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Ensayo Relato de un Naufrago


Enviado por   •  23 de Abril de 2017  •  Ensayos  •  1.294 Palabras (6 Páginas)  •  3.316 Visitas

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“Relato de un Náufrago”

Esta es una historia de un marinero colombiano, llamado Luis Alejandro Velasco, que estuvo diez días en el mar sin comer ni beber. Los demás personajes de la novela son: Mary Address, Luis Rengifo, Julio Amador Caraballo, Ramón Herrera, Miguel Ortega y Diego Velázquez. Mary Address era la novia del náufrago. Luis Rengifo, era un marinero completo, valiente, e hizo un curso en armería.  Era serio, estudioso y hablaba el inglés tan correctamente como el Castellano.  Julio Amador Caraballo era el segundo contramaestre, alto y bien plantado. Ramón Herrera el amigo íntimo de Luis Alejandro, marinero segundo e imitador de cantantes de moda. Miguel Ortega, se mareaba fácilmente y era artillero. Diego Velázquez fue un marinero. Luis Alejandro Velasco era un marinero y era el personaje principal, tenía veinte años. Él estaba nervioso porque vio la película “El motín del Caine’’ y él tuvo una inquietud ante las escenas de una tempestad donde naufragaba un barco y él temía por su vida. Luis Alejandro quería abandonar la marina de guerra de Colombia por sus preocupaciones y porque no quería volver a someterse a los riesgos de la navegación, aunque le prometió a Mary volver.  Luis se despide de su novia Mary sin comunicarle sus temores y su decisión. Él pensaba que ella no le creería que no volvería a navegar. Sus compañeros marinos eran responsables, inteligentes, estudiosos, valientes, amigables y luchadores. El más valiente de todos era Luis Rengifo.

La embarcación sale del Puerto de Mobile y se dirigía hacia Cartagena, Colombia. El barco salió el 24 de febrero del 1955 y se llamaba “A.R.C. Caldas”. El 28 de febrero a las 11:55am ocurre el accidente. El barco se voltea y caen cuatro marinos al mar. Ocurrió por la marejada alta y lo ocasionó el sobrepeso de la carga. Sobrevivieron cuatro marineros: Luis Alejandro, Julio Amador, Eduardo Castillo y Luis Rengifo. Luis Alejandro llegó a una de las balsas nadando. Por el viento y la marea, no pudo remar hacia sus compañeros para salvarlos y todos sus compañeros terminaron ahogándose.

Luis Alejandro tenía una herida honda en forma de media luna, en la parte inferior de la rodilla derecha. En su cuerpo le salieron ampollas y le ardía la piel porque la tenía quemada por el sol. El náufrago vio su reloj y sus pertenencias que eran: un anillo de oro, una cadena con la medalla de la Virgen del Carmen, sus llaves del armario y tres tarjetas del almacén de Mobile. En la primera noche, vio la Osa Menor y su reloj desesperadamente. Se entretenía viendo su reloj, leyendo las tarjetas del almacén, y observando las estrellas. Los animales que él vio fueron tiburones y lo visitaban todos los días a las cinco de la tarde. El náufrago ve unas luces al mediodía, esas luces eran de un avión.

        El náufrago, Luis Alejandro, vio a Jaime Manjarrés. Habían pasado siete días de naufragio. Estos días fueron fuertes y desesperantes ya que, no encontró nada para comer en el quinto día; también, perdió las esperanzas de salvarse y la noción del tiempo. En estos capítulos él vio aviones, tiburones, peces y gaviotas. Los peces le ocasionaban hambre y también golpeaban la balsa tratando de romper los sólidos cabos de la malla. Vio siete gaviotas y la más pequeña se le paró en su pierna derecha y siguió hasta llegar al muslo derecho. Él fue moviendo la mano poco a poco hasta que la cogió y le torció el cuello dos veces. Luis Alejandro mató a la pequeña gaviota y se la quería comer. No se la pudo comer porque le dio asco y pensó que estaba comiendo una rana. El sexto día rebuscó en sus bolsillos y sacó las tarjetas de crédito del almacén de Mobile. Luego, se comió las tarjetas que ya estaban desechas por la humedad. El séptimo día, vio las gaviotas nuevamente por tercera vez y le ocasionaron terror y desesperación. Pensó que estaban perdidas lo que significaba que la balsa estaba lejos de la tierra.

En el séptimo día un pez de color verde brillante de medio metro de longitud, saltó dentro de la balsa. El náufrago le pegó al pez con uno de los remos y al tercer golpe lo mató. El olor de la sangre del pez hizo que los tiburones se lanzaran con fuerza al piso de la balsa. Después de comer dos pedazos del pescado, se sintió lleno. Luego, para mantener fresco el resto del pez decidió lavarlo en el mar, pero cuando lo sumergió un tiburón mordió el pez y él no pudo contra el tiburón.

        En su octavo día, después de las doce de la noche, una ola enorme le viró la balsa. Luego, otra ola le viró la balsa nuevamente. Él estaba amarrado con su cinturón y pasó mucho trabajo para soltarse. Así fue que amaneció su octavo día en el mar y luego le apareció una gaviota grande, oscura y vieja que voló sobre la balsa. La gaviota lo acompañó todo el día y toda la noche. En su noveno día tenía la espalda ampollada, tenía quemado los hombros y los brazos. En este día vio una tortuga amarilla con una cabeza atigrada y tenía unos ojos fijos e inexpresivos como dos gigantescas bolas de cristal, que miraban espantosamente. Este suceso de la tortuga le hizo recobrar el miedo ya que no sabía si era realidad o fantasía. Luego, le sucedió algo increíble. En el centro de la balsa, enredada entre los cabos de la maya, había una raíz roja como esas raíces que machacan en Boyacá para hacer color y él no se acordaba del nombre. Tenía mucha hambre y mordió la raíz. La raíz le supo a sangre y soltaba un aceite espeso y dulce que le refrescó la garganta.

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