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El sueño. Ensayo sobre su importancia


Enviado por   •  24 de Agosto de 2019  •  Ensayos  •  3.012 Palabras (13 Páginas)  •  721 Visitas

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El sueño es un arte

Jeyri Aldino Guzmán

Mientras sobrevivía a mis días de estudiante, hubo algo que siempre estuvo presente, y fue la falta de sueño. Particularidad que en varias ocasiones pasa desapercibida y lo tomamos como algo natural para un individuo de la sociedad actual. Antes que nada, quiero aclarar que aquí hablaré del sueño como una actividad de descanso –dormir-.

El ser humano pasa aproximadamente una tercera parte de su vida soñando, lo que visto desde una perspectiva laboral es un inconveniente, pues es durante este tiempo de descanso -donde nos desenchufamos del mundo- en el que no realizamos ninguna actividad productiva.

En la actualidad le damos importancia a otras cosas más que a descansar. Vivimos en una sociedad activa, en donde permanecer despierto y producir más, es más importante que soñar. En el libro Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez se hace una analogía a nuestra época actual en el cual las personas buscamos la manera de eliminar de nuestra vida todas aquellas acciones que consideramos una pérdida de tiempo, lo que trae como consecuencia que una actividad tan simple pero esencial como es soñar sea reducida por las exigencias de la sociedad. Por eso ahora nos encontramos en la etapa de la historia donde los seres humanos dormimos menos horas que hace un siglo. Este hecho de dormir menos provoca que estemos más fatigados durante el día, y ahora sentimos como una deuda de sueño.

Cuando se habla de las necesidades básicas de los seres humanos, lo primero que se nos viene a la mente es respirar, comer y al último pensamos en dormir. Por lo que surge la pregunta, ¿el sueño es realmente importante en la supervivencia de los seres humanos? Siendo la respuesta más obvia que sí, pero ¿Qué hay detrás de esta actividad tan necesaria y por qué es tan importante?

Para poder explicar esto, comenzaré desde el principio -con el surgimiento del sueño- como se retoma en el libro Sueño con dormir:

“Los primeros microorganismos que aparecieron en la Tierra hace más de 3.700 millones de años, como las algas azules, poseían ya un reloj interno que permitía la alternancia de periodos de reposo/actividad, en cierto modo equivalente a los períodos de sueño/despertar” (Haba-Rubio, José y Heinzer, 2018, p.7)

Lo que nos hace notar la importancia de esta función biológica, la cual nos muestra como la necesidad de descanso siempre ha estado presente. Esto es debido a que tenemos organismos homeostáticos del sueño. Estos son de gran importancia ya que nos hacen dormir después de llevar un tiempo permaneciendo despiertos, además de que nos ayuda a regular nuestro reloj interno del sueño. 

Entonces es aquí cuando nos damos cuenta de que, el hecho de soñar no es algo tan sencillo como permanecer despiertos, puesto que al ser una función biológica este requiere de una serie de procesos para llevarse a cabo. Y no solo eso, sino que cuenta con una serie de fases en las cuales se desarrollan tareas importantes (como la memorización), pero esto es algo que abordaremos más adelante.

El sueño –como algo científico- no es algo que se estudiaba a fondo. Los avances más notables sobre su análisis y comprensión son algo recientes (recientes al menos de que estés leyendo este ensayo a principios del siglo XXI). Por ello hay cuestionamientos que los científicos en esta área se hacen, pero que a pesar de su estudio -y algunos experimentos- no llegan a una conclusión certera. Uno de los individuos que en la antigüedad tuvo curiosidad sobre este proceso, fue el filósofo Aristóteles (384-322 a.C.), quien plasmó sus observaciones en tres ensayos (De Somno et Vigilia, De Insomnii, De Divination per Somnum). De estos ensayos él logró identificar la vigilia, que es una etapa del sueño. Algo de verdad importante en el estudio del sueño. Después de las observaciones hechas por Aristóteles, varios sabios griegos comenzaron a tener su propia interpretación de los sueños. Como es el caso de Epicuro (341-270 a.C.) quien relacionó la vigila y el sueño como consecuencias de afluencias externas.1

Acercándonos más a la actualidad, pasamos al siglo de la ilustración, donde el francés Jean Jacques d’Ortus (1678-1771) descubrió un patrón en el comportamiento de las hojas de la planta Mimosa púdica, ya que estas se mantenían extendidas en el día mientras que en las noches se contraían, esto marca un primer paso para el descubrimiento de los ritmos circadianos. Una explicación sencilla a esto es el siguiente fragmento explicado por el Coach Littlehales en su libro Dormir.

“El ritmo circadiano es un ciclo interno de 24 horas gestionado por nuestro reloj biológico. Este reloj, que está en lo más profundo del cerebro, regula nuestros sistemas internos, como los patrones del sueño y alimentación, la producción de hormonas, la temperatura, la alerta, el humor y la digestión, en un proceso de 24 horas que evolucionó para adaptarse a la rotación de la Tierra. Nuestros relojes biológicos se ajustan a estímulos externos, la luz natural es el principal, así como factores como la temperatura o las horas de comidas” (2013, p31)

Los avances en el estudio del sueño lo debemos a un dispositivo de gran importancia: El electroencefalograma (EEG)2. Esto es porque permitió observar la actividad eléctrica del cerebro, pues esta es diferente de cuando estamos despiertos a cuando soñamos (al dormir generamos ondas eléctricas especificas). Esto dio paso a que en 1953 los investigadores americanos Aserinski y Kleitman descubrieran los movimientos oculares mientras dormimos o mejor conocido como sueño REM (rapid eye movements). En esta fase del sueño se tiene la posibilidad de recordar lo que estábamos soñando una vez que nos despertamos. [pic 1]

El sueño tiene varias etapas, y estas pueden agruparse en dos grandes grupos por lo que para entender cómo funciona el sueño primero tenemos que entender las etapas de cada uno de estos grupos; los cuales son: el sueño No REM y el sueño REM. El sueño No REM cuenta con cuatro fases las cuales fueron establecidas por la Academia Americana de Medicina del Sueño3, estas son: La fase de los ojos abiertos (donde se puede actuar con el exterior), la fase del adormecimiento (en donde es muy fácil despertarse), la fase del sueño lento ligero (50% de la duración del sueño) y la fase del sueño profundo (constituye entre un 20 a un 25% y en esta fase la actividad cerebral se reduce al mínimo).

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