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Ensayo Del Libro El Hombre Mas Rico De Babilonia


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2013  •  2.248 Palabras (9 Páginas)  •  559 Visitas

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Planteamiento

El hombre que quería oro

Aunque la mayoría de las personas entiende que el dinero no lo es todo, aceptan el hecho que el dinero es la forma por la cual se mide el éxito.

Hay muchas cosas importantes que el dinero no puede comprar. Sin embargo, la riqueza es el instrumento por medio del cual las personas se sienten plenos en todos los aspectos de su vida, para satisfacer sus necesidades básicas, llenarse de lujos y así sobresalir de sobre los demás.

El primer paso para tener dinero es añorar en verdad serlo ya que con la fuerza de voluntad cumplimos las cosas que deseamos.

El hombre más rico de Babilonia

La riqueza es un poder, la riqueza hace posible muchas cosas.

Cualquier programa para generar riquezas se basa en ahorrar al menos una décima parte de los ingresos de la persona.

El acumular riquezas y usarlo de forma productiva requiere de:

1. Tiempo: todos contamos con abundancia de éste, pero pocos lo emplean para hacerse de maneras acertadas para hacer negocios.

2. Fuerza de voluntad: Ya que es importante no gastarse lo que con mucho sacrificio has ahorrado.

3. Astucia para encontrar las oportunidades de negocios: Debes tener tu mente más allá para invertir o iniciar negocios que sean altamente provechosos.

Los siete remedios de una bolsa pobre

Son siete los pasos que debe seguir para curar una cartera vacía, y asegurar que tenga dinero suficiente para asegurar el futuro y lograr sus ambiciones.

Todos los que desean acumular riqueza, comienzan con el bolsillo vacío - esperan desbordarlos con el fruto del trabajo que realicen a lo largo de su vida. Para lograrlo:

1. Comienza a engordar tu bolsa. (Principal consejo: empieza ahorrar. Un 10% de cada nómina o ingresos).

2. Controla tus gastos. Tendemos a que nuestros gastos crezcan conforme a nuestros ingresos, y eso es un error. No hay que confundir gastos necesarios con deseos. Por mucho que se gaste, siempre hay un nuevo deseo por satisfacer. Esto lleva a reflexionar sobre los hábitos de vida de cada uno. Los gastos nunca deben superar los ingresos restantes tras haber retirado previamente el 10%.

3. Pon a trabajar el 10% ahorrado. Aunque inicialmente los consejos de El Hombre Más rico de Babilonia se centraban en prestar ese dinero para obtener luego intereses por él, actualizado a estos días, sería invertir en negocios que permitan ir multiplicando cada una de las monedas ahorradas.

4. Invierte primero en negocios de riesgo bajo. No gastes tu dinero ahorrado en atrayentes negocios con un nivel de riesgo elevado. Ya llegará eso con el tiempo. Los primeros pasos dirígelos hacia pequeños negocios o actuaciones que te ofrezcan rendimiento menor, pero con riesgo controlado. No te dejes tentar por el ansia ni por sueños de ganancias mayores. Consultar siempre a los expertos en cada campo y no fiarse de los que prometen mucho sin ningún pasado ni experiencia que les avale en ese campo.

5. Posee tu propia casa. Uno de los consejos en revisión en la época actual. Aunque el libro aconseja poseer en propiedad la casa, porque hace más feliz al hombre y a su familia, y puede considerarse rentable (el dinero invertido revierte en una propiedad), autores posteriores que se han basado en la obra de Clason inciden en que, en la época actual, un piso en propiedad implica cuantiosos préstamos, que obligan a muchos a estar años y años dedicando todos sus ingresos a gastos, y por tanto nunca podrán invertir. Si en lugar de comprarse una casa y endeudarse, la alquilan, la parte que consiguen ahorrar se convertirá en inversión y acabará permitiendo en unos años adquirir una casa sin necesidad de endeudarse.

6. Asegurarse los ingresos futuros. A medida que el excedente va creciendo. Ni en Babilonia había prestación por jubilación, ni en la época que vivimos estamos seguros de que las pensiones sigan siendo en unos años como ahora. Por lo tanto, hay que pensar en cómo dejar un flujo de dinero no sólo para nuestra jubilación, sino para nuestros hijos cuando nosotros ya no estemos.

7. Aumenta la habilidad para ganar dinero. Clason mucho antes ya había dejado escrito en sus parábolas que cuanto más se aprende en el oficio, mejor es uno, y más puede ganar. Clason y Kiyosaki chocan sin embargo en otra parte de este punto. Para Kiyosaki, la especialización no es buena para e l hombre de negocios. Debe tener una visión global y confiar en sus trabajadores especializados para lograr los objetivos. Lógicamente, entre una y otra obra hay muchos años y unas sociedades distintas.

Encuentre a la diosa de la buena suerte

Todos las personas desean tener suerte, y ese deseo existía tanto en el corazón de los individuos de hace cuatro mil años como en los de nuestros días. Todos esperamos la gracia de la caprichosa diosa de la fortuna.

La suerte puede sonreírnos si aprovechamos las ocasiones que se nos presentan.

Los que están impacientes por aprovechar las ocasiones que se les presentan para sacarles el máximo provecho posible atraen la atención de la buena diosa. Siempre se apresura en ayudar a los que son de su agrado. Le gustan sobre todo los hombres de acción. La acción te conducirá hacia el éxito que deseas.

Las cinco leyes de oro

La primera ley del oro

El oro acude fácilmente, en cantidades siempre más importantes, al hombre que reserva no menos de una décima parte de sus ganancias para crear un bien en previsión de su futuro y del de su familia.

«El hombre que sólo reserva la décima parte de sus ganancias de forma regular y la invierte con sabiduría se¬guramente creará una inversión valiosa que le procurará unos ingresos para el futuro y una mayor seguridad para su familia si llegara el caso de que los dioses le volvieran a llamar hacia el mundo de la oscuridad. Esta ley dice que el oro siempre acude libremente a un hombre así. Yo puedo confirmarlo basándome en mi propia vida. Cuanto más oro acumulo, más oro acude a mí rápidamente y en cantidades crecientes. El oro que ahorro proporciona más, igual que lo hará el vuestro, y estas ganancias proporcionan otras ganancias; así funciona la primera ley.»

La segunda ley

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