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EL MONOPOLIO EN ELPENSAMIENTO ECONÓMICO CLÁSICO Y EN MARX


Enviado por   •  11 de Octubre de 2016  •  Ensayos  •  4.830 Palabras (20 Páginas)  •  250 Visitas

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  1. EL MONOPOLIO EN ELPENSAMIENTO ECONÓMICO CLÁSICO Y EN MARX

La cuestión del monopolio ha ocupado durante milenios a los pensadores de muchos tipos diferentes de sociedades. Como ya señaló un buen estudioso de es tas materias, la idea del Monopolio, entendido como la situación típica de "un solo vendedor en un mercado", se remonta al menos ha hasta Aristóteles, y la idea del oligopolio (unos pocos vendedores), hasta la Utopía de Tomás Moro.

Schumpeter se refiere a la idea principal que la economía clásica desarrolló a este respecto como un "teorema" de Smith, y resalta que Adam Smith escribió que "el precio de monopolio es, en todo momento, el más alto que se puede obtener", mientras que "el precio natural o de libre competencia es el más bajo que se puede conseguir, no en todas las ocasiones, pero sí en un período considerable de tiempo. Schumpeter califica este teorema de "importante", si bien Smith "no parece haberse dado cuenta de las dificultades que presenta una prueba satisfactoria del mismo".

Por otra parte, es evidente que para Smith los monopolios de la época mercantilista, todavía presentes en el comercio colonial, son "enemigos de una buena gestión, pues ésta sólo puede lograrse en un país por medio de la competencia libre y general". Dado que, por otra parte, los monopolios, como "los reglamentos y estatutos del sistema mercantil", lo único que consiguen es desajustar y desordenar la "distribución natural del capital en la sociedad" parece claro que estas ideas de Smith no hacen sino abundar en la visión popular (des­de Aristóteles, los escolásticos y el "régimen Tudor-Estuardo"), que identifica monopolio con "casi todo lo que desagrada en las prácticas capitalistas". Sin embargo, es importante relacionar estas ideas con las diversas concepciones de la Mano Invisible por parte de Adam Smith y de todos sus continuadores en la tradición liberal, así como también en la línea crítica que arranca, como mínimo, en Marx. Para Smith, la idea de la Mano Invisible, como metáfora que resúmelo que, más prosaicamente, tan sólo es el mecanismo básico de funcionamiento de la economía de mercado capitalista, tiene dos dimensiones diferentes que no pasaron desapercibidas para un crítico tan fino del liberalismo como fue Karl Marx. Está, por una parte, su dimensión "positiva", o descriptiva; pero está también su aspecto "normativo". Adam Smith confunde ambos aspectos, los entremezcla. Pero Marx los separa analíticamente con tanta nitidez que rechaza el tratamiento que da Smith al segundo de ellos, mientras que da por buena la representación de la realidad capitalista que ofrece este autor.

Smith explica en La riqueza de las naciones cómo puede reproducirse una sociedad que ha salido de la época mercantilista, sin necesidad ahora de una intervención consciente y a priori de ninguna autoridad política o administrativa. Su aportación consistió precisamente en comprender correctamente que el mecanismo de la búsqueda individual de la máxima ganancia, al engendrar una tendencia objetiva a la igualación de las tasas sectoriales de ganancia, bastaba para regular los movimientos de entrada y salida del capital de (y desde) los diferentes sectores productivos y mercancías, y para asegurar que la oferta responda y se adapte finalmente a la demanda realmente existente. Pero, aunque Smith era muy consciente de las diferencias que hay, dentro del sistema capitalista, entre la efectiva demanda solvente y la simple demanda basada en las necesidades humanas que están sin cubrir, su liberalismo y en general su posición favorable a la admisión de las novedades del nuevo sistema económico, frente al viejo régimen que él quería ver superado, lo llevaron a pensar que el funcionamiento de la Mano Invisible garantizaba: 1)no sólo que la reproducción económica  y social fuera posible, sino 2) que además de posible, fuera óptima (o, al menos, más eficiente que en el sistema anterior). Es importante tener en cuenta que Marx admitió que el mecanismo de mercado funciona de hecho tal como dice Smith; permite, por tanto, la reproducción de la moderna sociedad burguesa. Admite también que en su primera época la época de la Revolución Industrial era evidente, no sólo que el capitalismo fue muy superior al feudalismo y demás formas precapitalistas (razón por lo cual las terminó desplazando de hecho), sino incluso una nueva forma socioeconómica primariamente "progresista". Esto último es tan claro que algunos autores liberales (como el propio Schumpeter 1942 o Isaiah Berlin 1978) le atribuyen incluso al Marx del Manifiesto Comunista (y no sólo del Manifiesto) una posición "procapitalista". Pero lo que no admite Marx, en ningún caso, es la superioridad "absoluta", o definitiva, del modo de producción capitalista; pues éste no es sino un modo de producción correspondiente a cierta fase del desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad humana, un modo de producción, por tanto, históricamente limitado, y, en cuanto tal, inevitablemente condenado a ser superado por otras formas productivas más avanzadas, que saldrían, además, de su propio seno desarrollándose, dentro de ese embarazo sistémico, hasta el punto de acarrear la muerte del sistema capitalista (materno). En cuanto a David Ricardo, está claro que los monopolios representan también un caso especial. Y si coincide con Smith en señalar que "cuando un artículo tiene un precio de monopolio" éste será el "precio más elevado al cual los consumidores están dispuestos a pagarlo", añade seguidamente que "esto ocurre solamente cuando no existe manera posible de aumentar su cantidad"; es decir, el precio de monopolio no corresponde a los "productos del trabajo usual", sino a artículos muy contados, como "los vinos especiales, que se producen en cantidad muy limitada", o "las obras de arte que, por su excelencia o rareza, han adquirido un valor de fantasía". Expresada en términos de la moderna teoría de la oferta y la demanda, la posición de Ricardo equivale a resaltar que cuando la curva de oferta es rígida (en el caso extremo, vertical), es únicamente la demanda la que decide el precio de equilibrio a corto plazo. En los "Apuntes y extractos sobre la obra de Ricardo" que Marx elaboró durante los meses de marzo y abril de 1851, podemos leer lo siguiente: "Aquí concede, por lo tanto, que no se trata de la producción de 'riqueza' en su sentido del término, sino de la producción de 'valores'. El 'precio natural' se impone frente al precio de mercado, pero en una lucha que no tiene nada que ver con la simple equiparación de Ricardo. En los comienzos de la industria, cuando la mayor parte de las veces la demanda corresponde a la oferta, cuando la competencia era limitada y, por lo tanto, existían precios de monopolios en todas las industrias, la sustracción de riqueza a la propiedad de la tierra por parte del capital industrial es constante (también en naciones divididas) y, por lo tanto, el enriquecimiento por un lado corresponde con el empobrecimiento por el otro y, en consecuencia, la lucha entre el precio de mercado y el precio real no conduce a los mismos fenómenos y no tiene lugar en la misma medida que en la sociedad moderna.

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