DESCRIPCION DE SEMINARIO.
michellemora96Resumen31 de Marzo de 2016
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2UNIVERSIDAD LA GRAN COLOMBIA
FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS, ADMINISTRATIVAS Y CONTABLES
Seminario Alemán
COLOMBIA SOSTENIBLE
Por:
Andres Alexsaindre Arevalo Ospina
Leidy Johanna Bernal Infante
Marcela Lozada Velez
Jhonier Alejandro Salgado Ocampo
SEMINARIO ALEMAN (UNA COLOMBIA AMBIENTAL)
ANDRES ALEXSAINDRE AREVALO OSPINA
LEIDY JOHANNA BERNAL INFANTE
MARCELA LOZADA VELEZ
JHONIER ALEJANDRO SALGADO OCAMPO
Gestión Ambiental
Profesor:
Jorge Enrique Pineda
UNIVERSIDAD LA GRAN COLOMBIA
Administración de Empresas
Armenia, 30 de marzo del 2016
UNA COLOMBIA AMBIENTAL
El vertiginoso aumento de la sociedad y las empresas han causado un sin número de cambios a nivel económico, político y social; dichos cambios han sido considerados favorables en algunos casos, pero infortunados en otros, por ejemplo, en todo lo concerniente al medio ambiente, pues este aumento significa una mayor demanda de los recursos que nos provee la naturaleza, hasta llegar al punto de solicitarlos excesivamente, sin ninguna restricción.
El caos ambiental producto de esa excesiva demanda, ha provocado un desequilibrio en el medio natural en el cual vivimos, que a menudo se evidencia. Por esta razón, se hace necesario pensar de una forma responsable, para cambiar la realidad del medio ambiente en el cual estamos inmersos y que cada vez se afecta más por nuestros actos.
Así, es como se llega al concepto de Desarrollo Sostenible, entendido como: “desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.
Esto significa no usar recursos más rápido de los que el planeta puede reponer, o re-existencias de las mismas, así como su conexión con las metas económicas, sociales y ambientales” (Disost, 2009)
En este sentido, Colombia ha intentado generar una conciencia ambiental desde sus políticas, lo que implica tomar en cuenta condiciones favorables para el medio ambiente, que se enfoque en restricciones legislativas efectivas, permitiendo un mejor uso de los recursos que provee la naturaleza y en la forma de utilizarlos correctamente.
Colombia es un país con una enorme riqueza en biodiversidad, lo que hace por supuesto muy importante proteger el medio ambiente y promover el cuidado del mismo.
Para este trabajo, se analizarán algunos problemas que, desde el desarrollo sostenible se están presentando en Colombia, a partir del recurso agua (Dulce y Salado), los bosques y los residuos sólidos, los cuales se trataran a continuación:
BOSQUES COLOMBIANOS
Según una publicación emitida por la FAO “Los bosques son el recurso renovable más copioso y versátil con que la naturaleza proporciona a la humanidad simultáneamente toda una amplia gama de beneficios y servicios económicos, sociales, ambientales y culturales. Con el crecimiento demográfico aumenta la demanda de sus numerosos productos y funciones, mientras los recursos forestales disminuyen como consecuencia de excesos de explotación, deforestación, o por la conversión definitiva a otros tipos de uso de la tierra en muchas regiones tropicales, o de la decadencia de los bosques situados en climas más templados, ocasionada por contaminantes aerotransportados” (FAO, s.f.)
En este sentido, Colombia es uno de los países que contiene la mayor parte de la “frontera forestal”, está ubicado como el séptimo mundialmente, lo que quiere decir, que el país posee grandes extensiones de bosques naturales que están ecológicamente intactos y con un grado relativamente bajo de perturbación.
Esto eleva la importancia de cuidar los bosques en el país, pues según estadísticas se dice que después de Brasil, Colombia es el segundo país con mayor biodiversidad de plantas, que están alrededor de 45.000 en un área que apenas alcanza la séptima parte de la extensión del mismo.
Según estimaciones del Ministerio de Ambiente, del actual gobierno “En el país se aprovechan cerca de 500 especies forestales, para un consumo aparente cercano a los 3,5 millones de metros cúbicos por año. Los bosques suministran cerca de 9 millones de toneladas de leña, para consumo doméstico e industrial, prestan los servicios de la regulación y el suministro de agua para consumo humano y procesos industriales.
