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Matalache Resumen Por Capitulos

alejo12318 de Octubre de 2012

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MATALACHÉ

RESUMEN POR CAPITULOS

CAPÍTULO I

UN FAVOR SIGNO DE LOS TIEMPOS

En este primer capítulo empieza toda la trama de la historia.

A eso de las cinco de la tarde se acerco a la hacienda de Juan Francisco don Baltasar Rejón de Meneses, este era conocido por traer noticias desde la ciudad de Lima hasta Piura, pero como don Juan Francisco era el último en enterarse de las noticias, realizo la conversación con una noticia acerca de un pirata que había llegado desde Buenos Aires hasta el Callao, ya hacía varios meses atrás, pero don Baltasar le respondió que la actitud de su visita no fue tal sino un favor que su mujer le había pedido que este realice para una criada suya llamada Rita, don Juan no entendiendo el pedido, pidió la explicación del caso, este le dijo que en su Hacienda había un esclavo el cual es capaz de soportar a todas las criadas de la ciudad. Don Juan sorprendido por el pedido y por la noticia, respondió que tenía entre sus esclavos un semental llamado José Manuel, pero que este era más reposado que inquieto. Pero don Baltasar respondió que este esclavo gozaba de su famita de macho fuerte que muchos quisieran tenerlo para sí. Bueno respondiendo don Juan Francisco, accedió al pedido de don Baltasar, diciéndole que sus criados se encargarían de lo pedido.

CAPÍTULO II

LA TINA

La Tina era una hacienda, construida de adobe ladrillo y paja, en 1816 no parecía una casa para hecha para habitar, por más que en ella vivía gente de buena condición. Los que construyeron no lo vieron con fines de vivienda sino con fines de industria. Posiblemente este fue lo que pensó su fundador, el licenciado don Cosme Ríos. De allí su fama de caserón sombrío, desmesurado, recio, que se encontraba alejado de la ciudad, solitario algo así como una interrogación para los que venían de afuera como un guardián para los que venían de adentro.

Este era un caserón al cual la industria había tomado para fabricar jabones y curtir pieles como para la venta de cuero, se dice que era un exilio porque para trabajar ahí se tenía que alejar de la cuidad, donde el trato feudal era más acentuado donde el obrero era explotado, del que solo se sentía libre fuera de estos lugares que abundaban en Piura.

Don Juan Francisco recibió de su abuelo una fábrica maltrecha y desacreditada debido a que este no le había prestado la atención que merecía este negocio. Así pues solo llego a recibir una fabrica encerrada entre cuatro paredes, y entre el traspaso que se le dio, recibió una docena y media de esclavos, viejos en su mayor parte, dos de ellos medio inexpertas y sin cristianizar, pero al frente de todo este rebaño había un mulato de veintiocho años, ejemplo notorio de belleza juvenil, con vigor y flexibilidad de pantera javanesa y mirada soberbia y firme.

Don Juan Francisco se vio en la necesidad de sacar provecho por este deteriorado capital negro y hacerlo todo un evento productivo. Mas a pesar de los dilemas en que se puso don Juan Francisco, este ya había aceptado a don Baltasar que le traiga su criada y si su capataz la aceptaba por mujer, dejarla a esta al servicio de su hija, que pensaba traer a su lado muy pronto

CAPÍTULO III

UNA LLEGADA INTEMPESTIVA

Una noche casi de improviso llego una persona con una noticia acerca de sus familiares limeños donde le informaban sobre la próxima llegada de su hija llamada María Luz, la cual llegaba con una caravana bulliciosa como la de una procesión, no había pasado mucho rato cuando llego María Luz a la hacienda portando una carta, que su cuñada le escribiera, comunicándole que debido a la presencia de piratas en el Callao y la causa independista, hacían de Lima una ciudad caótica por la cual vieron conveniente enviarlo más lejos de la ciudad.

Don Juan no quería que su hija se quedara en la hacienda pero tuvo que hacerla porque el lugar a donde este quería llevarlo se encontraba un poco destartalada. Solo días antes a la llegada de María Luz, Rita había sido mandada al yogamiento con todas las recomendaciones y formalidades del caso. Pero debido a la llegada de la hija del patrón este prohibió los apareamientos dentro de la casa.

Al día siguiente de lo ocurrido entre Rita y José Manuel, don Juan al cruzar el patio de la fábrica, notaba que los esclavos olvidados por un momento del respeto que le debían a su amo, parecían decirle solo con la mirada:

“¡Como se ha olvidado su merced de nosotros!, ¿Qué solo ese maldito de José Manuel es hombre?”. Solo días después llego la hija del patrón. Don Francisco había resuelto que no ocurriese mas apareamientos por lo cual mando a uno de sus criados Antuco que le dijera a la negra Casilda que guardara a Rita hasta que el determinara otra cosa.

