ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

EDUCACION PARA LA CONVIVENCIA COMO CONTENIDO CURRICULAR

rodriguez04868 de Septiembre de 2014

9.100 Palabras (37 Páginas)268 Visitas

Página 1 de 37

EDUCACION PARA LA CONVIVENCIA COMO CONTENIDO CURRICULAR: PROPUESTAS DE INTERVENCION EN EL AULA

Education for co-existence as part of the curriculum: proposals for participation in the classroom

Prof. Cruz Pérez Pérez

________________________________________

Resumen

La educación para la convivencia se está convirtiendo en una tarea prioritaria para muchos centros educativos, en la medida que se ven desbordados por elevados niveles de conflictividad en sus aulas. Por ello, es necesario que los profesores se doten de nuevos métodos y técnicas para abordar el problema de un modo global y preventivo.

En este artículo analizo el tema desde un punto de vista curricular, al considerar que la educación para la convivencia constituye un contenido, o un grupo de contenidos de tipo actitudinal que debe ser objeto de enseñanza, aprendizaje y evaluación.

Las propuestas de intervención se basan en cuatro grandes ámbitos: Proyecto Educativo, Clima de Participación Democrática, Asambleas de Aula y Aprendizaje de Normas.

Abstract

Education for co-existence is becoming a priority in many educational centres, to the extent that they are being overwhelmed by high levels of conflictiveness in the classroom. Making it necessary for teachers to equip themselves with new methods and techniques in order to face the problem in a global and precautionary way.

In this article I analyze the matter from a curricular point of view, in considering that education for co-existence constitutes a content, or a group of contents concerning attitude, which must be the aim of teaching, learning and evaluation.

The proposals for participation are based on four important areas: Educative Project, Climate of Democratic Participation, Class Assemblies and Learning of Rules.

________________________________________

1. INTRODUCCION

Vivimos unos tiempos marcados por la constante crisis de valores, en la medida que la quiebra de los modos de vida tradicionales no ha sido reemplazada satisfactoriamente por unos valores sólidos que sirvan de punto de referencia a las jóvenes generaciones. Esta es una de las causas del aumento de la conflictividad y la violencia entre los jóvenes, tanto a nivel social como escolar, donde los niveles de convivencia se van deteriorando progresivamente en los últimos tiempos. Esta situación preocupa gravemente a los profesores, especialmente a los de Educación Secundaria, ya que es en esta etapa en la que se concentran la mayor parte de las conductas disruptivas o antisociales de los alumnos. En muchos centros el comportamiento de los alumnos se está convirtiendo en el principal problema educativo que deben afrontar los profesores. En este artículo pretendo abordar la problemática de un modo global y preventivo, realizando propuestas que contribuyan a mejorar el clima social del aula.

El tema de la educación para la convivencia en los centros escolares, entiendo que se debe enfocar desde un punto de vista curricular, puesto que constituye un contenido, o un grupo de contenidos de tipo actitudinal, y como tal debe de estar incluido en el currículo escolar.

En los modelos educativos tradicionales se entiende la educación como un proceso instructivo a través del cual los alumnos aprenden los conceptos fundamentales de cada área de conocimiento. En estos modelos las habilidades y las actitudes siempre han quedado relegadas al ámbito de los objetivos generales y constituyen un mero adorno o acompañamiento en los resultados de la evaluación. En la práctica, este planteamiento supone que los contenidos actitudinales permanecen en el "currículo oculto", lo cual implicaba que su enseñanza no se aborda de una forma planificada y sistemática.

La nueva concepción de la educación que se ha ido abriendo paso en las últimas décadas, pone el acento en otro tipo de contenidos de carácter más formativo, como el aprendizaje de pautas de convivencia, normas, valores, actitudes, creencias, el desarrollo de la capacidad de juicio, desarrollo de la capacidad crítica, mejora del autocontrol, etc. Este tipo de contenidos se consideran básicos para la formación integral de la persona y, por lo tanto, deben formar parte del currículo escolar.

Pero estos planteamientos, que resultan muy claros a nivel teórico, encuentran graves dificultades a la hora de llevarlos a la práctica. Los contenidos conceptuales, e incluso los procedimentales, no suelen plantear problemas serios a los profesores a la hora de afrontar el proceso de enseñanza/aprendizaje. Con una u otra metodología, todos los profesores saben cómo enseñar el proceso de lectoescritura, las operaciones matemáticas básicas, los principales accidentes geográficos o el fenómeno de la fotosíntesis, por poner algunos ejemplos. Sin embargo, cuando se plantea el aprendizaje de contenidos de tipo actitudinal, son muchos los profesores que se encuentran desorientados y faltos de técnicas y recursos metodológicos. Ello es debido, básicamente, a la falta de tradición en la enseñanza sistemática y planificada de estos contenidos, pero también a la mayor complejidad del proceso de enseñanza/aprendizaje de los mismos.

