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Adaptacion De La Obra Edipo Rey


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2014  •  10.119 Palabras (41 Páginas)  •  2.080 Visitas

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“EDIPO REY”

SOFOCLES

Personajes:

*Edipo *Sacerdote

*Creonte *Coro de los ancianos tebanos

*Tiresias *Yocasta

*Mensajero * Servidor de Layo

*Otro mensajero

Nuestra obra inicia así…

(Frente al palacio de Edipo, en Tebas. Esta un grupo de viejitos y jóvenes quienes se encuentran sentados. Mostrando suplica en sus rostros. Ahí estaba el sacerdote de Zeus quien se acerca solo hacia el palacio. Aparece Edipo y ve a toda la multitud en silencio. Y entonces les dirige la palabra)

EDIPO.- Hijos míos! Porque están con actitud sedente ante mí, coronados con esos ramos de suplicantes? La ciudad está llena de incienso, a la vez de cantos, de suplicas y de gemidos yo, el famoso Edipo he vengo en persona. Usted viejecito hable en nombre de todos: cuál es la causa de que estén así ante mi?

SACERDOTE.- Edipo! Vez de qué edad somos los que nos sentamos cerca de tus altares: unos, sin fuerzas; otros, torpes por la vejez, somos sacerdotes yo, soy el de Zeus, y otros, escogidos entre los aun jóvenes. Todo el pueblo permanece aquí ante ti con esta actitud de suplica. Nuestra ciudad, como la puedes ver, ya esta agitada y no escapas ni de levantar la cabeza! Está arrasando con todo esta apeste aflige a la ciudad. Odiosa epidemia! Tras sus efectos esta despoblada nuestro hogar la bella Cadmea. Ahora, oh Edipo! Te rogamos todos que consigas alguna ayuda, bien sea tras oir el mensaje de algún dios, o el de algún mortal. Veo que son efectivos, los que poseen experiencia. Oh el mejor de los mortales!, endereza la ciudad! Salva la ciudad! Aun en esta caída! Levanta la ciudad! Para que no quede vacía!

EDIPO.- Oh hijos dignos de lástima! Se bien que todos están sufriendo al igual que yo. En efecto el dolor de ustedes llega solo a cada uno en si mismo y a ningún otro, mientras mi ánimo de duele, a la vez por la ciudad y por mi y por ti. Tengan por seguro que muchas lágrimas he derramado yo. El único remedió que he encontrado, es el enviar a Creonte, hijo de Meneceo, mi cuñado, con Febo, para que se entere que debo hacer para proteger la ciudad. Esperemos vuelva pronto con respuestas!

SACERDOTE: has hablado. En este momento me informan que Creonte se acerca.

EDIPO.- Ojala vuelva con suerte liberadora y feliz!

SACERDOTE.- por lo que se puede adivinar, viene complacido.

EDIPO.- Ya está lo suficientemente cerca para que nos escuche. Veremos que respuestas trae.

(Entra Creonte en escena)

CREONTE: Con una buena. Afirmo que incluso la aflicciones, si llegan bien al término, pueden resultar buenas.

EDIPO.- Cual es la respuesta? A lo que dices?

CREONTE.- quieres que lo diga frente a todos para hablar o deseas, ir a dentro.

EDIPO.- Habla ante todos, por ellos sufro esta aflicción.

CREONTE.- El dios Febo no ordena, arrojar de la región una mancilla que existe en esta tierra y no mantenerla pues puede ser irremediable.

EDIPO.- Cual es la naturaleza de la desgracia?

CREONTE.- Con el destierro o liberando un antiguo asesinato con otro, esta sangre es la que está sacudiendo la ciudad.

EDIPO.- ¿De qué hombre es tal desdicha?

CREONTE.- Teníamos en otro tiempo a Layo como soberano de esta tierra, antes de que tú gobernaras esta ciudad.

EDIPO.- Lo sé por haberlo oído, pero jamas lo vi.

CREONTE.- Él murió y ahora el dios nos dice que tomemos venganza de los culpables con violencia.

EDIPO.- ¿En qué país estarán? ¿Dónde encontraremos, es difícil de investigar?

CREONTE.- Afirmó que en esta tierra. Lo que es buscado puede ser tomado, pero se escapa lo que pasamos por alto.

EDIPO.- ¿Se encontró Layo con esta muerte en casa, el campo, o algún otro país?

CREONTE.- Tras haberse ido, al consultar al oráculo, una vez fuera, ya no volvió más a casa.

EDIPO.- ¿Y ningún compañero de viaje lo vio, para tener una ventaja?

CREONTE.- Murieron, excepto uno, que huyó y sólo una cosa pudo decir con seguridad de lo que vio. Decía que unos ladrones con los que se tropezaron le dieron muerte, no con el rigor de una sola mano, sino de muchas.

EDIPO.- ¿Cómo le iso el ladrón a semejante audacia, si no se hubiera proyectado desde aquí con dinero?

CREONTE.- Eso era lo que se creía. Al morir Layo, nadie surgía como su vengador en medio de las desgracias.

EDIPO.- ¿Qué tipo de desgracia se presentó que impedía, caída así la soberanía, averiguarlo?

CREONTE.- los enigmáticos cantos, nos daba a atender a lo que nos estaba saliendo al paso

EDIPO.- Yo lo volveré a sacar a la luz, ya que Febo, y tú, de manera digna, pusieron tal solicitud en favor del muerto; de manera que verán también en mí, con razón, a un aliado para vengar a esta tierra al mismo tiempo que al dios. El que fuera el asesino de aquél tal vez también de mí podría querer vengarse con violencia semejante. Así, pues, auxiliando a aquél me ayudo a mí mismo. Pueblo! levántense de las gradas lo más pronto que puedan y recojan estos ramos de suplicantes. Haré todo para salvarlos. Y con la ayuda de la divinidad apareceré triunfante o fracasado.

(Entran Edipo y Creonte en el palacio.)

SACERDOTE.- Hijos, levantémonos. el ya ha prometido. ¡Ojalá que Febo, el que ha enviado estos oráculos, llegue como salvador y acabe con la epidemia!

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