Pero con la llegada de su hija todo cambio, sus sentimientos paternales. De ahí en adelante solo tuvo dos pensamientos el de su hija y el trabajo. Su vida giraba en torno a estos dos ideales, que le trasmitía la belleza de su hija.

CAPÍTULO IV

EL SOL PIURANO

La tranquilidad del sol piurano no era más que un asolador para todos, este se elevaba en la mañana como un himno triunfal, al medio día cae como plomo sobre los seres y se prende de ellos como en un abrazo lujuriante y enervador, y en las tardes, se retira con la pompa y la majestad de un Rey, bajo un palio de celajes esplendentes, dejando tras de sí, mucho después de haberse ocultado un halón de polvo de oro

La tranquilidad que presentaba María Luz a la llegada no era más que aparente, ella no estaba acostumbrada al encierro y enclaustramiento, como lo era aquel lugar, ella era una niña de cuidad acostumbrada al bullicio que en ella había, pero ahora en el caserón para ella parecía más un secuestro. Solo el atardecer alegraba su espíritu, y así podía ocultarle su pesadumbre a su padre por esta especie de encierro.

Un día María Luz se encontraba asomada en su balcón sorprendió a un esclavo que la miraba con ojos negros ofídicos que la saludaron, esta no respondió el saludo y se retiró. Le preguntó a Casilda sobre quién era ese hombre, ella le respondió que era el capataz, que en la fabrica no se hacía cosa sin que se le consultase a ese negro chalá. Ella le respondió que es eso de chalá, la criada le respondió que los blancos de la hacienda lo preferían para sus esclavas. Que dices le increpo María Luz, lo que oye le respondió la criada, que su amo las mandaba para que este mulato las posea, para que las preñase y salgan mulatitos como José Manuel. De la misma manera fue traída de otra hacienda Rita, pero el amo prefirió que se quedara a su merced, le respondido Casilda. María luz indignada dijo que si hubiera sabido lo que pasaba no se hubiera quedado en la hacienda, pero Casilda le respondió, que ella era quien las preparaba, para que fueran mansitas a él, pero era solo hasta que antes de su llegada. Pero cuando su padre se entero que usted iba a llegar mando a Rita a su compañía hasta que llegara usted, y prohibió toda clase de apareamiento entre los esclavos.

CAPÍTULO V

UN PASEO POR LA FÁBRICA

María quería conocer la fabrica por eso mando a Casilda para que le dijera a José Manuel que la acompañare por las instalaciones. Cuando llego el negro Matalaché, Casilda le menciono a su ama pero ella le respondió que es eso de Matalaché, la esclava le respondió que así le decían los esclavos.

Este le llevo por la curtiduría de pieles un lugar tan apestoso y lleno de mosca, que se apostaban en las pieles recién salidas y que no permitían hablar debido al miedo de que estas moscas se entraran a la boca, la niña María Luz pregunto cómo es posible que esta gente viviera así en estas condiciones, el mulato le respondido que era la costumbre. Luego pasaron por el depósito de charan que eran para el curtido de pieles, donde primero las pieles pasaban por el molino para luego echarlo en los noques. El negro le pregunto si quería ver cómo funcionaba el molino la niña le respondió que sí, este con un silbato llamo a un negro casi chinpancesco, para que enganchara al mulo macho para que la ama lo viera funcionar. Este hizo lo que le ordenaron pero cada vez que hacia algo cantaba una canción como “cógela, cógela José Manue; mátala, mátala Matalaché”, “no te la coma tú solo pití, deja una alita siquiera pa mi”, cuando Casilda intervino diciendo que negro tan desvergonzado que no le valdría 25 azotazos en mal, cuando la niña le hizo callar, este esclavo respondió ¡sóplate esa!, cuando la niña escucho esto se enfureció que dijo al esclavo que se callara sino iba a mandarlo a él dar vueltas en vez del mulo. El esclavo pidiendo perdón a su ama se arrodillo diciendo que ya no iba a seguir así. Prosiguiendo el paseo por la fábrica, pasaron por la pellejera llena de pieles separadas y clasificadas comercialmente. Pasaron luego por el patio donde estaban las tinas llenas de cera caliente. Y luego por un cuarto un poco oscuro que el negro no pudo responder pidiendo este retirarse, la niña un poco extrañada le respondió que sí. Pero se quedo con la duda y le pregunto a Casilda de cómo se llamaba ese lugar esta le respondió que se llamaba Jesús María y José, esta extrañada por la respuesta, agrego como es la cosa de Jesús María Y José , ella le decía que ese lugar era el empreñadero donde el negro Matalaché, hacia el mandado de los amos.

CAPÍTULO VI

LA SIESTA

La siesta era entonces como lo sigue siendo para muchas familias piuranas una necesidad fisiológica como espiritual. Allí María luz desnuda en su habitación no descansaba ni dormía, lo que hacía era pensar en la sombría necesidad

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