Chen Y El Lenguaje
priscilag17 de Junio de 2013
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¿EN QUÉ MEDIDA NUESTRO LENGUAJE AFECTA NUESTRA VIDA?
Keith Chen, economista, comienza la plática del día de hoy con una observación: para decir “éste es mi tío,” en chino, no te queda alternativa más que conectar más información acerca del tío mencionado. El lenguaje requiere que denotes en dónde está el tío, su relación familiar contigo, sanguínea o política, si es hermano de tu padre o de tu madre, y si es mayor o menor.
“Toda esta información es obligatoria. El chino no me permite ignorarla,” dice Chen. “De hecho, si quiero hablar correctamente, el chino me obliga a pensar en todo eso constantemente.”
Todo esto dejó a Chen pensando: ¿acaso hay una conexión entre el lenguaje y la manera en la que pensamos y nos comportamos? Específicamente, Chen quería saber: ¿En qué medida nuestro lenguaje afecta nuestras decisiones económicas?
Chen diseñó un estudio para ver cómo el lenguaje podría afectar la habilidad de ahorrar para el futuro que un individuo tiene. El estudio comenzó de la siguiente manera:
¿Cómo son China, Estonia y Alemania diferentes de India, Grecia y Reino Unido? Para Chen, existe una respuesta obvia: las tasas de ahorro. Los alemanes ahorran 10 puntos porcentuales más que los británicos, mientras los estonios y chinos ahorran 20 puntos porcentuales más que los griegos e indios. Chen encuentra que éstos países difieren no solo en las tasas de ahorro de sus residentes, también en como hablan del futuro quienes hablan la lengua nativa.
Mientras que los “lenguajes con futuro,” como el inglés, diferencian entre el pasado, presente y futuro, los “lenguajes sin futuro,” como el chino, usan la misma forma para describir eventos de ayer, hoy y mañana.
Usando vastos inventarios de datos y con meticulosos análisis, Chen encontró que quienes hablan las lenguas que te obligan a separar el futuro del presente tienden a invertir menos para el futuro. Y que sorprendentemente, todo esto continúa aunque se controle por medio de la educación. Así que los resultados de su investigación nos dicen que, sorprendentemente, si, el lenguaje afecta en nuestras decisiones económicas.
Pero todo eso es solo el comienzo. Hay un gran campo de investigación entre el lenguaje y su relación con la psicología y el comportamiento. Aquí hay unos cuantos ejemplos:
1. Navegación y la gente de Pormpuraaw
En Pormpuraaw, una comunidad aborigen de Australia, no te referirías a algo diciendo que está a tu “derecha” o a tu “izquierda,” pero diciendo que está al “noroeste” o al “suroeste,” según nos dice el profesor de psicología de Stanford Lera Boroditsky (experto en conexiones entre lingüística y cultura) en un artículo del diario de Wall Street. Por lo menos un tercio de las lenguas del mundo se refieren al espacio en estos términos, en lugar de los que se usan en el inglés (derecha e izquierda) dice Boroditsky. “Como resultado de este entrenamiento lingüístico,” ella nos dice, “los hablantes nativos de esas lenguas son sorprendentemente buenos para orientarse y seguir caminos, aun en lugares poco familiares.”
2. La culpa y los hablantes del inglés
En el mismo artículo, Boroditsky remarca que en el inglés, normalmente se dice que alguien rompió un vaso, aunque haya sido un accidente, pero en el español, como en el japonés, se tiende a decir que el vaso se rompió por sí mismo. Ella nos describe que en un estudio realizado por una de sus estudiantes quienes hablan inglés como lengua nativa tienen mayor habilidad para recordar quien accidentalmente reventó globos, rompió huevos, o derramó bebidas en un video que quienes hablan español o japonés como lengua nativa. (¡Alerta de culpa!) No solo eso, sino que esto también influye en el sistema de justicia de Estados Unidos, en el cual se concentran en castigar a los transgresores
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