerse.

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Por eso, más que estudiar la ley, se recomienda repensar la forma en que la sé que estudian las leyes que nos rigen como sociedad y tratar de pensar desde una perspectiva diferente y completa. De esta manera, podemos descubrir otros caminos dentro de nosotros mismos y, al utilizar este campo, podemos evitar la estrechez de miras y la intolerancia hacia múltiples puntos de vista.

En este sentido, el conservadurismo al que se refiere el caso de la abogacía no es exclusivamente a nivel político (de derecha o de extrema derecha). Es decir, estudiar la ley implica promover y promover el poder de quienes tienen la ley para evitar que las cosas cambien.

Y algunos típicos empresarios, ignorantes de su propia realidad, sin la más mínima preocupación por el interés público, considerando las posibilidades de sus carreras, son los únicos que superan los obstáculos para hacer negocios.

Es común pensar en los servicios jurídicos como un método.

de jurisprudencia, que se relaciona con el hecho de que la economía y la política están reguladas legalmente, y los abogados se ven involucrados en nuevos escenarios (privatización, transferencia de industrias, capitalización de mercados no materiales, desregulación, apertura de fronteras para las exportaciones y surgimiento de acuerdos comerciales, interrelaciones entre naciones, la formación de bloques comerciales, un creciente enfoque en la gestión de riesgos, etc.) jugarán un papel clave en la construcción de un capitalismo rampante, que crea cada día más desigualdades sociales insuperables.

Aparte de las acciones benévolas y bien intencionadas que se realizan dentro del sindicato y la filantropía legal que solo sirve para llamar la atención sobre los principales problemas de nuestra situación, estas dinámicas están implicadas. Eso significa que muchos abogados están implicados. Solo espera a que se unan al gremio para mantener su poder y aumentarlo gradualmente.

Existe un reconocimiento generalizado de que el estatus en la profesión jurídica se basa en la percepción de proximidad a la riqueza, y que Hollywood proyecta a través de importantes producciones audiovisuales a abogados que disfrutan de un estilo de vida glamoroso.

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