Igualmente permiten la recarga de los embalses para la generación de hidroenergía, la cual es equivalente al 70% del consumo total nacional, como también otros servicios ambientales.
Con 59.9 millones de hectáreas de bosque natural, equivalentes al 52.2% por ciento de su territorio, Colombia es el tercer país de Suramérica con mayor área en bosques, un país de vocación forestal” (Ministerio de Ambiente, 2016)
Sin embargo, según algunos estudios se estima que en el país se talan aproximadamente 600 mil hectáreas de bosque por año; y que adicionalmente gran parte de las tierras que son aptas para lo forestal son adaptadas a actividades agropecuarias, lo que causa la perdida de nutrientes del suelo, la erosión y alteración de las cuencas hidrográficas.
Evidentemente, todo esto lleva a la destrucción de los bosques, lo cual pone en peligro la extinción de muchas especies, entre flora y fauna ya que ellos residen en este hábitat.
RECURSO HÍDRICO SALADO COLOMBIANO
Casi la mitad del territorio colombiano es mar. Son un poco más de 700.000 los kilómetros cuadrados de océanos que nos sitúan como una potencia en biodiversidad y recursos pesqueros. Pero de ese total, menos del 2 por ciento está incluido en alguna modalidad de protección o como un área marina protegida, a pesar de que el 12 por ciento de la población nacional vive en zonas costeras y depende del mar para subsistir. “Hay 100 sitios prioritarios y de importancia ecológica en el Caribe –446.000 hectáreas– y 35 sitios en el Pacífico –409.000 hectáreas– que merecerían protegerse”
Hasta mediados de los años 80, con la apertura económica, florecen Cartagena y San Andrés. Sin que Santa Marta se haya quedado atrás. Allí se construyeron cinco puertos en solo 30 kilómetros; hay vías para 250.000 habitantes, pero con una población de 500.000; y en vacaciones, cuando le sumamos el turismo, el alcantarillado colapsa y todo los desperdicios caen directamente en la bahía. El planeamiento de las ciudades costeras se ha hecho reaccionando, no pensando.
El principal problema es la contaminación que sufre por las aguas servidas –es decir, las aguas que llevan desechos humanos orgánicos–, que no tienen ningún tratamiento. No importa el municipio del país; todo va a dar al Pacífico o, principalmente, al Caribe, a través del río Magdalena, que recibe la descarga de casi todo el país. Solo el 30 por ciento de los asentamientos costeros tienen alcantarillado y la mayoría no tratan sus aguas residuales. A esto hay que sumarle los desechos agrícolas y ganaderos y los que dejan la minería y la tala de las selvas. Hemos detectado contaminación microbiológica por cuenta del vertimiento de aguas negras en algunas playas con actividad turística.
Buenaventura y Tumaco son casos en donde los valores de contaminantes en el agua de los mares son muy altos. En muchas playas la calidad de sus aguas no es “adecuada para actividades de contacto primario, según la legislación colombiana”, situación que representa un riesgo para la salud de los bañistas.
Como resultado de la deforestación, hay mucha erosión, que es tierra y sedimentos que se desprenden de las zonas montañosas; van a dar a los ríos y en algún momento llegan al mar.
En las islas del Rosario, los corales están cada vez más afectados por esta sedimentación, ya que esa tierra los cubre y los ahoga. Esto también se está haciendo evidente en los arrecifes de San Bernardo. Esos sedimentos llevan a los corales mercurio, arsénico y otros elementos que se desprenden de la minería ilegal.
La presión que están soportando los ecosistemas que sostienen la pesca artesanal por esta contaminación, como arrecifes y manglares, es intensa. Y frente a eso, los pescadores colombianos que viven de las faenas diarias son altamente vulnerables.
Tanto el sector público como el privado están construyendo donde no se debe: se hacen espolones en sitios inadecuados y que requieren inversiones exageradas; también, hoteles; se tolera el robo de arena para impulsar la construcción y carreteras en sitios equivocados. En San Andrés, por ejemplo, la carretera perimetral se hizo sobre las dunas de arena de las playas, y por eso la isla está erosionada. Proteger un kilómetro de costa vale 17.000 millones de pesos, y en Colombia hay, aproximadamente, 900 kilómetros erosionados.
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