¿Cómo enseñar a los alumnos a ser tolerantes, a ser críticos, a respetar a los demás, a cumplir las normas, a ser democráticos, a ser dialogantes, etc.? Son contenidos que no se pueden enseñar con una metodología tradicional en la que el profesor explica cada uno de estos conceptos y cómo hay que actuar de acuerdo con los mismos. Es necesario enseñarlos de una manera vivenciada, creando el clima de aula y centro adecuado para que los alumnos puedan experimentar y sentir por sí mismos aquellas situaciones que les permitan avanzar en la construcción de su personalidad. Por otra parte, el carácter transversal de los contenidos actitudinales, la necesidad de coordinación que implican y la falta de unos resultados a corto plazo, hacen que el aprendizaje de los mismos implique una formación específica del profesorado, y un gran nivel de profesionalidad, en la medida que es necesario dominar una serie de técnicas y recursos metodológicos específicos.

En un futuro cercano, y merced al gran desarrollo experimentado por la informática y otros sistemas de comunicación e información, es previsible que lo que es mera transmisión de información, e incluso el aprendizaje de algunos procedimientos como la lectoescritura o las operaciones matemáticas básicas, los aprendan los alumnos en el contexto familiar de un modo autodidacta. Este hecho no acarreará grandes traumas, pues hace tiempo que la escuela no detenta el monopolio del saber y la formación, ni tampoco significará que autores de los años sesenta, como I. Illic, E. Reimer, M. Macluhan o P. Goodman, tuviesen razón al afirmar de una u otra forma que se avecinaba una realidad social sin escuelas. Es evidente que, a pesar de la competencia de las nuevas tecnologías, el papel de la escuela y de los profesores seguirá siendo básico, entre otras cosas, porque ningún ordenador nos va a enseñar a ser tolerantes, respetuosos, solidarios, críticos, etc., ni todos aquellos aspectos que sólo se aprenden en los procesos de interacción que se dan en el aula y en el centro escolar. Y aquí pienso que está el gran reto que se plantea al profesorado: no puede limitarse a ser un mero instructor, sino un formador que domina los recursos y las técnicas necesarias para trabajar con todo tipo de contenidos, pero especialmente los de tipo actitudinal.

En las próximas líneas voy a señalar y describir algunas de las técnicas y metodologías que considero fundamentales para educar en la convivencia. El modelo de aprendizaje que propongo se basa en cuatro aspectos básicos, interrelacionados entre sí.

1. El primero sería la inclusión en el Proyecto Educativo del Centro, de aquellos valores que se consideren fundamentales para organizar la convivencia en el centro, de tal manera que actúen como patrones o pautas de referencia de los profesores en la planificación de las actividades educativas.

2. El segundo aspecto que considero fundamental es la creación de un clima de participación democrática en el aula que propicie un tipo de relaciones interpersonales basadas en el respeto mutuo, la justicia, la imparcialidad y la cooperación.

3. El tercero sería la realización de asambleas de aula de un modo sistemático, en las que profesores y alumnos puedan analizar y debatir todo tipo de temas relacionados con la convivencia, y en las que todos puedan expresar libremente sus ideas y opiniones.

4. El cuarto consistiría en facilitar el autogobierno de los alumnos en el aula, de forma que ellos mismos elaboren las normas que han de regir su convivencia, y participen en la autodirección de la vida colectiva, colaborando en la toma de algunas de las decisiones que les afectan.

2. PROYECTO EDUCATIVO

Sin pretender analizar en profundidad la importancia del PEC, por lo demás ampliamente tratado en numerosas publicaciones, sí quiero hacer referencia a la necesidad de incluir en el mismo una selección de los valores fundamentales relacionados con la convivencia en el medio escolar: el respeto a los semejantes, la tolerancia, la no discriminación, la igualdad, la justicia, el cuidado de los materiales y del entorno, etc., pues ello supone un primer nivel de discusión y acuerdo entre los profesores sobre las líneas maestras que van a dirigir la convivencia en el centro.

Los profesores con frecuencia encuentran dificultades importantes para confeccionar los Proyectos Educativos de los centros, pero estas suelen estar relacionadas con la escasez de tiempo, con los problemas que surgen para organizarse en grupos de

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (57 Kb)
Leer 36 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com